LOS GRANDES OLVIDADOS
Dramático llamamiento del padre Neuhaus sobre la «Iglesia invisible» de los judíos católicos
En el permanente conflicto de Tierra Santa, los ojos de los cristianos de todo el mundo parecen fijarse nada más en sus hermanos de Fe palestinos. Y se descuida una realidad minoritaria enfrentada a problemas muy distintos. Son sólo nueve sacerdotes... y ni siquiera el consuelo de ver reconocida su labor, aunque Ayuda a la Iglesia Necesitada les echará una mano en un punto clave.
El padre David Mark Neuhaus, vicario del Patriarcado Latino para los católico de lengua hebrea en Israel, es un jesuita, judío de nacimiento, que se ordenó sacerdote en el año 2000. Licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad de Jerusalén, se formó también en el Pontificio Instituto Bíblico y actualmente enseña Sagradas Escrituras en el seminario del Patriarcado y en la Universidad de Belén. Y entre sus méritos figura, desde luego, haber sabido llevar a los medios en los últimos años la realidad escondida de los judíos de religión católica.
Esa realidad consta de seis centros y nueve sacerdotes para todo Israel: «El trabajo es verdaderamente el de buscar las ovejas perdidas, aquellos que no saben que existe esta Iglesia de lengua hebrea y que es posible vivir una vida católica en hebreo entre la sociedad israelí judía», explica a la Agencia Zenit.
El peligro de la asimilación
Para lograr ese objetivo, y entre otros proyectos, Ayuda a la Iglesia Necesitada colaborará en la publicación de una colección de libros de catequesis para niños. También serán decisivos proyectos de campamentos e iniciativas de formación para parejas jóvenes y catequistas.
Y es que «rezar en hebreo, vivir como católico en hebreo, vivir como una minoría católica en una sociedad judía, es una realidad muy nueva para la Iglesia», añade Neuhaus: «De hecho, somos una Iglesia casi invisible». En efecto, las iglesias e instituciones católicas (escuelas, hospitales, centros sociales) son o de lengua árabe o extranjeras. Sin que eso implique problema con los árabes cristianos. Antes al contrario, la comunión con ellos, «en un contexto de conflicto nacional... puede ser un signo de esperanza para nuestro país».
El pequeño vicariato de la comunidad de los católicos de lengua hebrea nació en 1955, cuando los primeros pobladores, religiosos, religiosas, sacerdotes y laicos, fundaron la obra de San Jaime para responder a la nueva realidad del establecimiento del Estado de Israel. Había que atender a la inmigración masiva de judíos, que incluía a los judíos convertidos, los católicos cónyuges de judíos y los católicos que llegaban para trabajar en Israel.
La situación, sin embargo, tiene tintes dramáticos. Además de la emigración, los católicos judíos se enfrentan al riesgo de la asimilación, y entre ambas tendencias su número ha disminuido en los últimos años: «La nueva generación de católicos israelíes de lengua hebrea tiende a encontrar su lugar en la sociedad judía laica... Nosotros no tenemos instituciones educativas ni de otro tipo. Nuestras comunidades, muy pequeñas, no crean un medio social para nuestros jóvenes, que tienen a casarse con judíos y muy a menudo nuestros jóvenes se convierten al judaísmo para casarse».
Algún signo positivo
Sólo la poderosa inmigración de la ex-Unión Soviética ha aportado un cierto número de católicos de lengua rusa. Y otro elemento positivo ha sido la consagración episcopal en 2003 del vicario patriarcal, el abad benedictino Jean-Baptiste Gourion, lo cual «ayudó a dar una cierta visibilidad a esta presencia de la Iglesia en Israel», añade Neuhaus.
Por todos estos motivos, el vicariato de católico de lengua hebrea participará en el Sínodo para la Iglesia de Oriente Próximo, que se celebrará del 10 al 24 de octubre de 2010, junto a las iglesias hermanas que viven en el seno de una cultura islámica.
«La cálida cordialidad del Santo Padre es siempre un gran consuelo», remata el padre Neuhaus como síntesis de un llamamiento general a los católicos de todo el mundo para que no se olviden de que en Tierra Santa no sólo se le reza a Jesucristo en lengua árabe: también en lengua hebrea.
Esa realidad consta de seis centros y nueve sacerdotes para todo Israel: «El trabajo es verdaderamente el de buscar las ovejas perdidas, aquellos que no saben que existe esta Iglesia de lengua hebrea y que es posible vivir una vida católica en hebreo entre la sociedad israelí judía», explica a la Agencia Zenit.
El peligro de la asimilación
Para lograr ese objetivo, y entre otros proyectos, Ayuda a la Iglesia Necesitada colaborará en la publicación de una colección de libros de catequesis para niños. También serán decisivos proyectos de campamentos e iniciativas de formación para parejas jóvenes y catequistas.
Y es que «rezar en hebreo, vivir como católico en hebreo, vivir como una minoría católica en una sociedad judía, es una realidad muy nueva para la Iglesia», añade Neuhaus: «De hecho, somos una Iglesia casi invisible». En efecto, las iglesias e instituciones católicas (escuelas, hospitales, centros sociales) son o de lengua árabe o extranjeras. Sin que eso implique problema con los árabes cristianos. Antes al contrario, la comunión con ellos, «en un contexto de conflicto nacional... puede ser un signo de esperanza para nuestro país».
El pequeño vicariato de la comunidad de los católicos de lengua hebrea nació en 1955, cuando los primeros pobladores, religiosos, religiosas, sacerdotes y laicos, fundaron la obra de San Jaime para responder a la nueva realidad del establecimiento del Estado de Israel. Había que atender a la inmigración masiva de judíos, que incluía a los judíos convertidos, los católicos cónyuges de judíos y los católicos que llegaban para trabajar en Israel.
La situación, sin embargo, tiene tintes dramáticos. Además de la emigración, los católicos judíos se enfrentan al riesgo de la asimilación, y entre ambas tendencias su número ha disminuido en los últimos años: «La nueva generación de católicos israelíes de lengua hebrea tiende a encontrar su lugar en la sociedad judía laica... Nosotros no tenemos instituciones educativas ni de otro tipo. Nuestras comunidades, muy pequeñas, no crean un medio social para nuestros jóvenes, que tienen a casarse con judíos y muy a menudo nuestros jóvenes se convierten al judaísmo para casarse».
Algún signo positivo
Sólo la poderosa inmigración de la ex-Unión Soviética ha aportado un cierto número de católicos de lengua rusa. Y otro elemento positivo ha sido la consagración episcopal en 2003 del vicario patriarcal, el abad benedictino Jean-Baptiste Gourion, lo cual «ayudó a dar una cierta visibilidad a esta presencia de la Iglesia en Israel», añade Neuhaus.
Por todos estos motivos, el vicariato de católico de lengua hebrea participará en el Sínodo para la Iglesia de Oriente Próximo, que se celebrará del 10 al 24 de octubre de 2010, junto a las iglesias hermanas que viven en el seno de una cultura islámica.
«La cálida cordialidad del Santo Padre es siempre un gran consuelo», remata el padre Neuhaus como síntesis de un llamamiento general a los católicos de todo el mundo para que no se olviden de que en Tierra Santa no sólo se le reza a Jesucristo en lengua árabe: también en lengua hebrea.
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