Viernes, 22 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

Según la corresponsal del New York Times

España, campo de batalla para el futuro de la Iglesia

Rachel Donadio, corresponsal del principal diario norteamericano, The New York Times, asegura en un artículo que España es "la última esperanza en un continente cada vez más irreligioso". Cita como ejemplos la sentencia contra la presencia de un crucifijo en el colegio vallisoletano Macías Picavea, los conflictos entre la Iglesia y el gobierno por la legislación a favor del divorcio express, la futura ley sobre el aborto y la libertad religiosa. Donadio destaca la elección de Madrid como sede de la próxima Jornada Mundial de la Juventud como prueba del papel que el Papa da a la Iglesia en España.

(Rachel Donadio/NYT/Gaceta) La escuela de primaria Macías Picavea no parece el lugar más propicio para una revolución. Pero este edificio de ladrillo sin pretensiones se ha convertido en la sede de una de las batallas en la guerra cada vez más intensa entre la Iglesia y el Estado español. En una decisión sin precedentes, un juez resolvió en noviembre que el colegio debía eliminar los crucifijos de las aulas, alegando que violaba la naturaleza aconfesional del Estado español. Aunque la Iglesia católica no era parte en el juicio, criticó la decisión como un ataque injusto a un símbolo histórico y cultural, algo que interpretó como síntoma del creciente laicismo que impera en el país. Si la sentencia fue el más reciente golpe al poder que en otros tiempos tuvo la Iglesia católica en España, su respuesta mostró que España es un lugar clave para el futuro de las relaciones entre la Iglesia y los estados europeos. Para el Papa Benedicto XVI, que ha dedicado sus tres años de papado a intentar que Europa siga siendo católica, España, con un 90% de población católica y una gran tradición, representa la última esperanza en un continente cada vez menos religioso. Esa esperanza se va disipando. Desde 2004, el Gobierno socialista del presidente José Luis Rodríguez Zapatero ha legalizado el matrimonio homosexual y el divorcio exprés, y pretende relajar las leyes respecto al aborto y la eutanasia. "Guerra abierta" Sin embargo, la Iglesia y los católicos practicantes están respondiendo, buscando más voz en la vida pública. El resultado es que la Iglesia está inmersa en una guerra abierta con el Gobierno. España representa no sólo el pasado de la Iglesia católica en Europa, sino quizás también su futuro: un país cada vez más secularizado, con una fuerte oposición católica, o lo que el Papa ha denominado “minoría creativa”, menor en número pero más ardiente en fe. Lo que está en juego es la visión del país: ¿se unirá España a la Europa secularizada o permanecerá como último bastión del catolicismo? “Está claro que existe la preocupación; sería ingenuo negarlo”, dijo de España el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi. “Es un punto crítico en la confrontación de la Iglesia contra la secularización en Europa y en Occidente”, añadió. Para la festividad de la Sagrada Familia, unas 158.000 personas acudieron el 28 de diciembre a una misa y manifestación en Madrid. La marcha tuvo un perfil más bajo que eventos anteriores. Hoy en día, los prelados españoles se esfuerzan por mostrarse “a favor de la familia” en vez de contra el Gobierno, pero es un equilibrio delicado. Si la Iglesia se enfrenta demasiado al Gobierno, podría poner en peligro la logística y financiación pública necesaria para que Madrid albergue la Jornada Mundial de la Juventud en 2011. La elección de la ciudad subraya la atención que la Iglesia presta a España. Legislación En una entrevista reciente en Madrid, el secretario general de la Conferencia Episcopal Española, monseñor Juan Antonio Martínez Camino, dijo que la ley de 2005 que legaliza el matrimonio y las adopciones por parte de homosexuales era “muy extraña, muy irracional y muy injusta”. Las implicaciones son mayores, ya que España, con sus 42 millones de católicos, supone una piedra de toque para América Latina. América del Sur cuenta con 324 millones de católicos, la mayor concentración en el mundo. La Iglesia también está preocupada porque España pueda sentar un precedente para la legislación de la Unión Europea. El Vaticano dijo la semana pasada que reconsideraría su relación con la ley italiana, para evitar adherirse a políticas sociales italianas y europeas a las que se opone. La Iglesia también llena un vacío en la derecha española. El Partido Popular, de centro derecha, es débil, y nunca se ha implicado demasiado en temas religiosos. La historia viene de largo. Durante la Guerra Civil Española, entre 1936 y 1939, las fuerzas republicanas de izquierdas mataron a muchos clérigos. Sin embargo, durante las cuatro décadas de dictadura de Franco, el catolicismo fue la religión oficial del Estado. “España cambió muy, muy rápido”, dijo José María Contreras Mazarío, director de Asuntos Religiosos del Ministerio de Justicia. Hoy, dijo, “España no es católica teórica, cultural o políticamente”. En una sociedad cada vez más multicultural, añadió, el Gobierno quiere revisar la definición de libertad religiosa, para que todas las religiones sean realmente iguales. De hecho, son muchos los que ven a la Iglesia como una fuerza reaccionaria que intenta que el país no progrese. “El ejército evolucionó tras Franco”, dijo Carlos Parrado, presidente de la Asociación Escuela Laica, que inició la denuncia para que se retiraran los crucifijos de la escuela de Valladolid. “La Iglesia nunca tuvo esa evolución”. En muchos aspectos, España representa “una profunda paradoja”, según George Weigel, experto en el Vaticano y biógrafo del papa Juan Pablo II. “Por un lado, la antigua alianza española entre altar y trono hizo que la Iglesia no estuviera bien preparada para aguantar los huracanes de modernidad, de forma que cuando los vientos soplaron tras la muerte de Franco, casi todo se vino abajo”. “Por otro lado”, siempre en opinión de Weigel, “es sorprendente que muchos de los nuevos y vitales movimientos de renovación y muchas de las nuevas comunidades católicas surgieran en España”. El Opus Dei, fundado en España en 1928, tiene 30.000 miembros en este país. El líder carismático Kiko Argüello atrae a miles de personas. Poco pan y mucho circo Más del 70% de los españoles bautizan a sus hijos, aunque sólo el 30% acude regularmente a misa. A pesar de sus políticas sociales, el Gobierno español sigue financiando con dinero público escuelas y hospitales católicos. Para muchos, este intenso debate beneficia a ambas partes: la Iglesia hace oír su voz y el Gobierno puede hablar de algo que no sea la crisis económica. Queda por ver cómo se resolverán estos debates. Parece que el divorcio exprés no acaba de arrancar, pero no por la presión de la Iglesia: son momentos complicados, y el divorcio es caro.
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