Viernes, 22 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

La confesión de un intelectual musulmán: «Debemos aprender de los cristianos, saben dialogar»

Asianews / ReL

Idris Tawfiq, profesor en Al-Azhar
Idris Tawfiq, profesor en Al-Azhar
El mundo musulmán "debe aprender el respeto recíproco y el escuchar al otro, dado que la violencia y la agresividad no son caminos útiles ni siquiera si se quiere hacer proselitismo. He aprendido de los cristianos que se puede estar juntos, fieles de religiones o tradiciones diversas, sin condenarse o mandarse al infierno". 

Lo escribe Idris Tawfiq, profesor en la prestigiosa universidad islámica de Al- Azhar, en un largo testimonio de su participación al Forum del consejo Mundial de las Iglesias que se desarrolló en los días pasados en Corea del Sur. A continuación el texto integral la traducción de AsiaNews.
 
El Consejo Mundial de las Iglesias (Wcc) fue fundado después de la II Guerra Mundial. Se trata de un fórum para los cristianos que trata de unir las diversas confesiones del cristianismo tras siglos de división. Desde su nacimiento, anglicanos, luteranos, ortodoxos y cristianos evangélicos- todos con historias, tradiciones y creencias diversas- han trabajado para que un día será una única iglesia cristiana. Desde entonces, cada 7 años el Wcc convoca un Congreso Mundial donde miembros de las Iglesias se reúnen para discutir sobre la fe que tienen en común.
 
Es por esto que en noviembre de 2013, unos 4.000 cristianos de todo el mundo se dieron cita en Busan (Corea del Sur), para la 10 Asamblea del Consejo Mundial de las Iglesias. La elección del lugar de reunión es significativa en sí, dado que corea está dividida físicamente en dos partes desde hace ya 60 años. El tema de la Asamblea era: "Dios de la vida, guíanos a la justicia y a la paz": los participantes han rezado juntos, hablando juntos y hasta discutido en manera vigorosa juntos por 10 días, marcados por encuentros y reuniones.
 
Al encuentro asistieron muchos líderes religiosos mundiales. Por ejemplo el arzobispo de Canterbury, guía espiritual de 80 millones de anglicanos, que ha llevado un mensaje de saludo y ha invitado a los delegados a "trabajar con pasión" por una mayor unidad, en nombre del bienestar mundial.

En todo esto, he participado al encuentro como huésped del Secretariado del Wcc, el Rev. Olav Fykse-Tveit, pastor luterano de Noruega. La primera vez que nos encontramos fue en Edimburgo, en Escocia y hablamos en la misma conferencia sobre nuestras propias creencias. En otra ocasión, fui al cuartel general del Wcc, en Ginebra, para discutir con él sobre cristianos y musulmanes en Medio Oriente.
 
¿Qué hacía allí?
 Fue necesario del tiempo y un poco de persuasión para convencer algunos amigos míos en Facebook que "no me estaba yendo para otro lado". De hecho, la verdad es muy distinta. Yo fui a aquel encuentro como musulmán. Estaba allí para escuchar y aprender, pero, una cosa aún más importante, también para testimoniar con calma al Islam. Hablando en el mismo palco del arzobispo de Canterbury, por ejemplo tuve que decir a los presentes que- si bien ellos creen que Jesús haya muerto en la cruz- el Corán me dice que eso no es verdadero. Y que ellos creen que Jesús sea el Hijo de Dios, mientras que el Corán me dice que no lo es.

Todavía, tener creencias diversas, no nos ha llevado a pelearnos uno con otros. La gente cree en cosas muy distintas y en un mundo devastado por la violencia religiosa, es importantísimo que las personas de fe puedan convivir en paz y trabajar juntos por quien es más pobre que ellos (desde el punto de vista religioso). Respetar el derecho a la libertad religiosa de tu vecino, no comprometer en ningún modo tu propio credo. Es más: como personas de fe no deberíamos tener jamás miedo de la bondad, de cualquier parte provenga y yo en Busan he encontrado muy buenas personas. Permanecen buenas personas, si bien yo, musulmán, creo que sus religiones  en la comprensión de Dios, están equivocadas.
 
No todos los cristianos, como no todos los musulmanes, creen en el diálogo interreligioso. También en la Asamblea de Busan se verificaron algunas controversias, dado que algunos cristianos locales han protestado afuera del encuentro, sosteniendo que el Wcc se hubiese alejado de aquello que ellos creen sea la enseñanza de Cristo, hablando con personas de otras religiones y promoviendo una interpretación modernista de las Escrituras. Este grupo, fue en realidad una pequeña distracción.
 
