Viernes, 27 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

ETTORE GOTTI TEDESCHI

La Santa Sede elige a un hombre de Botín para dirigir el «Banco Vaticano»

El nuevo presidente del IOR, Ettore Gotti Tedeschi, presidente del Banco Santander en Italia, es partidario de un capitalismo cristianamente inspirado. Para él los nacimientos numerosos son el primer motor de la economía y oye misa cada mañana.

Sandro Magister/L´Espresso

Ettore Gotti Tedeschi
Ettore Gotti Tedeschi
Mientras que en Italia, entre agosto y setiembre, estaba ocurriendo la dramática defenestración de Dino Boffo, director único de los medios de comunicación de propiedad de la Iglesia católica, en la otra orilla del Tíber se preparaba en silencio y calma el cambio en el vértice de otro ente clave, el IOR, Instituto para las Obras de Religión, el banco vaticano.

También el IOR, precisamente, esta viviendo tiempos borrascosos. Un libro que describe las fechorías, atestado con documentos que no pueden ser impugnados, está desde hace meses en la alta calificación de los best sellers. Pero en el mismo quien queda mal parado no es el IOR en cuanto tal, sino unas ovejas negras de hace un tiempo, los monseñores Paul Marcinkus y Donato De Bonis. El banquero Angelo Caloia, presidente del IOR en los últimos quince años, incluso sale del libro con aureola de caballero blanco, del valeroso que ha expulsado a los rebeldes, limpiado las habitaciones y restituido al banco del Papa una imagen virtuosa. Su despedida y el nombramiento del sucesor Ettore Gotti Tedeschi han sido anunciados en paz y recíproca estima entre los dos, la mañana del 23 de septiembre.
 
El mismo día el directivo de la conferencia italiana, es decir los treinta cardenales y obispos de primera fila, estaban reunidos en Roma a puertas cerradas para discutir de varias cosas, entre las cuales precisamente figuraba precisamente la sucesión de Boffo. Pero ni de aquella cumbre, ni de los conciliábulos de los días siguientes ha salido hasta hoy una decisión unitaria.

Boffo era más que un profesional de los medios: era el «proyecto cultural» del cardenal Camilo Ruini realizado en el plano de la comunicación, era el mediador a través del cual el mensaje de la Iglesia se hacía «cultura popular».

Ruini había sido por dieciséis años, del 1991 al 2007, presidente de la CEI y con él la Iglesia había vuelto a ser protagonista del espacio público como nunca en el pasado. Su proyecto era la perfecta transposición en Italia de la visión planetaria de Juan Pablo II.
 
A través de él, las oposiciones al plan ruiniano han vuelto a tomar aliento entre los obispos, el clero, el laicado católico, además de la secretaría de Estado vaticana. Era Boffo quien mantenía la línea de resistencia, desde la cabina de la dirección del diario «Avvenire», de la televisión Sat 2000, de la radio. Ahora que también él ha sido echado, atropellado por el «Giornale» de Vittorio Feltri y Silvio Berlusconi, además de ser acribillado por católicos influyentes que habían estado entre sus mejores firmas, de Vittorio Messori a Giovanni Maria Vian, este último actual director de «L´Osservatore Romano», la elección de quién le sucederá dirá también cuál será la futura dirección de marcha de la jerarquía católica italiana.
 
En el IOR suena otra música. Allí el cambio ya ocurrió y en plena transparencia, por voluntad de la secretaría de Estado y con el placet de Benedicto XVI. Si de Angelo Caloia las biografías eran escasas, rarísimas las apariciones públicas, insondable el pensamiento, todo lo opuesto ocurre con su sucesor a la cabeza del banco vaticano. De Ettore Gotti Tedeschi se conocen su vida y milagros, simpatías y aficiones, agenda e ideas.
Su última aparición, antes del nombramiento, ha sido el 19 de setiembre en el Palacio de la Bolsa de Génova. Discutió, junto al arzobispo de la ciudad y presidente de la CEI, cardenal Angelo Bagnasco, la encíclica «Caritas in veritate» de Benedicto XVI. Dijo que la actual crisis mundial de la economía «ha tenido origen en el no haber seguido las condiciones de la "Humanae vitae"», es decir de la negación de la vida y del impedimento de los nacimientos.
 
