Sin que ello sea excusa para intervenciones militares arbritarias
La Santa Sede defiende en la ONU el deber de proteger a las poblaciones
En el marco del 63 periodo de sesiones de la Asamblea General de la ONU este lunes intervino el arzobispo Celestino Migliore, observador permanente de la Santa Sede, que tomó la palabra en momentos en que Naciones Unidas se plantea cómo afrontar o prevenir las crisis financieras, alimentarias o humanitarias que afligen a la humanidad. Mons. Migliore, recordando el discurso que pronunció Benedicto XVI a la asamblea general de las Naciones Unidas, el pasado mes de abril, dijo que "la responsabilidad de ofrecer protección debe seguir sirviendo como principio compartido por todas las naciones para el gobierno de sus poblaciones y para reglamentar las relaciones entre los pueblos".
(RV) "A pesar del creciente consenso en torno a la responsabilidad de ofrecer protección como medio para una mayor cooperación, este principio sigue siendo invocado como pretexto para utilizar arbitrariamente la fuerza militar", denunció Mons. Migliore. "Esta distorsión -dijo- continua con métodos e ideas que en el pasado han fracasado. El uso de la violencia para resolver las divergencias es siempre un fracaso de visión y un fracaso de humanidad. La responsabilidad de ofrecer protección no debería concebirse simplemente en términos de intervención militar, sino ante todo como la necesidad para la comunidad internacional de unirse para afrontar las crisis buscando medios para lograr limpias y abiertas negociaciones, para apoyar la fuerza moral de la ley y buscar el bien común". "Las Naciones Unidas no fueron creadas para ser un gobierno global sino más bien el producto de la voluntad política de sus diferentes Estados miembros", subrayó el observador permanente de la Santa Sede. "Los niños huérfanos a causa del SIDA, los muchachos vendidos o las muchachas reducidas a esclavitud, los que se despiertan cada mañana sin saber si hoy serán perseguidos por su fe o por el color de su piel, siguen pidiendo una institución y líderes que acompañen a las palabras con acciones, compromisos y resultados", aseguró el arzobispo. "Estas voces, ignoradas con demasiada frecuencia, deben ser escuchadas para que podamos superar las divisiones políticas, geográficas e históricas y crear una organización que refleje nuestras mejores intenciones y no nuestros fracasos", concluyó el prelado.
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