En el curso de la semana, escuché hablar a cristianos perseguidos por el islam en medio Oriente. Estas palabras fueron muy dolorosas para mí, dado que vivo en Egipto y sé que no es verdad: en cada ocasión posible he buscado de subrayar que las terribles cosas que suceden a las personas en medio oriente no provienen del Islam. He dicho que Alá es misericordioso, permite a las personas creer en lo que quieran y que los musulmanes tiene el deber de proteger a los cristianos. Y noté que si alguno continuaba en hablar de persecución religiosa, muchos otros estaban abiertos a la escucha y dispuestos a escuchar la otra versión.
 
Entonces, ¿qué he aprendido en Corea del Sur?
 ¿Ha tenido sentido viajar por medio mundo para luego escuchar a los cristianos debatir entre ellos por 10 días? También si 10 días representan un período largo- y ¡me faltaba mi casa, ya desde el quinto día!- puedo decir que valió la pena. En primer lugar, la invitación en sí me ha impresionado mucho, así como me impresionó la organización de la Asamblea. Durante meses, antes del evento, los organizadores me enviaron e-mail para explicar paso a paso las diversas cosas. La logística para tener este encuentro y durante tantos días es enorme: todo fue hecho con eficiencia y muy bien. Me han hecho sentir siempre como bienvenidoy han demostrado que valorizaron mi contribución.
 
En segundo lugar me ha profundamente impresionado el modo en el cual, los participantes estaban preocupados por el problema de la justicia. Como musulmán, puedo decir que hay áreas de injusticia en el mundo que (creo yo) no pueden ser imputados a la Asamblea y de la cual la Asamblea no tendría que haberse preocupado. Pensé que en nuestros encuentros entre musulmanes, no siempre estamos preocupados por los pobres. Del mismo modo me impresionó la preocupación expresa por la Tierra y por el modo en el cual la tratamos. De nuevo me interrogué sobre el hecho que, como musulmanes, no tenemos este tema al centro de nuestros pensamientos, si bien y obviamente, creemos que Alá haya creado el mundo y todo lo que éste contiene.
 
Al final, me impresionó profundamente el respeto que los delegados han mostrado el uno en confrontación con el otro. Esta es un área en la cual, nosotros, como musulmanes, debemos aprender. Muchas de las tradiciones presentes en la Asamblea son tan distintas entre ellas que parecen religiones diversas. Sin embargo las personas estaban preparadas y dispuestas a escuchar con respeto ideas y opiniones de todos. Yo quisiera tanto que nosotros musulmanes estuviésemos en grado de escuchar con el mismo respeto, sin condenarlos o mandarlos al infierno. En la Asamblea han participado tantos cristianos y un musulmán: de recorridos diversos, había mucho que aprender.
 
Un embajador para el Islam
¡Inshallah! ("Si Dios lo quiere!"), también los delegados cristianos han aprendido un poco de mí. Yo he hablado de la oración y de la libertad en el Islam. Los delegados han rezado juntos cada mañana y han pasado tiempo estudiando la Biblia. Obviamente no participé en estos eventos, pero cuando llegaba el momento de la oración, me quedaba en un rincón tranquilo y he rezado. Sin hacer tanto ruido, sin embargo rezando como musulmán bajo los ojos de todos. Alguno testimonia al Islam en modo distinto y yo respeto las opiniones diversas a las mías. Pero para mí, el tiempo pasado en Corea del Sur fue en un cierto sentido ser un embajador del Islam: los embajadores no gritan, sino que hacen su trabajo en manera sencilla y tranquila.
 
Mientras estaba yendo hacia el aeropuerto para volver a Egipto, me detuvo una señora. "Gracias- me dijo-por haber sido tú mismo. Tu contribución me gustó más que todas las otras". Ninguno de nosotros conoce realmente los efectos de nuestros esfuerzos, tendientes a hacer conocer al islam a los otros. Alguno de estos, ciertamente aceptarán al islam y se volverán musulmanes.

Pero muchos más lograrán ver a nuestra religión bajo una luz diversa de aquella que se ve en la televisión y en los diarios. Esto gracias  a la buena educación y al respeto. Es posible decir a otras personas que su religión no es la justa, pero no es necesario usar la voz alta o gritar o la agresividad. Es un proceso que tenemos que aún aprender. El nuestro, sería un mundo mejor, si sólo aprendiésemos a escuchar al otro.
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