Viernes, 22 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

"La píldora del día después es una bomba"

José Zamarriego: "El aborto va a convertirse en un método anticonceptivo más"

El veterano ginecólogo José Zamarriego, presidente de la Comisión de Bioética de la SEGO (Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia), se adhirió el pasado lunes a la “Declaración de Madrid”, el manifiesto de científicos contra la propuesta de reforma de la ley del aborto. Afirma que, de llevarse a cabo, supondrá “anestesiar” a la sociedad y provocará un aumento importante en el número de abortos. Confía en que al menos la posibilidad del aborto sin consentimiento en menores se quede por el camino. Zamarriego advierte de que aunque hoy el consenso sobre la viabilidad de un feto fuera de la madre está en las 22 semanas de gestación, quizás dentro de unos años sean 20.

(R. Serrano / M. Poveda/La Razón)-¿Cómo valora la propuesta de ley del aborto? - La propuesta, ante una colisión de derechos, que son el de la mujer a elegir y el del embrión a sobrevivir, ya ha elegido cuál es más fundamental de los dos. Porque ¿a quién se ha dado la iniciativa? Al Ministerio de Igualdad, cuando el aborto es un acto sanitario y debería depender de Sanidad. -¿Cuál es el defecto más grave de la propuesta? -Que se considera el aborto como algo que hay que despenalizar. Hasta ahora las legislaciones han sido respetuosas con que el aborto era un mal, un delito. Es la primera vez que deja de ser un mal. -¿Tiene algo de positivo? -Han tenido un detalle, y es considerar la viabilidad en la semana 22: desde entonces, cabe la posibilidad de no triturar al feto e intentar que sobreviva. El problema es que ahora, por un consenso de las sociedades científicas, estimamos la viabilidad en 22 semanas, pero quizá dentro de tres años sean 20. Es un tema que no tendría que estar ligado a ideologías políticas ni religiosas: es un tema de ética, de valor moral supremo. -¿La “Declaración de Madrid” refleja el sentir popular? -Es la declaración de una parte de la sociedad que, con independencia de la ideología o las creencias, aporta fundamentos científicos para decir a partir de qué momento hay vida. Y dice vida, y no persona, que sería un asunto jurídico. Si esa vida no se corta, progresa. -¿Qué opinión le merecen los ginecólogos que hacen abortos? -Los que tienen un prestigio científico o fama de hacer las cosas bien no se dedican a esta industria de la muerte. Se dedican a investigar, a trabajar en hospitales. -La ley actual también tiene lagunas... -Ha habido un fraude de ley, con un cajón de sastre que es el supuesto de riesgo para la salud psíquica de la mujer. No ha habido vigilancia. -¿Qué reforma habría aplicado? -Los controles. En la ley estaban previstas precauciones, informes médicos. Ha habido impresos firmados en blanco, pacientes sin examinar... No ha habido ni una sola inspección a clínicas en 25 años en comunidades como Cataluña. Y se sabía que estas irregularidades existían. -¿Cómo evolucionarán las cifras de interrupción del embarazo? -Se dispararán. No sólo hay una ley de plazos hasta las 14 semanas, sino que se mantiene la indicación de la salud psíquica. -¿Qué opina de que la ley permita abortar sin consentimiento paterno desde los 16 años? -Tengo la esperanza de que no salga así. Habrá argumentos jurídicos sólidos e, incluso, un rechazo social. Esto chirría. Puede ser un intento de poner el listón muy alto para rebajarlo. -¿Qué postura hay que tomar con las menores en este asunto? -Debería hacerse una política de prevención, educando en las escuelas en edades críticas, entre los 9 y los 15 años. Los adolescentes saben muy poco de sus procesos fisiológicos. La píldora del día después es una bomba, y no se puede convertir en un método anticonceptivo. Y el aborto va a acabar siendo un método anticonceptivo más. -¿Tienen secuelas después? -Sí, importantísimas. Enormes depresiones, sentimientos de culpa que no pasan. Los psicólogos afirman que son casos muy rebeldes al tratamiento. -Pero el síndrome post-aborto no está reconocido por la OMS. -Es porque varía entre países. Hay países donde se ha trivializado el aborto. Hay mujeres de Europa del Este que dicen sin inmutarse que se han sometido a 12 o 14 abortos. Cuando la sociedad está anestesiada, se le puede imponer todo. La sociedad española está sedada, que es el paso previo. -Bibiana Aído dice que la ley nos acerca a Europa. -Se tiene que acercar en lo bueno, no en lo malo. Nos ponemos a la cabeza, pero ¿en qué? ¿En educación? No, en aborto. -¿En qué país se inspiraría? -Holanda tiene plazos de 24 semanas, pero las tasas de aborto disminuyen de año en año. Ese país, como otros, ha reconocido que eso es un mal, y ha aplicado medidas preventivas de protección: van por el buen camino. Aquí el aborto es un bien y hay que sacarlo del Código Penal. -La ministra de Igualdad ha dicho que, aunque haya abortos ilegales, nadie debe ir a la cárcel. ¿Da impunidad incluso a los abortos clandestinos? -Desde luego. Pero muchas cosas se modificarán en el Congreso y el Senado. Hay quien sostiene que no saldrá en esta legislatura. Y si saliera, habrá los recursos correspondientes y ya se verá qué dice el Constitucional.
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