Uno de los oficiantes le pidió "gestos hacia los presos"
Raul Castro acude a la beatificación de José Olallo
Con cánticos religiosos y gorras para protegerse del inclemente sol, miles de cubanos, entre ellos el presidente Raúl Castro, se dieron cita el sábado para la beatificación del Padre José Olallo Valdés. La Plaza de la Caridad de esta ciudad se convirtió en una catedral a cielo abierto donde se realizó la misa con la cual Olallo subió a los altares para ser desde ahora oficialmente venerado. El presidente Castro, vestido de traje gris, entró por un costado del improvisado altar para ponerse en primera fila, una participación que fue aplaudida por los creyentes. Uno de los sacerdotes oficiantes agradeció su presencia y aprovechó la oportunidad para pedir "gestos hacia los presos".
(Iblnews/ReL) A su lado se instaló el historiador de la ciudad de La Habana, Eusebio Leal, un intelectual comunista que durante su infancia, al igual que el dictador comunista, recibió educación católica. Un oficiante agradeció la presencia del gobernante y aprovechó la ocasión para reiterar algunas de las históricas demandas católicas como "gestos hacia los presos" o sentar su desacuerdo con el aborto, alegando su interés por "defender la vida". "Frente a una cultura materialista que se va imponiendo y que deja de lado a los débiles y desamparados, aprendamos del Beato Olallo la virtud de saber confiar en Dios, de saber amar al prójimo de forma universal", dijo durante la homilía el cardenal José Saraiva, Prefecto emérito de la Congregación para la Causa de los Santos y enviado del papa Benedicto XVI. La larga ceremonia de beatificación contempló también una suelta de palomas, campanas que tocaron a arrebato, la develación de una imagen del religioso cuyos votos lo convirtieron en hermano de la Orden de San Juan de Dios, pero que se negó a profesar como sacerdote para continuar su tarea entre los pobres y los enfermos de esta ciudad, unos 600 kilómetros al este de la capital. Queremos "dar gracias al Papa, que allá en Roma nos mira desde la ventana de su corazón", manifestó Juan García, Arzobispo de Camagüey. Además de todos los obispos cubanos, estuvo el único cardenal isleño, Jaime Ortega y el nuncio Apostólico Luigi Bonazzi. "Esta ceremonia supone el reconocimiento de la obra y la vida de un hombre que se dedicó a los humildes. Cuba ha sido bendecida con el Padre Olallo", dijo a la AP, Mylen Rodríguez, una ingeniera industrial de 42 años que viajó desde la vecina provincia de Ciego de Avila para participar de la misa. El ama de casa, María Victoria Moreno, del poblado de Céspedes también se mostró emocionada. "Hay una devoción real por el padre. Cuba y el mundo necesitan de su ejemplo: dar es mejor que recibir, ese es su mensaje", comentó la mujer en relación a la historia de niño abandonado que luego se convirtió en el padre Olallo. Nacido en 1820 en La Habana, de padres desconocido --su madre lo entregó a una casa cuna--Olallo profesó a la edad de 15 años y fue enviado a cumplir sus votos a Camagüey. Durante décadas se desempeñó enfermero, farmacéutico y despensero de un hospital en el cual vivió humildemente. Falleció en Camaguey en marzo de 1889. La devoción popular al religioso siempre fue muy importante, especialmente en esta ciudad.
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