El niño padece una enfermedad congénita
Quiso matarle pero ahora no le cambiaría por nada del mundo
La británica Jodie Percival intentó abortar a su hijo Finley porque éste sufría de una enfermedad congénita en el riñón. La joven supo que el pequeño no fue eliminado semanas después cuando le hicieron una ecografía. Al principio se enojó por el aborto fallido; y estando dentro del plazo legal en Inglaterra para tratar de acabar con él nuevamente, decidió al final conservar a su bebé. Ahora afirma que "no lo cambiaría por nada del mundo"
(ACI) Jodie Percival es una joven de 25 años de edad que intentó abortar a su hijo Finley porque éste sufría de una enfermedad congénita en el riñón. La joven supo que el pequeño no fue eliminado semanas después cuando le hicieron una ecografía. Al principio se enojó por el aborto fallido pero aun estando dentro del plazo legal en Inglaterra para tratar de acabar con él nuevamente, decidió finalmente conservar a su bebé. Thane, el primer hijo de Jodie Percival, vivió solo durante 20 minutos después del parto prematuro en el que nació, porque padecía de la misma enfermedad congénita que Finley. Su segundo hijo, Lewis, quien ya tiene 20 meses, nació con una condición similar y ahora vive con un solo riñón. Cuando Jodie quedó embarazada por tercera vez, ella y su novio Billy Crampton decidieron abortarlo. "Decidir acabar a las 8 semanas eran tan horrible… pero no podía enfrentar la angustia de perder otro bebé", señala Percival al Daily Mail de Inglaterra. Tiempo después del aborto, Jodie sintió movimiento en su vientre. Su médico le dijo que se hiciera una ecografía, tras la cual descubrieron que tenía 19 semanas de embarazo. El bebé había sobrevivido a la práctica anti-vida. "No podía creerlo. Este era el bebé que yo pensé ya había eliminado", comentó al medio inglés. "Al principio estaba molesta de que eso nos pasara, que el procedimiento hubiera fallado. Escribí al hospital, porque no podía creer que me hubieran decepcionado así. Me contestaron y me dijeron que esto era muy inusual". Una semana más tarde, Jodie y su novio supieron que Finley también tenía problemas en los riñones, porque ella tiene un gen que origina el riñón multicístico, un desorden congénito que produce quistes en esta parte del organismo. Los doctores les explicaron a los padres que este niño podría sobrevivir por lo que decidieron darle una oportunidad y no abortarlo, estando dentro del plazo legal en el que el aborto se permite en Inglaterra. En noviembre Finley nació tres semanas antes de lo previsto pesando unos tres kilos. Tiene un problema menor en el riñón pero según los doctores, podrá hacer una vida normal. "No podía creer todo lo que este niño atravesó y que además se vea ahora tan perfecto. Me cuesta pensar en lo que ha tenido que pasar. Ahora está aquí y no lo cambiaría por nada del mundo", cuenta Jodie.
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