Eduardo Verástegui, actor y productor de cine
"El primer defensor de la vida debería ser un presidente del Gobierno"
El actor y productor de la galardonada película «Bella» denuncia la ampliación de la Ley del aborto en España. «Si todas las madres tuvieran el vientre de cristal, no matarían a sus bebés», asegura. Detrás de su profunda mirada se esconde un hombre sencillo y afable. Lleva en su alma muchas renuncias y muchas ilusiones. Dice que ha aprendido a ver la vida de otra manera y percibe, por fin, la felicidad. Habla con naturalidad de temas como el amor, la amistad, el dolor... Cuando le preguntan por su madre, se emociona.
(C. S. Macías/M. Velasco /ReL)– ¿Quién es Eduardo Verastegui? – Un ser humano que busca la felicidad y que trata de corregirse todos los días para poder ser un buen hijo, hermano, amigo, un buen actor y un buen productor. Alguien que todas las noches hace su examen de conciencia para ver dónde cayó. – ¿Y aprueba ese examen? – Estamos en ello. Sé la responsabilidad que tengo con mi familia y también ante Dios. Trato de perfeccionarme en todas estas áreas. Yo no nací para ser una estrella de cine como antes pensaba. El fin de mi vida es conocer, amar y servir a Dios. Me declaro completamente fracasado, porque lo único que puedo hacer sin ayuda a Dios es pecar. Mi fe católica es lo más importante de mi vida y eso me ayuda a mantener los pies en la tierra. – Acaba de ser galardonado con la «Ola de Oro» que concede la asociación CinemaNet por su película «Bella». ¿Qué significa para usted este nuevo galardón? –Es un reconocimiento que uno recibe con mucha humildad y que comparto con todos los que hicieron posible que «Bella» existiera. Esto hace que el mensaje de la película llegue a más gente. –¿Por qué nació «Bella»? –Nace de la necesidad de querer contar historias que, además de entretener, eleven la dignidad del ser humano. –¿Colaboran hoy los medios de comunicación a elevar esa dignidad? – Los valores son atropellados con frecuencia por los medios. Hoy es muy fácil confundir a la gente y manipularla, sobre todo a los jóvenes contando historias en las que lo único que se promueve es la envidia, el egoísmo, un ambiente hedonista... –¿Y el cine? – El cine es poderoso y la sociedad tiende a imitar lo que ve en sus pantallas. A veces se utiliza de una manera muy egoísta. Lo digo por experiencia: yo lo hacía por ignorancia. –¿Se siente responsable de los comportamientos de la gente por aquella actitud? –Era una manera de ganarme la vida, me gustaba el arte. Pero estaba utilizando mis talentos de una manera egoísta. Me avergüenzo de las cosas que decía en las entrevistas durante mis diez años de carrera. No era consciente de que cualquier proyecto en el que me involucrara iba a influir en la forma de pensar y vivir de la gente. –¿Su regreso a la fe le ha hecho renunciar a muchas cosas? – Cuando tomé la decisión de involucrarme únicamente en proyectos en los que yo creyera que podían hacer bien, toqué con la pared. Le prometí a Dios que no iba a trabajar en ningún proyecto que ofendiera mi fe, a mi comunidad latina o a mi familia. Pero todo lo que me llegaba era lo mismo. Me cansé de esperar, no llegaban guiones. Dejé de trabajar durante cuatro años y, para sobrevivir, vendí toda mi colección de arte, mis bienes acumulados en mis años de carrera. – ¿Mereció la pena? – Tuve que reinventarme de alguna manera y empezar de cero. Me quedé en la calle, con mucha paz y con la confianza de que si todo lo estaba haciendo por mis principios y mi fe, Dios sabía hacia dónde me conducía. Ni yo mismo sabía entonces lo que necesitaba, pero en el fondo, era rico. Romper con todo aquello a lo que estaba atado antes fue como morir por dentro. Descubrí que los sueños personales pueden llegar a ser tu peor enemigo si esos sueños no van en línea con la voluntad de Dios. ¿De qué le sirve al hombre haber conquistado el mundo entero si se ha perdido a sí mismo y a los suyos? – ¿Cree que está en crisis el valor de la familia? – En parte sí y en parte no. Lo más importante son los principios que te inculcan tus