Domingo, 22 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

La tenista no lo había hecho desde su Primera Comunión

Mara Santangelo, al confesarse en Medjugorje tras su conversión: «No será peor que Serena Williams»

Mara Santangelo.
Mara Santangelo.

Antonio Gaspari / Zenit

Al inicio de la película Bella, el protagonista, Eduardo Verástegui, cuenta que su abuela le decía a menudo: "Si quieres hacer reír al Señor cuéntale los proyectos del hombre".

La gloria cercana
Parece una frase hecha a propósito para lo sucedido a Mara Santangelo, una tenista italiana, con talento y decisión, quien incluso teniendo un problema en los pies que le hace sufrir cada vez que juega, el 22 de junio del 2005 estuvo a punto de realizar el sueño de su vida: jugar en Wimblendon y ganar a una de las jugadoras más fuertes: la estadounidense Serena Williams.

Sin embargo, precisamente en el mejor momento, después de haber ganado el primer set, los dolores en el pie izquierdo se hacen insoportables, pide permiso para ir al baño, se quita las zapatillas y sus pies son un baño de sangre. Estoicamente, Mara vuelve al campo y juega los dos sets siguientes, pero... no hay partido, ya no consigue apoyar lo pies sin sentir punzadas de dolor.

Su humor es de perros, reza y se lamenta, se dirige a su madre en el cielo, se enfada con el Señor porque parece que la ha abandonado precisamente en el momento más importante. Aun sufriendo en los pies desde nacimiento por una leve malformación, Mara había prometido a su madre que llegaría a Wimbledon y se convertiría en una campeona de tenis.

Otra lesión, y el adiós profesional
No obstante esta decepción, Santangelo sigue adelante y en 2006, junto con Francesca Schiavone, Flavia Pennetta y Roberta Vinci, conquista la Copa Federación. Su punto es decisivo cuando gana a la belga Kirsten Flipkens, llevando a Italia al dos a dos. En el quinto y útlimo partido la campeona Justine Henin se vio obligada a retirarse e Italia gana por primera el torneo.

Santangelo, que tiene ahora 32 años, comenzó a jugar al tenis con 5 años. A los 12 fue convocada al Centro Técnico Federal y siempre ha formado parte del equipo nacional. Profesional de 1998 a 2010, ganó cuatro veces contra las primeras diez del ranking mundial, y sumó 9 torneos en individual y 23 en dobles.

No obstante su capacidad de resistir al dolor, a finales de 2009 Mara debe rendirse. Después de otra lesión, le diagnostican un neuroma de Morton, que implica la eliminación de un nervio. Desde ese momento Mara no podrá jugar más a nivel profesional.

El camino de la fe
En el libro donde cuenta su historia (Te lo prometo: el partido de la vida, la fuerza de la fe, el valor de levantarse, Piemme), Santangelo escribe: "Dejar el tenis ha sido duro. El infortunio que me ha alejado de la victoria y de los campos de juego me ha obligado a combatir el partido más difícil de mi vida. No es un punto, no es un juego, no es un set, no es un partido. Es el camino de la fe que, de repente, después de tanto buscar, me ha iluminado el alma en Medjugorje conduciéndome donde no imaginaba poder llegar".

El libro de Santangelo se presentó el 20 de julio en San Benedetto del Tronto en el contexto de la XIII edición de la muestra Escritores bajo las estrellas, promovida por la librería La Bibliofila. En él cuenta su historia agonística y humana. Una vida difícil. Sus padres se separaron cuando ella era aún pequeña y su amada madre murió en un accidente de tráfico cuando ella tenía sólo 16 años.

Un luto nunca aceptado, en el fondo. Un intento de reacción que la empuja a andar hacia adelante por la promesa a su madre y una determinación que refleja la rabia contra el dolor que sufría en los pies.

En realidad Mara estaba enfadada contra el mundo: por el dolor de pies y por la pérdida de su madre. En su camino encontró muchas personas que la quisieron y ayudaron mucho, como Giampaolo Coppo, su entrenador, "maestro en el campo y en la vida" y muchos otros que encontrará después de un viaje a Medjugorje.

El alivio, en Medjugorje

Toda la primera parte del libro es la historia de esta rabia, y de la incapacidad de Mara para aceptar el dolor, que la tortura y le impide hacer lo que más ama (jugar al tenis), y el destino adverso y cruel que la ha privado de su madre.

Mara no consigue librarse de los tormentos hasta que no decide ir a Medjugorge. Es intensísima la parte del libro en la que cuenta la noche que cambió su vida. Mara, que "apenas era capaz de hacer la señal de la cruz y apenas recordaba el Ave María", cuenta su primera confesión después de años de silencio y de cerrazón. En fila frente al confesionario, Mara tiene miedo, pero busca el valor: "Jesús entenderá mis fragilidades. Forza Maretta!" -se dice a sí misma-, "peor que Serena Williams este sacerdote no podrá ser nunca".

Marda Santangelo no se confesaba desde el día de la Primera Comunión. Después de arrodillarse confiesa todo, un río que se inunda. Se siente amada, entendida, escuchada, y con una serenidad que nunca había experimentado.
 
Una vida distinta
"Ha sido el inicio de una nueva vida", escribe. Mara Santangelo, tenista con talento y fortaleza, siempre muy reservada, comienza a prestar asistencia y acogida a otros. Entra en el grupo Nuevos Horizontes, de Chiara Mirante, y participa activamente en la iniciativa Abrazos gratis. Confiesa: "¡Qué felicidad ser útil al prójimo! ¡Qué alegría acoger con amor, buscando ser fuente de compartir!".

A quien le pregunta "¿Por qué una persona de éxito como tú, que tiene de todo, se pone en mitad de una calle a regalar abrazos?", Mara responde: "Nuestra existencia no es nada sin amor, sin un corazón dispuesto a donar, a amar y ser amado".

"El verdadero renacimiento espiritual -concluye Mara- está en entender que a través de ti, otros pueden ver una luz que va más allá de tu persona, más allá de la carne y la materia; la luz resplandeciente de Cristo".
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