Viernes, 22 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

El primer ministro socialista lo ofrece si es reelegido

Portugal, hacia el mal llamado matrimonio homosexual

El Primer Ministro de Portugal, el socialista José Sócrates, ha anunciado la aprobación del mal llamado matrimonio homosexual, si sale reelegido este año en las próximas elecciones parlamentarias. La Iglesia y los movimientos cívicos por la familia y la vida ya han reaccionado ante esta propuesta, con la que Sócrates busca detener la fuga de votos hacia los comunistas y sepultar las acusaciones de corrupción.

(Juan Luis Vázquez/AyO) Hace apenas dos semanas, el Primer Ministro de Portugal, José Sócrates, propuso sacar adelante, en caso de ser reelegido, una ley que permitiera el matrimonio de los homosexuales, algo que hasta esa fecha no estaba en el debate nacional. Se trata de una iniciativa política personal que algunos achacan a una intención de distraer la atención sobre las acusaciones de corrupción que pesan sobre él desde el año 2005, y sobre la grave situación de crisis económica que atraviesa Portugal en este momento. También se explica esta sorprendente iniciativa -en un país de mayoría católica y de una larga tradición religiosa- por la intención del Primer Ministro de detener la fuga de votos hacia la izquierda comunista, que dan las últimas encuestas. Pero lo que ganaría por un lado, lo perdería por el otro, incluso entre los mismos militantes de su formación política. En el último Congreso del Partido Socialista, resultó evidente que el fervor de los aplausos que jaleaban el discurso del Primer Ministro descendía considerablemente al abordar la legalización del mal llamado matrimonio homosexual. El mismo Mario Soares, ex Presidente de la República Portuguesa y fundador del Partido Socialista luso, ha mostrado abiertamente su oposición: «Hay ciertos radicales que quieren ir por delante para mostrar que son de izquierdas. No son ésos los problemas fundamentales que tenemos». Pero Sócrates, divorciado e hijo de divorciados, cuya madre es una adepta reconocida de los testigos de Jehová, aún no se ha manifestado sobre las reacciones de sus militantes en esta cuestión. Una reacción esperada Ante el anuncio de Sócrates, la Conferencia Episcopal Portuguesa ha publicado recientemente una Nota en la que expresa su rechazo a «equiparar las uniones homosexuales al matrimonio de las familias constituidas sobre la base del amor entre un hombre y una mujer», y que la familia fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer «tiene el derecho de ver reconocida su identidad única, inconfundible e incomparable, sin mezclas y sin confusiones con otras formas de cohabitación». En la Nota, los obispos portugueses explican que una ley que permita las uniones homosexuales o que les diera el derecho de adoptar niños «constituiría un grave cambio de las bases antropológicas de la familia, y con ello, de toda la sociedad, haciendo peligrar su equilibrio. Modelos alternativos de matrimonio y de familia representarían una fuente de confusión para los adolescentes y los jóvenes». Además de la Iglesia católica, los movimientos cívicos, que tuvieron un protagonismo esencial en el referéndum sobre la reforma de la ley del aborto de 2007, ya se están empezando a mover. Antonio María Piñeiro Torres, antiguo diputado y hoy Presidente del movimiento Juntos por la vida, afirma que «se trata de una intención del Partido Socialista de distraer a la gente de los problemas reales y de evitar la fuga de votos hacia los comunistas. Yo creo que es un disparate enmarcar las uniones gay dentro del concepto de matrimonio. Aún no ha habido una reacción popular, una manifestación o algo así, pero será algo inevitable, si esta iniciativa es presentada formalmente en el Parlamento. Entonces sí habrá una manifestación pública de rechazo. La gran preocupación ahora de los movimientos por la vida es que los partidos que van a concurrir a las elecciones aclaren cuál su posición ante este tema; esto es lo más importante ahora. Entre los socialistas hay una gran división, porque son sólo la masonería y los más radicales los que están a favor, pero, en la base del partido, hay mucha gente católica, a quien no le gusta nada esto. Si esto sigue adelante, la sociedad manifestará su opinión, y creo que es una cuestión que debería ser sometida a referéndum; el Parlamento no debería decidir por sí solo». E Isilda Pegado, que fue diputada socialdemócrata y es Presidenta de la Federación Portuguesa por la Vida, afirma que «el matrimonio es una unión entre un hombre y una mujer; no existe de otra forma. Portugal es un país de profunda identidad católica, por lo que si el Gobierno sigue adelante con ello, se va a encontrar con una fuerte oposición»; y, sobre la adopción de menores por parte de las parejas homosexuales, denuncia que «va a crear una fuerte desestructuración en los niños, además de hacerlos crecer con comportamientos desafiantes». Hasta este momento, se trata de una posición expresada en el seno del Partido Socialista, no de una medida del Gobierno sacada adelante en firme; por lo tanto, habrá que esperar. Los movimientos por la familia y por la vida ya están sobre aviso.
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