Así lo afirma el arzobispo de Abuja, Nigeria
En África el coste de una Biblia puede suponer el sueldo de un mes
La segunda Congregación General de la XII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos comenzó a las 16,30 en el Aula del Sínodo, en presencia del Santo Padre. Durante esta sesión, cuatro obispos explicaron cómo se percibe el tema propuesto para el Sínodo en África, Asia, Europa y Oceanía. El Arzobispo de Abuja (Nigeria), monseñor John Olorunfemi Onaiyekan, recordó que el coste de una Biblia supone el sueldo de un mes en muchos lugares de su continente. El cardenal arzobispo de Zagreb, Monseñor Josip Bozanic, aseguró que existe un vínculo indisoluble entre las Escrituras y al civilización occidental.
(VIS) Moseñor Olorunfemi ha asegurado que no debe ser motivo de asombro el que "algunos de los primeros núcleos del cristianismo, que produjeron no sólo teología y teólogos sino también mártires y confesores, hayan surgido en África Septentrional, Cartagena e Hipona, sólo para mencionar algunos. (...) Nuestro continente puede hacer alarde de ser “tierra bíblica” como no osarían hacerlo como muchas de las grandes naciones cristianas de hoy". El arzobispo nigeriano constató que "los textos de las Escrituras, en sí mismos, pueden constituir un problema en muchos lugares. El costo de la Biblia que, de hecho, en muchas partes del mundo puede ser irrelevante, en África puede llegar a equivaler, en muchos sitios, al sueldo de un mes. Muchas personas, en consecuencia, no disponen del dinero suficiente para poseer una Biblia". El prelado africano afirmó que "además del problema de los textos, existe también la cuestión de la lengua. Muchas lenguas no han encontrado aún una traducción adecuada de la Biblia. (...) Sin embargo, aún después de haber escuchado la Palabra de Dios leída en nuestras propias lenguas, queda todavía la tarea de interpretarla para impregnar con el verdadero significado del mensaje del Espíritu Santo a todos aquellos a quienes está dirigida. Nos encontramos aquí con la tarea de la interpretación, de la exégesis sea a nivel técnico que a nivel popular". Igualmente dijo que "los misioneros que llevaron la fe católica a África hacia el final del siglo XIX y durante la mayor parte del siglo XX fueron hombres y mujeres de su propio tiempo y de los países de los cuales provenían. Es por lo tanto natural que la Biblia, en cuanto texto de escritura, no fuese una prioridad en la vida de la iglesia de esas épocas. (...) Esto no significa, sin embargo, que fueran ignorantes de las Sagradas Escrituras ya que el mismo catecismo se basaba, indirectamente en ellas. Más importante aún fue la liturgia. En la misa se leían textos que luego eran comentados en las homilías". Advirtió además que "África es todavía un continente de evangelización primaria", que "requiere, evidentemente, que la Palabra de Dios sea anunciada y proclamada con toda su potencia y su vigor. Esto implica que la Escritura sea presentada de manera adecuada para aquellos a los que estamos exhortando a acoger el mensaje cristiano". Al igual que ocurre en Latinoamérica, monseñor Olorunfemi ha dejado claro que “con los cristianos que no pertenecen a nuestra iglesia (...) existen dificultades, sobre todo con aquellos grupos que además de ser fundamentalistas, son anti-católicos declarados. (...) Muchos miembros nuestros se sienten a menudo en dificultad por los ataques y los abusos de estos grupos, sobre todo cuando no están adecuadamente preparados para defender la propia posición católicas. Por esto, muchos fieles nuestros se encontraron con la necesidad de profundizar las Escrituras, justamente para poder combatir los ataques dirigidos a ellos mismos y a la Iglesia". Por último dijo que “con el sínodo esperamos que el entusiasmo que esta viviendo nuestro continente por la Palabra de Dios sea reforzado y sostenido. Esperamos además que el haber hablado de nuestra historia, de los desafíos que tenemos por delante y de los límites de nuestros recursos, nos permita tener un mayor sostén de aquellos que nos han ayudado en las necesidades que he mencionado". Por su parte, el cardenal arzobispo de Zagreb, Monseñor Josip Bozanic, ha reafirmado que "existe un vínculo indisoluble entre la Biblia y Europa. Todo aquello que hizo grande a la cultura europea y a su civilización (...) tiene su propio punto de partida en la Biblia. Temas como la dignidad de la persona, el reconocimiento de los derechos humanos, la separación entre Iglesia y Estado -tan solo por citar algunos ejemplos- tienen su núcleo en el manantial de la Biblia. La justicia social, los derechos, la crítica a cualquier tipo de idolatría, el rechazo a las falsas imágenes de Dios, también tienen su fundamento en la Biblia". El cardenal croata advirtió de que "Europa sin Dios corre el riesgo de convertirse en un nido de angustia y de construir una civilización del miedo. La Palabra de Dios restituye la esperanza y la alegría. Europa, además entra en crisis cuando no acepta la fuerza interpretativa de la Palabra de Dios, que tiene en la fe y en la inspiración su fundamento último. Es ardua esta tarea para todas las disciplinas científicas y especialmente para la teología. Europa con razón se jacta del desarrollo de su propio pensamiento teológico pero es necesario un ulterior esfuerzo para una confrontación más proficua con las nuevas interpretaciones y búsquedas científicas, que a menudo están, a propósito, separadas de los paradigmas hermenéuticos de la verdad cristiana". Monseñor Bozanic se ha mostrado convencido de que "una cultura que rompe con la celebración cristiana, es decir con la celebración del Misterio de la bondad de Dios y de la salvación en Cristo, arriesga su propia felicidad y empuja a Europa hacia la civilización de la aflicción y de la tristeza, que advierte el peso de la vejez y de la muerte. La Palabra de Dios restituye al hombre europeo la capacidad de celebrar la vida. Allí donde existen la celebración de los misterios cristianos, la Iglesia es joven, y esto garantiza la juventud para Europa”. También intervinieron onseñor Michael Ernest Putney, obispo de la diócesis australiana de Townsville, y monseñor Thomas Menamparampol, SDB, arzobispo de Guwahati, en la India. El obispo australiano ha asegurado que "Australia es uno de los países más secularizados del mundo. Nueva Zelanda cuenta con muchos más habitantes procedentes de las islas del Pacífico, que tienden a ser más religiosos, pero la cultura europea predominante es tan laicista como la australiana". El arzobispo de Guwahati, por su parte, ha abogado por la inculturación del evangelio al afirmar que "cuando una civilización está estrechamente vinculada a una de las religiones más importantes (por ejemplo, el Islam, el Hinduismo, el Confucionismo, el Sintoismo), hay que evaluar con cuidado qué elementos de esas religiones conviene adoptar para la fe y el culto. Si quienes enseñan la “Palabra” comienzan a usar expresiones que los seguidores de esas grandes religiones consideran propias, estos últimos podrían considerarlo una violación de lo que para ellos es sagrado y percibir la comunidad cristiana como una imposición extraña. (...) Y al revés: las expresiones cristianas tradicionales podrían carecer de atractivo para la mentalidad colectiva de la sociedad a la que va dirigido el mensaje".
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