«Plantear el aborto como un derecho es inhumano y una aberración moral y jurídica»

El obispo de Jerez, monseñor José Mazuelos Pérez ha conversado con Análisis Digital sobre un tema de candente actualidad: la nueva Ley del Aborto que el Gobierno quiere imponer a todos los españoles. Al respecto, Monseñor Mazuelos ha defendido que toda vida humana es un alguien único e irrepetible y una riqueza para la humanidad y ha lamentado que esta Ley incrementará la eliminación de muchas vidas humanas.

- El pasado jueves se aprobó en el Congreso la nueva Ley del aborto del Gobierno, que ahora pasará al Senado. Tal y como está planteada ¿qué cree que pasará si finalmente se da luz verde?
- Lo que creo que pasará es que se pisoteará el derecho a la vida de todo ser humano y violará el deber de respetar ese derecho fundamental, esencial y troncal. Si toda vida humana es un alguien único e irrepetible y una riqueza para la humanidad, tendremos que lamentar la pobreza que supondrá el incremento de la eliminación de muchas vidas humanas. También crecerá el número de mujeres engañadas, utilizadas y con sus vidas destrozadas psicológicamente.

Las consecuencias de su aprobación es la aprobación de la filosofía nazi, que en nombre de la mayoría, determinaba la dignidad de los seres humanos en función de la raza, los intereses de los gobernantes y de la economía. Pues lo mismo sucede con la ley del derecho al aborto en la que, por mayoría, se aprueba que los seres humanos en sus primeros tres meses de vida no tienen dignidad y se pueden eliminar. Pero a su vez, también por mayoría, se decide que los seres humanos con ciertos genes o con alguna deficiencia no tienen dignidad hasta los cinco meses y medio y por tanto se pueden eliminar. Pero la incoherencia va más lejos pues en los casos graves de malformación, eso sí, sin especificar la gravedad del caso, los seres humanos pueden ser eliminados incluso hasta los nueve meses. En definitiva, las consecuencias de esta ley es poner en duda la dignidad y la igualdad de los seres humanos.

- La nueva Ley plantea el drama del aborto como un derecho de la mujer. ¿Qué opina al respecto?
- Plantear el aborto como un derecho es inhumano y una aberración moral y jurídica. Es inmoral porque toda vida humana debe ser respetada y nadie puede sentirse propietario de ninguna vida humana. Es injusta porque el derecho al aborto supone introducir un escalafón en el respeto de la vida humana, estableciendo diferencias en la dignidad de las mismas, según la edad o los genes, hasta el extremo de legalizar el racismo genético. Es inhumana porque atenta contra la naturaleza de la maternidad y contra el respeto a los más pobres e indefensos.

- Aborto, Educación para la Ciudadanía, retirada de crucifijos… ¿Por qué se eliminan algunos derechos y se crean otros?
- Hay derechos que no se pueden eliminar ni crear por mayoría, pues ellos reposan en el ser de la persona humana. De hecho, hoy se acepta que los derechos humanos son un repertorio de elementos normativos irrevocables y sustraídos del juego de las mayorías. Es decir, la aceptación de los derechos humanos supone afirmar que existen valores que se sustentan por sí mismos, que tienen su origen en la esencia del ser humano y que, por tanto, son intocables para todos los poseedores de esa esencia. Por tanto, podemos decir que con la legalización del aborto no se quitan derechos, sino que en nombre del neopositivismo jurídico se violan derechos y se quiere legalizar el privilegio de aquellos que tienen el poder de legislar. Fundamentar la dignidad de la vida humana en la opinión de la mayoría o imponer desde el estado una ideología moral y religiosa determinada no es más que convertir el derecho en el vehículo de la injusticia.

- Con respecto a que en los colegios se imparta una materia sobre educación sexual y reproductiva y que los estudiantes de medicina se van a ver obligados a aprender a practicar abortos. ¿Qué opina?
- El problema no es el que se imparta una educación sexual, sino que se quiera impartir e imponer una determinada educación sexual cimentada en la más que discutida ideología de género. Ya lo decía Santo Tomás, cuando un Estado quiere imponer la virtud a todos los ciudadanos comete una injusticia. Y eso es en definitiva lo que quieren hacer: imponer su más que discutida virtud, violando el derecho de los padres a educar a sus hijos. Sobre el aprendizaje del aborto, podemos seguir con Santo Tomás, diciendo que, si bien el estado no puede imponer la virtud, sí tiene la obligación de ser justo. Por tanto, no tiene ninguna legitimidad el estado para obligar a sus ciudadanos a practicar la injusticia que supone el aborto provocado.