Domingo, 22 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

Fernando Reyes, sacerdote sevillano que celebra el rito extraordinario

"¿Y por qué la misa en español, si durante mil quinientos años se ha hecho en latín?"

37 años, sacerdote, párroco de Alcalá del Río en la provincia de Sevilla, e hijo de los dueños de una freiduría de pescado, Fernando Reyes oficia todos los domingos la misa según el forma extraordinaria del rito romano en la iglesia de San Bernardo, en la capital hispalense. En una entrevista concedida a Alfredo Valenzuela para el Abc de Sevilla, señala que el Papa Benedicto XVI ha escrito que la creatividad en la liturgia ha llegado en ocasiones al límite de lo soportable. Recuerda también que los ortodoxos no han reformado su liturgia en siglos sin que les haya pasado nada por ello.

(Alfredo Valenzuela/Abc) —¿Qué le dijeron en casa cuando anunció que se metía a cura? —Estuvieron encantados. Mi vocación se la debo a mi familia, que me educó cristianamente, y especialmente a mi padre, que me ha dado ejemplo en todo, también en amar a Dios. —¿Por qué la misa en latín, hay demanda? —¿Y por qué la misa en español, si durante mil quinientos años se ha hecho en latín? —Pues por no disminuir la parroquia... —En los años sesenta no había problemas vocacionales, ni de asistencia a misa. La primera publicación del Concilio fue dedicada a la liturgia, el Concilio no pidió que la misa fuese en lengua vernácula y sí que se conservara el latín. Lo que vino después, aunque no digo que no sea legítimo, no tiene nada que ver con el Vaticano II. Entonces no hubo demanda de los fieles en cambiar la liturgia de la Iglesia. —¿Por qué va menos gente a las iglesias? —El catolicismo en España es muy superficial; los españoles nos dejamos llevar por el que manda en cada momento. Hace cuarenta años, el mismo ambiente te ayudaba a ir a misa. Cuando el ambiente se embota de cosas materiales, el espíritu es lo primero que cae. El ambiente no es propicio, sino contrario a la religión. El sacrificio y la austeridad, la virtud y la piedad actualmente no son valores sino antivalores. —¿No le gusta la misa con canciones de Bob Dylan? —En absoluto. Ni las misas folclóricas. Hay que poner un poquito de sentido común en todo esto de la liturgia. Una sociedad superficial crea sacerdotes superficiales, y los hay que hacen tonterías en misa, por eso hay gente que prefiere la misa de siempre. Benedicto XVI ha escrito que la creatividad en la liturgia ha llegado en algunos casos «al límite de lo soportable». —¿Qué gente va a sus misas en latín? —Gente joven, matrimonios con niños pequeños, y extranjeros que, en sus países, también van a la misa en latín. —¿Le piden los sacramentos en latín? —Esos matrimonios de los que le hablo piden los bautizos. —Habrá curas que no sepan latín. —Hay dos grupos, unos que no persiguen el rito, pero que voluntariamente ignoran esta realidad, y otros que valorándolo no lo celebran porque dicen que es difícil, ya que no es sólo el latín, también son los gestos y otras partes de la liturgia, pero yo les digo que más ajeno a un cura es un ordenador, y aprendemos a manejarlo. —El latín casi ni se estudia en el Seminario. —Antes todos los cursos tenían latín, las clases se daban en latín y los alumnos contestaban en latín. De eso se ha pasado a sólo una asignatura en primer curso de estudios eclesiásticos. Pero el latín de la liturgia no es el de Cicerón, basta con practicarlo. A los fieles les basta con el misal para poder contestar, no es necesario que sepan latín. —Tampoco se estudia en el Bachiller. —Eso es una pobreza muy grande. Por conocer el latín he tenido una base sólida a la hora de estudiar otras lenguas. —¿Qué fue lo mejor de su Seminario? —El compañerismo y el tratarse como hermanos. Y la experiencia sobrenatural de la fe y de la oración. Yo estudié en Toledo y tuve una formación muy fiel al magisterio de la Iglesia. —¿El rito antiguo aleja del ecumenismo? —Los ortodoxos no han reformado su liturgia, que tiene más de mil años. Con los protestantes el ecumenismo es imposible porque no es un problema de rito, sino de esencia, de doctrina. Y Lutero, por cierto, conservó en la primitiva liturgia protestante cosas más propias del rito de San Pío V que del actual. Con anterioridad a la reforma litúrgica posterior al Vaticano II, nunca se había dado una reforma tal. El Concilio de Trento sólo codifica y hace obligatoria para toda la Iglesia la liturgia romana, pues antes de Trento las liturgias eran nacionales. —¿Qué le parece lo de la Alianza de Civilizaciones? —Prefiero la alianza de los civilizados. No nos vamos a aliar con los que lapidan. —Se lo decía porque la misa en latín incluía una oración contra los judíos... —Eso está reformado también. Lo de «pérfidos judíos» obedece a una realidad cultural de la Edad Media, cuando eso no dañaba ninguna sensibilidad. Si se sacan las cosas de contexto no se entienden. No veo mal que en la liturgia del Viernes Santo se pida por los judíos porque todos necesitamos que pidan por nosotros. También se pide por el Gobierno de la nación y no creo que el presidente se ofenda. —¿Qué gente agrupa «Una Voce»? —Es una asociación de seglares, de la que no formo parte. Cuando en 1988 se produjo el cisma de Lefebvre, Juan Pablo II publicó su Motu proprio Ecclesia Dei en el que organizaba jurídicamente las cosas para poder celebrar los sacramentos con los libros litúrgicos previos a la reforma litúrgica. En este contexto surgió “Una Voce”, como asociación civil para fomentar la misa de San Pío V. —«Una Voce» ha expresado su alegría por que le haya sido levantada la excomunión a los lefebvrianos. —Cuando era seminarista, todos los veranos hacíamos voluntariado en Lourdes, y allí tomé contacto con sacerdotes de la Fraternidad de San Pedro, muchos de ellos lefebvristas que, cuando la excomunión, se reintegraron plenamente en la comunión de la Iglesia, y se dolían de que los lefebvristas, verdaderamente católicos, estuviesen apartados de la plena comunión con Roma. De ahí la alegría de ver volver al hijo pródigo. —Pero se les identifica con el conservadurismo más extremo. —Uno se arrima adonde no le miran mal. —El último sacerdote entrevistado en esta página era exorcista. —Fortea... Es que eso es esencial. Si tienes una visión sobrenatural, crees en eso. El demonio, Satanás, existe y lo nombra Jesucristo en su predicación. Cuando la sociedad deja de creer en el demonio es que ha dejado de creer, y nunca como hoy es evidente la acción del demonio en el mundo. Si existen exorcistas es porque se tiene fe. Eso denota una sensibilidad. Es trágico que en España haya tan pocos exorcistas. Es una pena que la obsesión de los obispos sea que se rellene la casilla de Hacienda; ojalá que tuvieran tanto interés en otros temas esenciales.
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