Domingo, 22 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

LA MAYORÍA NO SABE QUíÉN REDACTÓ EL MANIFIESTO

Los curas rebeldes de Guipúzcoa son nacionalistas y próximos a Setién

Un mensaje político y bajo la influencia de José María Setién. El manifiesto firmado por 131 sacerdotes guipuzcoanos contra el futuro obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, no solo tiene connotaciones eclesiales. Aunque el texto se refiera a cuestiones pastorales para rechazar a Munilla, la vertiente política es innegable.

Alberto Lardiés/La Gaceta

El obispo emérito de San Sebastián, José María Setién
El obispo emérito de San Sebastián, José María Setién
Es un escrito urdido y suscrito por los curas nacionalistas vascos. Son los que no aceptan que un compañero no nacionalista dirija por primera vez en 30 años los designios de la iglesia en la provincia donde el nacionalismo tiene más arraigo.
 
Varias fuentes consultadas por La Gaceta coinciden en señalar que tras este manifiesto está la sombra del obispo emérito de San Sebastián, José María Setién. Es sintomático que suscriban el texto 11 de los 14 arciprestes de la diócesis. Los arciprestes son colaboradores directos del obispo, cargos de su confianza y que por fuerza mantienen sintonía con él. De los 11 firmantes, unos fueron nombrados por Setién y otros por su sustituto, Juan María Uriarte. Pero todos ellos mantienen una buena relación con el que fue su jefe desde 1979 hasta 2000, el símbolo de la iglesia vasca nacionalista. «Los vicarios son como los ministros, y los arciprestes como los gobernadores civiles, y todos ellos son de la cuerda de Setién», apunta un religioso que prefiere guardar el anonimato.
 
La filiación nacionalista del obispo saliente, Juan María Uriarte, está clara y ha quedado acreditada en sus nueve años al frente de la diócesis con numerosos ejemplos. No obstante, hace unos días pidió a sus compañeros que recibieran con respeto a Munilla. No ha sido así, sino todo lo contrario. El manifiesto de anteayer no tiene precedentes. El 77% de los párrocos contra el desembarco de su obispo. «La verdad es que Uriarte ha seguido la línea nacionalista de Setién, pero más moderada. Ha intentado compatibilizar con la línea marcada por Roma. Si le preguntas a muchos sacerdotes absolutamente contrarios a ETA y al nacionalismo, te hablan bien de Uriarte, aunque otros no», sostiene el religioso. «¿A quién obedecen estos curas? Está claro que al Papa no, y a Uriarte parece que tampoco. Setién sigue manejando los hilos de la Iglesia en Guipúzcoa, con el apoyo del PNV», apunta otra fuente de toda solvencia.
 
Motivos religiosos
La cuestión principal es si los motivos religiosos que arguyen los firmantes contra Munilla tienen o no fundamento. Otro sacerdote guipuzcoano consultado apunta que los curas aúnan dos motivos: «El legítimo y el político». El legítimo tiene que ver con la forma de elección del obispo, ya que se trata de una imposición y estos curas defienden las tesis de consultar al clero de la zona antes de elegir un obispo, en línea con la doctrina del Concilio Vaticano II. Pero en este caso también cuenta la «evidente motivación política» de que Munilla no es nacionalista. «Uriarte y Setién también eran impuestos, pero nadie del clero protestó en Guipúzcoa, porque eran nacionalistas», concluye. Los autores
Este periódico intentó ponerse en contacto ayer con Setién, Uriarte y los 11 arciprestes que suscriben el acuerdo. En cuanto a los dos primeros, la respuesta de la encargada de prensa del obispado fue rotunda y malhumorada: «No tenemos nada que decir». La mayoría de los arciprestes rehusó hacer declaraciones y se refirió al propio comunicado. «Agradezco su invitación, pero no me interesa», dijo Bartolomé Auzmendi, de la parroquia de San José de San Sebastián. «Me remito al comunicado», apuntó Ismael Elizalde desde Eibar.
 
«Todo está claro en el comunicado, no tengo nada que decir», señaló Eduardo Iribarren, también desde la capital de Guipúzcoa. Sí quiso hablar Edorta Kortadi Olano, arcipreste de San Ignacio y profesor de Historia del Arte en la Universidad de Deusto. «Las razones ya están en el documento. No hay que mezclar política con religión. El escrito está redactado desde una vertiente eclesial y pastoral, no tiene que ver con que este señor no sea nacionalista, todo el mundo tiene derecho y libertad ideológica, ahí no nos metemos», narró.
 
