PARA QUE EL PRIMADO DE PEDRO SEA UNIVERSAL
Benedicto XVI tiende puentes hacia la reconciliación con la Iglesia ortodoxa
Una de las características del pontificado de Benedicto XVI está siendo el acercamiento paulatino a los cristianos separados. Lo ha hecho con lefevbristas y anglicanos y también con los ortodoxos. Acaba de anunciar que buscará fórmulas para que el Primado de Pedro «pueda realizar un servicio de amor reconocido por todos».
El papa Benedicto XVI ha comunicado a la Iglesia Ortodoxa que se estudiarán las formas para que su ministerio del Obispo de Roma, el Primado de Pedro, «pueda realizar un servicio de amor reconocido por todos». El Pontífice ha enviado este mensaje al patriarca ecuménico de Constantinopla (Estambul), Bartolomé I, con motivo de la festividad de San Andrés, el patrón de la Iglesia ortodoxa, que se celebra hoy, hecho público en esta jornada por el Vaticano.
El Patriarcado ortodoxo tiene también por costumbre mandar a Roma una delegación con motivo de la festividad de San Pedro y San Pablo, que se celebra el 29 de junio.En su misiva, Benedicto XVI recordó su viaje a Estambul hace ahora tres años y dijo que el testimonio de los cristianos será «más creíble si todos los creyentes en Cristo son un sólo corazón y una sola alma». Benedicto XVI, como Juan Pablo II, mantiene que la división de los cristianos es una «vergüenza» que quita credibilidad al anuncio del Evangelio. El obispo de Roma manifestó que la Iglesia católica «entiende el Ministerio Petrino (el del Papa) como un don del Señor a su Iglesia» y que ese ministerio no debe ser interpretado «en una perspectiva de poder, sino en el ámbito de una eclesiología de unidad, como servicio a la unidad en la verdad y en la caridad», informa Efe.
Mientras se llega a esa unidad rota en 1054 con el cisma entre Oriente y Occidente, Benedicto XVI afirmó que los cristianos deben trabajar juntos en la defensa de la dignidad del ser humano, de los valores morales fundamentales, en la promoción de la justicia y de la paz.
Ahora a las dos iglesias les separan razones teológicas, como el rechazo de los ortodoxos al primado de la Iglesia de Roma y la negativa de la infalibilidad del Papa. Los ortodoxos no reconocen la validez de los sacramentos católicos, al contrario que la Iglesia católica que sí admite, desde el Concilio Vaticano II, los de la Iglesia ortodoxa. Los ortodoxos culpan a Roma de proselitismo y de intentar expandirse en territorios hasta ahora bajo su control.
Visto que el Primado de Pedro es uno de los escollos, Juan Pablo II ya dijo en varias ocasiones que estaba dispuesto a que teólogos y expertos debatieran ese tema para encontrar una solución aceptada por todos. Benedicto XVI considera la unidad de los cristianos uno de los ejes de su pontificado y ha dicho estar dispuesto a dar pasos efectivos para lograrla. En noviembre de 2007 las iglesias ortodoxas reconocieron al Obispo de Roma como «Primer Patriarca», aunque siguen discrepando con los católicos sobre la interpretación de sus prerrogativas, según un documento conjunto aprobado por la Comisión Mixta para el Diálogo Teológico entre católicos y ortodoxos.
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