Gotti Tedeschi había expresado el mismo concepto también en un editorial en «L´Osservatore Romano» del pasado 6 de junio. Si la hegemonía económica del mundo pasará del Occidente a China, escribió, se debe a las diferentes tasas de natalidad y de densidad poblacional. El modo como va la demografía determina el crecimiento o el decrecimiento de la capacidad productiva de una economía.

Gotti Tedeschi tiene cinco hijos: «Y de una sola esposa», precisa. Vive en la campiña de Piacenza, donde nació hace 64 años, en Pontenure, no lejos del gran río Po. La mañana se levanta muy temprano, como un monje. Con su BMW llega a Milán al alba. Lee los diarios en su oficina de presidente en Italia del Banco Santander, el primer banco privado de Europa, de propiedad de una familia laica de España, los Botin. Luego va a misa todas las mañanas, nunca se pierde una.

Enseña ética de las finanzas en la Universidad Católica de Milán. Pero es también consejero del Banco San Paolo de Turín y de la Caja de Depósitos y Préstamos, que es el brazo operativo del ministerio del Tesoro.
 
El 23 de setiembre, mientras el Vaticano hacía público su nombramiento como nuevo presidente del IOR, Gotti Tedeschi estaba en Roma precisamente en una reunión decisiva de la Caja, para aprobar un plan industrial de 50 mil millones de euros en infraestructura y edilicia popular. La Caja de Depósito y Préstamos es la creatura predilecta de Giulio Tremonti, el actual ministro del Tesoro, del cual Gotti Tedeschi es consejero «para los problemas económicos, financieros y éticos en los sistemas internacionales», un cargo instituido a propósito para él.
 
Antes del nombramiento, Gotti Tedeschi nunca había puesto un pie en el IOR, ni se ocupado del mismo para nada. Pero en el Vaticano era ya desde hace algún tiempo como de casa. El cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado, lo había llamado para ayudar hace un año para enderezar la gestión financiera de la Gobernación de la Ciudad del Vaticano, cuyos balances terminaron en rojo en el 2008 en más de 15 millones de euros.
 
Parece que la medicina funcionó. El principal responsable de la mala gestión, el secretario general de la Gobernación, monseñor Renato Boccardo, ha sido enviado como obispo de Spoleto y Nursia, cuando ambicionaba una nunciatura de primerísimo orden y por esto incluso había rechazado la sede de Viena. En su lugar está ahora el lombardo Carlo María Viganò, que dentro de no mucho tiempo ascenderá al grado más alto de la Gobernación, reemplazando al actual número uno, el cardenal Giovanni Lajolo.
 
Como banquero Gotti Tedeschi se formó en aquella nave escuela de las grandes finanzas internacionales que es la americana McKinsey. Como católico se convirtió de «superficial» a ferviente en los años Sesenta, con el maestro espiritual, sacerdote y teólogo tradicionalista Giovanni Cantoni. Los libros que han revelado su pensamiento al gran público son «Dinero y Paraíso», del 2004, con prefacio del cardenal Giovanni Battista Re, y «Espíritus animales. La competencia justa», editado por la Universidad Bocconi y con prefacio de Alessandro Profumo, presidente del primer banco italiano en Europa, Unicredit.
 
Pero además hay otras publicaciones menores suyas, no por ello menos reveladoras. En el 2007 Gotti Tedeschi, él que es el más alto católico entre los banqueros, firmó un manifiesto ultraliberal en 13 puntos lanzado por el ex secretario del extremadamente laico partido radical, Daniele Capezzone. El manifiesto proponía una única «flat tax» al 20 por ciento, el presidencialismo al estilo americano o francés, el crédito de imposta para la sanidad y la escuela, la obligación para el público administrador de pagar los daños causados por él, la pensión a los 65 años, el retiro de la tasa del trabajo extraordinario, la abolición de las ordenes profesionales y del valor legal de los títulos de estudio.

Hace años Gotti Tedeschi propuso otorgar el Nobel para la economía a Juan Pablo II, por la encíclica «Centesimus agnus». Más recientemente a Benedicto XVI por la «Caritas in veritate», a cuya redacción él contribuyó.
 
También a augurado que le den el Nobel al premier inglés Gordon Brown por haber apoyado en «L´Osservatore Romano» una propuesta suya, grandiosa y «ventajosa» para todos, de inversión en los países pobres, a favor de aquellos dos o tres mil millones de personas que esperan sólo mejorar su vida.
 
Hasta parece que el IOR es demasiado estrecho para un nuevo presidente de tales vastos y explosivos propósitos. Pero la aventura apenas ha comenzado.
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