Domingo, 22 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

Los expertos opinan

Fumar es perjudicial para la salud, pero... según la moral cristiana: ¿Fumar es pecado?

Los fumadores y su ambiente están en peligro de extinción. Desde 2005 está prohibido inhalar el humo del tabaco en casi todas partes. Fumar es perjudicial para la salud física, pero ¿lo es también para la espiritual? ¿Supone una violación del «No matarás»? En definitiva, ¿es pecado?

Persona fumando
Persona fumando
Los primeros españoles que trajeron la planta del tabaco desde las colonias americanas no podían imaginar el revuelo que iba a producir su hallazgo con el paso del tiempo. Los fumadores se extienden por todo el mundo con la misma rapidez que quienes intentan vetar sus humos en los espacios públicos. Es malo para la salud, eso seguro, pero... ¿es fumar también un pecado?.

Para dar respuesta a esta espinosa cuestión, varios expertos en la Doctrina Moral de la Iglesia explican si esta práctica, considerada en los siglos XVIII y XIX como signo de distinción y calificada como vicio pernicioso desde comienzos del siglo XX, es o no es un pecado contra la Ley de Dios. «La idea de que fumar podía ser una falta contra la religión la introdujo un tal Miller, en los EE UU.

Al parecer, mientras se encontraba fumando su pipa consideró que esa era una postura inadecuada para esperar la segunda venida de Jesucristo. Creo que fue más o menos a mediados del siglo XIX», afirma el sacerdote David Amado. Sin embargo, el columnista catalán aclara que «fumar, en sí mismo, no es pecado». «Ni ofende a Dios ni atenta contra la dignidad de la persona» sostiene. En todo caso, para dirimir con mayor precisión esta pregunta es necesario acercarse al Catecismo de la Iglesia católica como voz de su doctrina.

Cada uno, responsable de su vida ante Dios
«En él no se dice nada en concreto », según explica Pablo López, profesor del Instituto de Humanidades Angel Ayala-CEU. Aunque «si el médico te prohíbe fumar y sigues haciéndolo, no es cristiano», añade. Y es que, aunque en el Catecismo no se responde directamente a la cuestión, sí se exponen argumentos relativos a otras acciones similares. De hecho, en el capítulo referido al quinto mandamiento («No matarás»), se dice que cada persona es responsable de su vida delante de Dios, «puesto que Él se la ha dado », y que «estamos obligados a recibirla con gratitud y a conservarla para su honor y para la salvación de nuestras almas».

En la misma línea, el respeto a la salud es tratado con profusión en el Catecismo. Por esto, David Amado especifica que «caso aparte son los abusos que puedan darse por el exceso de tabaco o bien que, en ocasiones, pueda afectar a terceras personas». «Sin ningún género de dudas, lo que resulta seguro es que si daña a otros, iría contra la caridad», remacha el sacerdote y columnista.

Uso, pero no abuso
Precisamente en esta línea se han manifestado otros expertos en la Doctrina de la Iglesia consultados por este diario y que han preferido mantenerse en el anonimato. Según sus consideraciones, «el solo hecho de fumar, como es lógico, no es ningún pecado. Lo es el mal uso del tabaco, o sea, el abuso». Según parece, pues, inhalar el humo del tabaco no entraña ningún peligro para el espíritu - aunque sí, y mucho, para la salud- «siempre y cuando no se convierta en un vicio que te robe la libertad, porque ésta es un regalo de Dios y renunciar a ella es una grave falta. No es un pecado en sentido estricto.

Eso sí, no lo es siempre que uno no venda su libertad al vicio », aseguran. «En todo caso - matizan- , fumar no es algo irreparable, puesto que con fuerza de voluntad, confianza en uno mismo y en el amor de Dios, y poniendo lo medios necesarios, uno puede dejar de fumar. Es difícil, pero se puede ». Las mismas fuentes insisten en referir que si el humo del tabaco llega a los pulmones de terceras personas, «están contribuyendo potencialmente a su muerte y, por tanto, sí es algo que va contra Dios y contra los hombres al contradecir el quinto mandamiento. En este caso sí que podríamos considerar que fumar es pecado». «Además, y por descontado, es una grave falta de respeto para quienes están alrededor del fumador, sobre todo en un ambiente cerrado, como el metro, o en el sitio de trabajo», aseveran.
 
Evitar los excesos
En rigor, la doctrina eclesial no califica de conducta pecaminosa al acto de fumar. El Catecismo sí afirma que «la virtud de la templanza conduce a evitar toda clase de excesos, el abuso de la comida, del alcohol, de las medicinas » y, como no, «el abuso del tabaco » y por tanto recomienda no caer en estos malos hábitos. Sin embargo, en ningún caso se menciona que fumar sea un pecado. Sí se hace referencia, en cambio, a las drogas, ya sean las denominadas como «drogas duras » o «drogas blandas » - entre las que se encontraría el tabaco- , sustancias adictivas, en todo caso.

El Catecismo recuerda que «el uso de la droga inflinge graves daños a la salud y a la vida humana » y que, «fuera de los casos en que se recurre a ello por prescripciones terapéuticas, es una falta grave ». Una cosa es segura: fumar es peligroso para uno mismo y para los demás, y por tanto, un cristiano debería rechazar esta práctica. Así las cosas, de momento no parece probable que en las cajetillas de tabaco se incluya la advertencia: «Si fumas puedes estar pecando ». Aunque lo mejor para disipar todo tipo de dudas es, obviamente, dejar de fumar...
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