SE HAN TRASLADADO A LA AGUILERA, EN BURGOS
Las clarisas de Lerma abren otro monasterio por el gran aumento de vocaciones entre las jóvenes
Desde junio de este año, algunas las hermanas clarisas de Lerma se han trasladado al monasterio de San Pedro Regalado, en La Aguilera, Burgos. El convento de Lerma se ha quedado pequeño. Un ejemplo de este éxito vocacional es Sofía Sánchez.
Ha dejado el estudio de los cuerpos en la facultad de Medicina para dedicar su vida al cuidado de las almas en un convento. Es la historia de Sofía Sánchez, una joven de 22 años nacida en Manzanares (Ciudad Real) que el 4 de octubre entrará en la comunidad de clarisas de La Aguilera, en Burgos.
Desde que contaba con 13 años tenía claro que su vida era para entregarla a Dios, siendo su mayor deseo poder dedicarse a ayudar a los pobres de África. Vivió junto a sus padres y sus hermanas en Manzanares hasta que, hace cuatro años, se trasladó junto a su hermana Estefanía a Alcalá de Henares (Madrid) para comenzar su carrera universitaria. Dos años después, su hermana dejó la carrera de Historia para entrar en una comunidad de clarisas de Lerma (Burgos).
Hasta el pasado mes de junio, Sofía recorría los pasillos de su facultad y participaba en las actividades de la delegación de juventud de la diócesis de Alcalá compartiendo amistad y vivencias con las diferentes personas que se cruzaban en su camino.
Para Sofía, es ahí, en la realidad diaria, donde se puede conocer a Cristo, donde se le puede encontrar. «Yo simplemente he mirado a mi alrededor y he encontrado a personas que viven de una forma distinta, que tienen algo especial, que toman en serio su propia vida, la de los demás y en cada circunstancia, que ponen en juego toda su humanidad a cada instante; personas ante cuyas vidas me he preguntado por qué viven así o Quién hace posible que vivan así. Es en ellos donde he encontrado a Cristo. Ello ha despertado en mí la fe, he conocido la belleza del cristianismo y la belleza de comunicarlo», afirma.
Sofía entrará en el convento de La Aguilera, al que fueron trasladadas algunas religiosas debido a que el monasterio de Lerma se quedó pequeño para las más de cien religiosas que allí vivían. Es el mismo en el que, desde 2007, está su hermana. Pero Sofía explica que su decisión no se ha basado en esta circunstancia y afirma que «mi criterio ha sido Cristo, Él es mi razón y el sentido de mi vida entera. Mi vida por Cristo y desde Él, y a través de la oración, a toda la humanidad».
Explica que entrar en la vida monástica «no supone negar mi vida anterior pues precisamente todo lo vivido, todo lo conocido, todo lo aprendido... me permite hoy dar este paso. Es cierto que, aparentemente, dejo todo, pero Dios me concede tener la firme certeza de que todo ello lo acojo desde Él, que es la única forma de que todo permanezca».