Viernes, 22 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

Contracepción, aborto y puede que eutanasia, en centros de salud y hospitales

Ideología disfrazada de salud

El Ministerio y las Consejerías de Sanidad han descubierto -como muestra la nueva campaña sobre el preservativo- su potencial educativo. No lo usan sólo para promover una visión relativista y ya fracasada de la sexualidad. Ahora intentan educar sobre el derecho a la muerte digna. Y no sólo se educa: los programas y protocolos de cribado genético, para detectar y eliminar a los niños con trastornos genéticos ya son norma. Algunos médicos lo apoyan, pero el ambiente arrastra a otros muchos

(María Martínez/AyO) No es fácil imaginar campañas institucionales que dijeran: «Fuma, pero light», o «Ponte el cinturón de seguridad y corre». Sin embargo, jóvenes, adolescentes y, en algunos casos, niños reciben un mensaje similar en las campañas de promoción del preservativo. Es abismal el contraste entre el simplista rap del condón y el completo cuadernillo Adolescentes frente al sida -de la Fundación Investigación y Educación en Sida-, con 85 respuestas amplias, datos científicos y una visión de conjunto del sida, del que se ha querido crear polémica después de haberse estado distribuyendo casi un año sin problemas. Discurso único Su delito: plantear alternativas al fracasado Póntelo, pónselo. Algo que, como reconoce el doctor José Jara, de la Asociación de Bioética de Madrid (ABEMAD), «los propios médicos no estamos acostumbrados a hacer. Nunca se nos habla de algo que no sean los preservativos. A veces, al hablar entre nosotros, sí pensamos que es una pena, pero la gente está resignada». Es la línea que siguen los protocolos de la atención primaria: el seguimiento del uso de anticonceptivos -aunque los resultados señalan que no es una prioridad para los médicos- y, al tratar a adolescentes, informar sobre prevención de infecciones de transmisión sexual y uso correcto del preservativo. «Desgraciadamente -lamenta el doctor Jara-, todas las guías de prevención españolas orientan en este único sentido». La Sanidad pública «tiene una indudable función educativa» -explica el ginecólogo don Antonio Vela-. El problema es que no se comprueban los resultados: «¿Se cumplen las expectativas? Si a alguien se le ocurre plantear esto o dudar de que el efecto de todo ello sea una juventud más feliz», es tachado «de retrógrado y antihumano». Sin embargo, no pasa nada por que, como denuncia ABEMAD, miembros de la Fundación Triángulo -un lobby homosexual- intervengan en un curso de prevención del VIH para médicos, organizado por la Comunidad de Madrid. Un fracaso en cifras Los resultados están a la vista: unas 3.000 personas siguen contrayendo el VIH al año -cuando el contagio por compartir jeringuillas o entre madre e hijo es minoritario en nuestro país-; la gonorrea y la sífilis aumentaron un 44% y un 81%, respectivamente, en 2006, y la tasa de embarazos en menores se ha duplicado en 10 años hasta alcanzar los 10.700 en 2007. Muchos expertos, entre ellos el doctor Jokin de Irala, especialista en Salud Pública, atribuyen esto al efecto de compensación del riesgo: «El preservativo reduce el riesgo en mayor o menor medida según la infección, pero nunca lo elimina del todo» y, frente a otras infecciones frecuentes -papiloma, herpes, clamidia-, no tiene eficacia comprobada. Y las campañas, al crear una sensación de seguridad, suman a estos fallos más conductas de riesgo, consiguiendo lo contrario de lo que se busca. Se argumenta que es un mal menor, pues no se puede evitar que la mayoría de los adolescentes tenga relaciones precoces. Hasta el Ministerio de Sanidad reconoce que lo son en su nota de prensa, pero pide comprensión, pues ellos las asumen «con naturalidad». Pero no son mayoría ni tan precoces: el último informe sobre juventud del INJUVE, aunque da los 16 años como debut sexual, basándose en otros datos postula que, en realidad, estaría más cerca de los 18. Sin embargo, las campañas de preservativos transmiten indiscriminadamente «el mismo mensaje» a una prostituta que «a un joven de 13 años que a lo mejor no ha tenido aún relaciones sexuales -explica el doctor De Irala-. Hay que adaptar los mensajes según los riesgos que tienen diferentes personas. A la mayoría de jóvenes que no tienen relaciones sexuales no hay que decirles Ponte el condón, sino Sigue así porque eres el que menos riesgo tiene». La estrategia ABC (abstinencia o retraso de las relaciones sexuales, fidelidad mutua y preservativo como último recurso) fue respaldada en 2004 por un grupo de 140 expertos de 36 países en la revista The Lancet. Es la estrategia oficial, sobre el papel, de ONUSIDA, pero los dos primeras consejos son ignorados sistemáticamente por las agencias nacionales e internacionales. El doctor De Irala ve detrás de esto, aparte de buena fe, «intereses económicos» de los fabricantes y «prejuicios ideológicos»: hay «auténtico pánico» a recomendar el ABC para que no se les asocie con «concepciones de la sexualidad» como la cristiana. La punta del iceberg El dogma del preservativo es sólo la punta del iceberg. Su promoción -incluido el reparto gratuito o muy barato- comparte espacio en los centros de salud y folletos con información sobre otros métodos anticonceptivos, entre los que se incluye a veces la abortiva píldora del día después (PDD). También es fácil, en los corchos o en las consultas de los médicos y los asistentes sociales, hallar información sobre centros de planificación familiar, que suelen ser la antesala del negocio abortista. En Madrid, existen los centros municipales Madrid Salud, incluido uno específico para jóvenes. A la entrada de éste, en el corcho, un chiste muestra a un joven atado por las normas de sus padres. Al lado, y en el interior, folletos de todos los colores sobre el preservativo, otro sobre planificación familiar que incluye la PDD e informa sesgadamente sobre la regulación natural de la fertilidad, y hasta publicidad de un concurso de fotografía erótica. Mucha información está financiada o apoyada por la Federación de Planificación Familiar de España, la Sociedad Española de Contracepción, la Cruz Roja y colectivos de homosexuales. En estos centros se ofrece ayuda psicológica, social y para las adicciones, y hay un grupo de adolescentes embarazadas, pero también se distribuye la PDD a las menores de forma gratuita. Si reinciden, se les da receta para la farmacia. Se habla de menores maduras (lo son sólo por plantearse tener relaciones sexuales) para justificarlo. La información impresa, además, está al alcance de todos. La PDD también se extiende en los centros de salud autonómicos. Desde ABEMAD, lo atribuyen a que, «en las sesiones en los centros», se informa de que no es abortiva. Otra causa es el «tipo de trabajo de un Servicio Público», donde, especialmente a los interinos, «no les resulta cómodo» negar algo que se demanda como un servicio.
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