Viernes, 27 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

LA IGLESIA DE EEUU, CONTRA LA REFORMA SANITARIA

«El terreno común de Obama sobre el aborto es mentira»

El arzobispo de Denver ha calificado de «mentira» la pretensión de Obama de dialogar sobre un «terreno común» con los opositores al aborto en el marco de la reforma sanitaria ya que el Ejecutivo federal de EEUU «permite o ayuda a financiar el asesinato de niños no nacidos».

Juan C.Sanhauja/NG

Charles Chaput, obispo de Denver
Charles Chaput, obispo de Denver

Monseñor Charles Chaput, arzobispo de Denver, calificó de «mentira» el término «terreno común» usado por Obama y sus seguidores, especialmente los llamados católicos disidentes, para «dialogar» sobre el aborto. El término terreno común ha cobrado especial importancia en el debate sobre la reforma del sistema de los seguros de salud impulsada por el Gobierno de Obama.

Para monseñor Chaput, en su sentido auténtico el concepto «terreno común» es muy positivo, porque está enmarcado por el de «bien común», que es central en la doctrina social católica. Pero es una mentira calificar de terreno común a un «sistema que permite o ayuda a financiar -no importa cuán sutil o indirectamente- el asesinato de niños no nacidos, o la discriminación contra las personas mayores y personas con necesidades especiales».

Los obispos y la reforma

Si bien los obispos norteamericanos ven la necesidad de una reforma del Sistema Nacional de Salud, exigen que el aborto sea explícitamente excluido de la nueva legislación promovida por Obama y sus funcionarios, especialmente por la pseudo católica abortista Kathleen Sebelius, secretaria de Salud.

El 17 de julio monseñor William Murphy, obispo de Rockville y presidente del Committee on Domestic Justice and Human Development de la Conferencia Episcopal, exigió al Congreso «una reforma satisfactoria del sistema de salud que ofrezca atención médica universal, asequible y de calidad, que proteja y respete la vida y dignidad de todas las personas desde la concepción hasta la muerte natural».

El 29 del mismo mes, el cardenal Justin Rigali, arzobispo de Filadelfia y presidente del Comité de Actividades Pro Vida de la Conferencia Episcopal, reiteró la petición al Congreso: «la reforma, muy necesaria, no debe volverse un instrumento para promover un programa de ‘derecho al aborto’», ni para revocar la prohibición «de cobertura obligatoria del aborto y su financiación con fondos públicos». El cardenal Rigali insistió el 11 de agosto, en una carta dirigida a cada uno de los miembros de la Cámara de Representantes, remarcando que la legislación sobre salud debe «respetar la vida desde la concepción hasta la muerte natura».

El 9 de agosto, monseñor Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York, señaló que la «reforma sanitaria es algo bueno», pero recordó que si ésta «lleva a la destrucción de la vida, la Iglesia no puede ser cómplice». También en agosto, monseñor Walter Nickless, obispo de Sioux City, declaró que la Iglesia nunca aceptará una legislación que admita en la cobertura de salud el aborto, la eutanasia y la investigación con células embrionarias. «Rechazamos ser cómplices del mal», concluyó Nickless. Monseñor Robert Vasa, obispo de Baker, calificó al proyecto de «fatalmente erróneo».

Las propuestas dialoguistas, para encontrar un terreno común para reducir el número de abortos, se concretaron en un proyecto de ley de los representantes demócratas Tim Ryan y Rosa DeLauro, que consiste en aumentar el reparto masivo de anticonceptivos. El obispo de Youngstown, monseñor George Murry, SJ, desautorizó públicamente a Ryan, que pertenece a su diócesis. El proyecto -dijo Murry- «está basado en el error de suponer que un mayor acceso a anticonceptivos reduce los abortos. Numerosos estudios y experiencias demuestran que la distribución de anticonceptivos no reduce los embarazos inesperados ni los abortos». El obispo también advirtió que los contraceptivos pueden tener efecto abortivo.

La reforma del sistema de salud

Siguiendo al boletín de Vida Humana Internacional, la reforma del sistema de salud de Obama:

- Incluye el aborto sin restricciones. La financiación de ese crimen con dinero público hace cómplices de él a todos los ciudadanos que pagan sus impuestos.

- Incluye la eutanasia encubierta. Se limitan las consultas médicas, los medicamentos y los cuidados necesarios para enfermos crónicos, desde chicos con síndrome de Down hasta enfermos de cáncer, lo mismo que para los ancianos y para los veteranos de guerra. Obama concreta de este modo el nuevo paradigma de la salud en Estados Unidos. El nuevo paradigma, oficialmente adoptado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) le reconoce el derecho a la salud sólo a aquellos ciudadanos que sean o puedan llegar a ser adultos sanos y productivos.

- Niega el derecho a la objeción de conciencia a los profesionales de la salud que no quieren involucrarse en estas prácticas.

- Le da un control casi exclusivo al Gobierno en cuanto a las pólizas de seguro de salud. Crea un Comité de Salud que puede tomar decisiones sobre los pacientes. Le otorga al gobierno federal el poder de vigilar las cuentas bancarias personales para averiguar los gastos en salud de cada ciudadano.

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