padres, que son la roca. Nosotros somos cuatro hermanos. Yo me había perdido con todo el ambiente que me rodeaba, pero las muchas amistades que Dios puso en mi camino me hicieron reflexionar. Además, las oraciones de una madre por sus hijos son muy poderosas y al final, el corazón se ablanda. Eso va sumando para que uno recapacite. –¿El hecho de ser católico le ha supuesto alguna traba profesional? – Dificultades siempre va a haber y más si estás haciendo algo bueno, pero es parte de ello. Estamos a prueba en esta vida. Antes de empezar con Metanoia Films, cuando no tenía dinero ni para pagar la renta, sentí una paz absoluta. No somos llamados a ser personas de éxito sino a ser fieles a Dios, ese es el verdadero éxito. Él nos premió con Metanoia Films, pero si mañana me quitaran todo, espero seguir con esa paz. – ¿Quién es Cristo para usted? – Mi salvador, mi mejor amigo, mi redentor. La razón de mi existir, de mi vida. Lo más importante. – «Bella» es una película con un poderoso mensaje pro-vida. En España está a punto de aprobarse una ampliación de la ley del aborto. ¿Qué le parece? – Es un tema que no tiene nada que ver con la política, sino con la moral. Si todas las madres tuvieran el vientre de cristal, ninguna abortaría. Cuando un Gobierno promueve el aborto, no les está enseñando a las madres a amar, les está enseñando que cualquier acto de violencia es justificable para lo que esa persona quiere. Si un Gobierno no es capaz de defender a los más inocentes de su propio país, que son los bebés no nacidos, ¿a quién piensa defender? El primer defensor de la vida debería ser un presidente y dar la voz a quienes no tienen voz. – Dicen que es un derecho que le deben a las mujeres... – Pero si el bebé es mujer, ¿dónde está el derecho de esa mujercita? La pregunta que hay que hacer a una persona que va a abortar no es si está lista para ser madre –porque ya lo es–, sino si va a matar a su bebé o no. Si a ellas les dieron la oportunidad de vivir, ¿con qué derecho promueven que le quiten a otros esa posibilidad? – ¿Si tuviera que cenar con algún político español para intercambiar impresiones, con quién lo haría? – Me sentaría con todos aquellos que tienen el poder de aprobar esta ampliación de ley. Me encantaría enseñarles el vídeo de «Dura realidad» que ha salvado ya muchas vidas. Todo esto es un sinsentido: al final, se les ocurrirá hacer una ley que diga que si los padres pierden su trabajo y tienen un bebé que aún no puede caminar, que le pongan una una inyección y lo maten. Sólo harían falta 20 congresistas y 6 jueces de la suprema corte para aprobar una ley así. Si en EE UU empezaran de pronto a matar bebés a partir de un año de manera ilegal, entonces ¿habría que legalizarlo para que no fuera ilegal? ¡Es absurdo! –Usted apoyó a MCcain, pero ¿Qué virtudes destacaría de Obama? –Es un defensor del aborto. Por muy perfecto que sea en cualquier otra área yo no puedo apoyar a ningún candidato que esté a favor de ello. Declarar la guerra a bebés inocentes es deplorable. Me gustaría sentarme a hablar con él sobre su programa. –¿Qué le pide a 2009? –Que vuelva a reinar la cultura de la vida donde reina la de la muerte. De Hollywood al cielo Nacido hace 33 años en un pueblecito del norte de México, EduardoVerástegui se convirtió a los 18 años en el actor latino de moda y dio el salto a Hollywood. Cuando consiguió todo lo que creía que le iba a dar la felicidad, sintió un profundo vacío: «Estaba triste e insatisfecho. Me faltaba algo». Ese algo era Dios, con quien se reencontró y a quien se entregó de forma radical. Vendió todo lo que tenía y con el dinero creó una productora, Metanoia Films, con el único objetivo de crear películas «que no ofendieran a Dios». Su primer filme, «Bella», un canto a la vida, ganó el Festival de Toronto y ya lleva recaudados 2,1 millones de dólares. En su próximo proyecto, «Venga tu Reino», una superproducción sobre la vida de Cristo que llega de la mano de los productores de «El Señor de los Anillos», intepretará el papel de San Pedro.
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