Así, los firmantes niegan que los motivos del escrito sean de índole política. Lo que no pueden negar es su cercanía al nacionalismo. Todos ellos han seguido durante años las consignas nacionalistas de Setién y Uriarte. Y algunos incluyen episodios reveladores en sus biografías. Es el caso, por ejemplo, de Ignacio Zubeldia Irazusta, párroco de Lizarza. En septiembre de 2008, este hombre no dejó entrar a la iglesia a la corporación del PP ni a sus escoltas porque no quería «pistolas» dentro. «Más que un cura es un infiltrado. Dice defender el Concilio Vaticano II pero no quiere tener trato con la corporación por no ser nacionalista», apunta la alcaldesa, Regina Otaola. «Cuando vamos a la iglesia, en la fiestas de la Virgen del Sagrario, en esa misa no se da la paz y no nos da la comunión», denuncia. Asimismo, recuerda cómo en una fachada adyacente a la Iglesia colgaron durante años enormes fotos de presos de ETA, pero «eso nunca le molestó».
 
¿Quién redactó el manifiesto que suscribieron 131 sacerdotes? Está claro que no hubo una asamblea de todos ellos. Las fuentes consultadas apuntan a un orden jerárquico de los factores. Varios sacerdotes redactan el texto y luego lo hacen llegar al resto para que se sumen a la iniciativa, con poca capacidad para negarse. El citado Kortadi Olano reconoció no haber participado en la redacción. ¿Quién se lo hizo llegar? Dado el hermetismo con el que se mueven estos sacerdotes nacionalistas, es complejo saberlo.
 
Setién, ¿ante ETA?
Todas las miradas apuntan a José María Setién. Cuando ocupaba la diócesis de San Sebastián, este hombre se distinguió por su absoluta coincidencia con los postulados del nacionalismo vasco. Además, participó como mediador durante la tregua trampa que ETA tendió al Gobierno de José María Aznar. En un lenguaje revelador, Setién siempre ha defendido la tesis de una «negociación» como única salida al «conflicto» y ha apostado por censurar las ilegalizaciones de Batasuna y sus posteriores disfraces. En los últimos años, era asesor del lehendakari Ibarretxe. Incluso, en 2007 publicó un polémico libro titulado Un obispo vasco ante ETA (Crítica).
 
 Muchos vascos recuerdan todavía un encuentro tristemente célebre entre Setién y miembros del Partido Popular. El episodio, recogido en varios libros, demuestra cómo se las gastaba este obispo nacionalista. Dos dirigentes del PP vasco de entonces, María San Gil y María José Usandizaga, visitaron al obispo en su despacho de las Iglesia del Buen Pastor de San Sebastián. Cuando las populares le pidieron un trato para las víctimas del terrorismo similar al de otros colectivos, él respondió: «¿Dónde está escrito que haya que tratar a todos los fieles por igual?».
 
La respuesta cívica
En 1999, surgió en el País Vasco el Foro el Salvador, como respuesta a la imparable politización nacionalista de la iglesia vasca, entonces comandada por Setién. Los miembros eran el párroco de Maruri, Jaime Larrínaga, el criminólogo Antonio Beristain y el historiador Fernando García de Cortázar, entre otros. La respuesta de Setién y sus políticos afines fue demoledora. Hoy, Beristain no puede dar misa en el País Vasco.
 
Como se sabe, Larrínaga se vio obligado a marcharse del País Vasco tiempo después por la presión asfixiante del nacionalismo. Asimismo, Beristain y García de Cortázar sufrieron amenazas de la banda asesina. Otro de los firmantes de aquel manifiesto era José Luis Orella, director del departamento de Historia y Pensamiento de la Universidad San Pablo CEU. Con cierta ironía, Orella manifestó a La Gaceta que había felicitado a José Ignacio Munilla porque «al menos tiene a 20 sacerdotes de su parte». Según Orella, los sacerdotes firmantes son terminaron sus estudios en los años sesenta y setenta, influidos por la Teología de la Liberación. «Juzgan la realidad en base a esa época, tienen una visión anacrónica y rechazan a los principales movimientos de la Iglesia».
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