Homilía en la Catedral Primada
Monseñor Cañizares rechaza las leyes que "hoy se imponen" y que van en contra del hombre
El cardenal arzobispo de Toledo y Primado de España, monseñor Antonio Cañizares, rechazó ayer las leyes que "hoy se imponen" y que van en contra del hombre y aseguró que "es en la aceptación de Jesucristo donde verdaderamente encuentra la mujer su dignidad más grande. Nadie como Jesucristo ha respetado y querido a la mujer". Durante la homilía en la Catedral Primada, el cardenal afirmó que "si quiere la Iglesia, si quiere ayudar a nuestra sociedad a reconstruirse, revitalizando las raíces que le han dado su origen, es preciso que vuelva con renovado vigor a escuchar a Jesucristo y llame a la conversión a todos los miembros e instituciones".
(Ep/ReL) "No se puede anteponer nada al hombre porque nada se puede anteponer a Dios, a su amor, esa es la palabra y la riqueza de la Iglesia, de los cristianos, y hemos de ofrecerla con tanta sencillez como transparencia, sabedores por la propia experiencia de que es un bien inestimable para la vida de las personas y del mundo", dijo. "Esa experiencia vivida de Jesucristo redentor es un don, una gracia y por eso sólo puede ofrecerse humildemente como un gesto y amistad, no se impone, se muestra, se ofrece como una invitación a la libertad, tiene como métodos propios de comunicación el testimonio y el diálogo; y como criterio el amor y la misericordia". "Busca en todas las circunstancias el bien integral de la persona y trata de cooperar lealmente con todos en el esfuerzo por el bien común, inseparable del bien, de la persona, de su dignidad y respeto a la vida. Estos métodos separan al cristianismo de las ideologías, no son los métodos del poder con los que hoy por ejemplo se imponen leyes e intereses en contra del hombre". Según manifestó Cañizares, "con los métodos del Evangelio puede el cristianismo ofrecer una auténtica novedad a los hombres y mujeres de nuestro tiempo". "La Iglesia vive de la certeza clara y apasionada de que ella ha de ofrecer a los hombres el bien más precioso y que nadie más puede darle: la fe en Jesucristo, fuente de la esperanza que no defrauda", aseveró el cardenal.
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