ES EL SÍMBOLO MÁS PRECIADO PARA ELLOS
Los católicos de Zambia reciben a los misioneros regalándoles una cabra
Tres nuevos misioneros oblatos se caban de incorporar a una parroquia en Zambia. Les reciben con honores tras ocho interminables horas de viaje. Y como regalo estrella, el animal más preciado en la zona: una cabra.
Según informa el Servicio Misionero de Noticias en España, tres misioneros oblatos se han incorporado recientemente a la parroquia San Leopoldo de Shangombo, en Zambia; se trata de los padres Evans C. Chinyemba, Valentine Balumba y Kelvin Lubinda que salieron de Mongu y llegaron a Shangombo, después de un trayecto de más de 8 horas, en una carretera llena de baches. La distancia entre Mongu y Shangombo es de 268 km.; con una buena red de carreteras, el viaje habría durado tan sólo dos horas y media.
La llegada de los Oblatos fue un momento de mucho entusiasmo para la gente de la parroquia San Leopoldo. Los feligreses y la gente venidos de muy lejos, como Santa Cruz en Angola, formaron líneas para acoger a los Oblatos, juntos con el obispo de la diócesis de Livingstone, Mons. Raymond Mpezele. El ritual de bienvenida implicó entre otras cosas, canciones Kwamashi. Mons. Mpezele nombró al padre Evans como cura de la parroquia, junto con los otros dos misioneros Valentine y Kelvin como asociados. En su homilía el obispo agradeció a los Oblatos asumir la responsabilidad de cuidar y guiar a la gente de la parroquia de San Leopoldo.
Tras la Misa, los Oblatos recibieron regalos incluyendo una cabra. Las cabras tienen un papel eminente en la historia de Shangombo. Se dice que en el antiguo tiempo, este lugar estaba cubierto de cabras (ngombo en Kwamashi). Y de hecho, Shangombo significa el lugar de las cabras. Era importante pues ofrecer una cabra como regalo de bienvenida a los misioneros.
El distrito de Shangombo tiene una población de más de 82.000 habitantes. Es uno de los distritos más distantes del país; se encuentra a 870 km. de Lusaka. Actualmente, el distrito carece de infraestructuras: escuelas, hospitales y una red de carretera decente. A pesar de las condiciones económicas desfavorables en Shangombo, la gente vive del trabajo en el campo. Cultivan maíz como fuente de ingresos y comida para sus familias.
«Como Oblatos, estamos felices de estar presentes en Shangombo. Nuestra historia como misioneros es una historia de estar dispuestos a trabajar allí donde nadie más quiere servir. Nos reunimos en comunidad y Jesús se convierte en nuestro punto focal. Somos conscientes de que la gente de Shangombo nunca ha tenido un sacerdote que residiera por varios años. Los feligreses asumieron la responsabilidad de conducir la parroquia a su manera. Nuestra tarea será ayudar a restablecer el funcionamiento de las estructuras parroquiales, según lo que se hace en la diócesis de Livingstone. Los Oblatos, venimos a Shangombo para aprender. Aprenderemos de la gente, y juntos haremos que Cristo sea conocido y abrazado. Para aquellos que conocieron a Cristo y lo abandonaron, nuestra tarea será reintroducir a Cristo para que les dé forma a sus vidas. Comenzamos nuestra misión haciéndonos conscientes del lugar que nuestra madre tiene en la vida de cada Oblato. Estamos confiados de que María, primer discípulo de Jesús, nos ayudará a aprender de ella para poder escuchar la voz de Cristo, que con urgencia nos llama a servir a la gente de la parroquia de San Leopoldo», declaró el padre Evans.
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