Informe Regensburg: 67 menores sexualmente forzados y 547 con bofetones o castigos, en 5 décadas
La catedral católica de Regensburg (Ratisbona, en Alemania) tiene un coro infantil en funcionamiento desde hace mil años, quizá es el más antiguo del mundo. Casi todos esos niños, los llamados "Regensburger Domspatzen" ("gorriones de la catedral") estudiaban en la escuela católica adyacente y adcrita a la catedral.
Ahora, un detallado informe de 450 páginas realizado por el abogado Ulrich Weber contabiliza los casos de abusos sexuales y de palizas o castigos físicos que se dieron en esa escuela desde 1945 (final de la Segunda Guerra Mundial) a 1991 (reunificación alemana).
La cultura del bofetón... pero peor
Por un lado, había una cultura establecida del "castigo físico": bofetones y golpes a los menores. Era algo muy común en toda Alemania y en las escuelas de prestigio de toda Europa: enseñar disciplina y eficacia con algunos golpes a los alumnos díscolos. Pero en esta escuela eran más duros y frecuentes.
El informe señala que 500 muchachos sufrieron "golpes, privación de comida o agresiones físicas" en algún momento de esos 50 años. Al menos 72 sufrieron lesiones corporales por los golpes.
Además, 67 alumnos sufrieron abusos sexuales de distinto grado. Hay que tener en cuenta que una vez elegido como víctima los abusos se solían prolongar durante años.
El informe habla de 49 maestros y adultos implicados en los abusos físicos: algunos eran laicos y otros clérigos. De ellos, 9 son los responsables de los abusos sexuales. La mayoría de estos responsables ya han muerto y legalmente ninguno puede ser procesado porque son delitos que han prescrito.
Un director y sacerdote, el principal depredador
En concreto, el principal depredador sexual era Johan Meier, que había sido soldado de la Wehrmacht en la Segunda Guerra Mundial de 1942 a 1945, luego ordenado sacerdote en 1951 y con cargos de responsabilidad en el coro desde 1953 y luego también en la escuela desde 1958, hasta 1992, cuando se jubiló, y murió poco después en circunstancias extrañas.
Según el noticiario Deustsche Welle, "muchos testigos refirieron que arrojaba bancos a los alumnos (una vez le habría roto el hombro a un niño). También indicaron que tenía la costumbre de llevar a dos o tres niños a su habitación para ofrecerles alcohol y después castigarlos. Un sistema que le habría proporcionado placer sexual".
Las víctimas describen el ambiente y sus vivencias como "una prisión, infierno, un campo de concentración". Las denuncias de abusos empezaron a difundirse en 2010 y después la Iglesia colaboró con la investigación de Ulrich Weber.
Georg Ratzinger, el hermano del Papa, no implicado
El coro fue dirigido, musicalmente, por Georg Ratzinger, hermano mayor del Papa Benedicto XVI, de 1964 a 1994. Él siempre ha declarado que nunca supo de los casos de abusos sexuales, aunque sí conocía casos de castigos físicos, que pensaba que eran los comunes en las escuelas de élite de la época (también las laicas). Era una escuela de élite que buscaba la excelencia musical máxima. Él mismo, reconoció en una entrevista, dió algún bofetón a algún alumno díscolo. Pero desconocía que hubiera casos de violencia física extrema. El informe no le acusa de ningún abuso, pero considera que formaba parte de la cultura de silencio.
El delito prescribió, la Iglesia ofrece compensaciones
En 2016, la Iglesia de Regensburg ofreció compensaciones de entre 5.000 y 20.000 euros a cada una de las víctimas que las solicitasen, aunque ahora que se ha publicado el informe las compensaciones las establecerá un cuerpo independiente.
Hay que señalar que desde el punto de vista estrictamenente legal, todos los delitos (de golpes o de abusos) han prescrito y la ley civil no puede juzgarlos. Todo lo que se investigue o se compense se hace por iniciativa de la Iglesia y entidades de la sociedad civil.
El proceso de investigación empezó en 2010 con Gerhard Ludwig Müller como arzobispo de Regensburg, luego prefecto de Doctrina de la Fe por designación de Benedicto XVI. Marie Collins, una antigua víctima de abusos clericales en Irlanda, que renunció como asesora de la Pontificia Comisión para la Tutela de los Menores molesta por su ineficacia, acusaba a Müller de ser poco eficaz desde Doctrina de la Fe en la lucha contra los abusos. Hay quien pueda ver una relación entre la publicación de este informe de Regensburg y la no renovación de Müller en Doctrina de la Fe, siendo sustituido por el español Ladaria.
¿Y si la escuela fuera laica y progresista?
Se da la circunstancia de que en esos mismos años se daban multitud de abusos también en la muy prestigiosa y progresista escuela laica alemana Odenwaldschule.
En este colegio fundado en 1910 por el pedagogo reformista Paul Geheeb (18791961) hubo 132 alumnos víctimas de abusos sexuales entre 1961 y 1980 por parte de profesores. También aquí el mayor depredador sexual era el director, Gerold Becker. Un informe consideró probado que Becker había abusado de 86 víctimas de sexo masculino de 12 a 15 años.
Se consideraba que la enseñanza en esta escuela debía ser no autoritaria, que los alumnos debían seguir sus intereses, sin castigos. Se criticaba la "tradición autoritaria" alemana y así se atrajo a personalidades de la élite alemana. Hubo algunas denuncias mediáticas en 1998, pero hasta 2010 no empezaron las investigaciones en serio. Hace un par de años cerró la escuela, cuando se descubrió que un profesor guardaba grandes cantidades de pornografía infantil en su ordenador. La escuela fue incapaz de recuperar el prestigio.
La clave siempre está en que los predadores adquieren la confianza de las familias y la sociedad y acceso no controlado a los menores y abusan de ellos creando una red de silencio.
El informe del caso Odenwaldschule en alemán está aquí en PDF.