Los socialdemócratas y post-comunistas la sacaron en el 2006
Jóvenes berlineses recogen 200.000 firmas para que la religión vuelva a las aulas
Cuando, en agosto de 2006, el rodillo parlamentario formado por socialdemócratas y post-comunistas degradó la asignatura de Religión a mera optativa en los colegios de Berlín, muy pocos podían prever que, menos de tres años después, la medida se volvería en contra del gobierno regional. En este periodo, los alumnos de entre 13 y 16 años sólo han podido estudiar Religión como materia voluntaria, fuera de un horario lectivo sobrecargado, mientras en cambio eran obligados a asistir a clases de Ética. Muchos de ellos protagonizan ahora una valiente campaña que a punto está de llevar su Fe hasta las urnas.
(Aitor Lagunas/La Razón) La ciudad-estado constituye uno de los tres únicos Länder germanos que no reconoce constitucionalmente la obligatoriedad de la educación religiosa. A ese subterfugio recurrió entonces el alcalde capitalino, Klaus Wowereit (SPD), para imponer una polémica decisión. Adolescentes protestantes, católicos, musulmanes y judíos han recogido firmas para equiparar el peso curricular de Religión con el de Ética y devolver a los alumnos algo esencial: su derecho a escoger entre ambas. En Berlín, 170.000 rúbricas en cuatro meses convierten cualquier demanda popular en materia de plebiscito. En este caso, los pro-reli (así se hacen llamar) superaron las 200.000 cuando aún restaba una semana de plazo, que expiraba el miércoles 21 de enero. "Estoy convencido de que vamos a dar una grata sorpresa", proclama entusiasmado Christoph Lehmann, uno de los promotores. Sorprendido por la respuesta de la calle, el ejecutivo regional rechaza por su parte toda solución intermedia y recurrirá a cualquier argucia para convocar el referéndum seguro de no perderlo. Así, pudiendo ubicar la consulta el mismo día de las elecciones europeas -junio- o las federales -septiembre-, el alcalde Wowereit parece decidido a que se realice en solitario. Wowereit confía en disuadir la participación en el plebiscito, principal talón de Aquiles de este tipo de consultas, aunque sacar las urnas por separado implique -en plena crisis- un gasto extra de 1,4 millones de euros. Los pro-reli necesitarán atraer hasta los colegios electorales a la cuarta parte de los berlineses con derecho a voto, unos 610.000, para devolver a las aulas los derechos de los alumnos creyentes.
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