El alcalde de Grenoble propone cambiar las fiestas católicas por los hitos de la Revolución Francesa

Cambiar la Navidad por el recuerdo al genocidio de la Vendée o la Pascua de Resurrección por la fiesta de El Terror. Aunque parezca distópico, es una de las últimas propuestas aplicadas a la práctica de un alcalde francés de Grenoble -una de las ciudades más pobladas de Francia-, Éric Piolle.

Amparándose en la laicidad y la "pluralidad", el político ha propuesto recientemente "eliminar las referencias a las fiestas religiosas" del calendario republicano francés y, en su lugar, "declarar fiestas públicas a las seculares" que marcan el "apego común a la República". Piolle pone ejemplos concretos,  y menciona desde algunas lejanas como "las revoluciones" o "la Comuna" hasta otras más recientes como "los derechos de la mujer" o de "las personas LGBT".

Tras la polémica causada por estas declaraciones, Piolle ha sustituido sus referencias a esta propuesta. Ahora, en lugar de "eliminar las fiestas religiosas", expresa su voluntad de "hacer nuestro calendario más plural, teniendo días festivos para elegir según las convicciones espirituales" que, para algunos, "pueden ser seculares".

Francia, uno de los países más laicistas desde sus autoridades, leyes  e incluso la misma Constitución, cuenta actualmente con 11 días festivos a nivel nacional, de los que 6 se encuentran directamente vinculados al calendario católico. Entre ellas, Lunes después de Pascua; Jueves de la Ascensión; Lunes después de Pentecostés; la Asunción de Nuestra Señora Todos los Santos o Navidad.

Una idea de la propuesta aplicada a la práctica

Pero según las propuestas de Grenoble, ¿cómo serían en la práctica? Atendiendo a las alternativas que propone y con el amplio historial de masacres revolucionarias, no sería extraño que Pascua de Resurrección, celebrada este año en el mes de abril, fuese remplazada por el primer ejecutado por la Guillotina, cuya efeméride se celebra el 25 de abril. O que la Navidad fuese sustituida por el Genocidio de la Vendée, donde los oficiales republicanos fabricaban botas con piel de los niños desde diciembre-enero de 1794.

Muestra de ello es el relato del oficial de policía Ganet durante la Revolución en Vendée, hablando de la praxis del general Amey: "Hace encender los hornos y cuando están bien calientes mete en ellos a las mujeres y los niños. Le hemos hecho amonestaciones; nos ha respondido que era así como la República quería cocer su pan". 

La de Grenoble no es la primera vez que se intenta cambiar el calendario gregoriano a uno "laico". Precisamente unos de los primeros en hacerlo fueron los propios revolucionarios, cuando encargaron al matemático Charles Gilbert que elaborase una nueva ordenación del tiempo para lo que esperaban que fuese un cambio de orden. El calendario duró 14 años, desde el 14 de julio de 1789 -arrancando como día 1 el de la toma de la Bastilla- hasta el 31 de diciembre de 1805, conocido como 10 de nivoso del año XIV. Fue la primera vez que el calendario quedó desvinculado en Francia de su tradición católica pasando a depender de la naturaleza agrícola. 

Las raíces woke de Grenoble 

No es la primera vez que Grenoble ocupa los titulares por sus propuestas o medidas laicistas y woke.  Una de las últimas ocasiones que sucedió fue cuando el profesor alemán residente en esta localidad Klaus Kinzler fuese perseguido hasta la suspensión por parte de su centro educativo. El motivo, cuestionar la definición del concepto de islamofobia con un compañero por correo privado, ante lo que comenzó una auténtica caza woke por sindicatos, políticos y la creciente población islámica en Francia.

El centro de Grenoble levantó finalmente la inhabilitación del profesor Kinzler, aunque bajo la precisión de que no sería bienvenido. Publicó sus experiencias de persecución en el libro L’islamogauchisme ne m’a pas tué (El islamoizquierdismo no me mató).