Tras el éxito de «Manif pour Tous»
¿Detenidos por llevar una sudadera pro-familia? Esto es aquí al lado, en la Francia de Hollande
El rechazo social al matrimonio homosexual ha sorprendido al Gobierno socialista, que ha reaccionado con la vía policial.
Manif pour Tous [Manifestación para Todos], el movimiento social francés de protesta contra el matrimonio homosexual, sorprendió a Europa entera (y sobre todo al Gobierno de François Hollande) con una serie de manifestaciones que culminaron el 24 de marzo en una de las mayores que se recuerdan en el país vecino.
Ya entonces el español Manuel Valls, ministro del Interior, fue muy criticado porque no previó (o no quiso prever) la magnitud de la concentración y dispuso medios absolutamente insuficientes para su normal desarrollo, dando lugar a incidentes duramente reprimidos.
Esa operación policial contra los ciudadanos disconformes con la destrucción legal del matrimonio ha continuado después. De hecho, hay órdenes de filiar y detener a las personas que lleven la camiseta de Manif pour Tous, que representa una familia con hijos.
Así lleva sucediendo en los últimos días en los Jardines de Luxemburgo. Fue el caso, por ejemplo, de Franck Talleu, padre de familia numerosa, arrestado, llevado a comisaría, interrogado durante una hora y puesto en libertad con cargos por "conducta contra las buenas costumbres" y "organización de una manifestación lúdica sin autorización".
"Si el simple dibujo de una familia en una sudadera es contrario a las buenas costumbres, ¿qué pasará el día de mañana cuando unos padres paseen de la mano con sus hijos por la calle? ¿Los detendrán también?", se preguntaba Franck tras su detención, con tono de broma pero al mismo tiempo transmitiendo una preocupación creciente en la sociedad francesa.
Su caso no fue aislado, y el pasado lunes una docena de personas sufrió el mismo proceso y por las mismas razones. Christophe, joven empresario, fue abordado cuando empezaba su sesión diaria de jogging, y detenido cuando se negó a quitarse la camiseta: "Creyendo ser víctima de un error, les escuché y acepté acompañarles. Me llevaron, bien sujeto como si fuese un ladrón, a un local de cristales tintados donde fui expedientado. Si hubiese llevado en la camiseta la efigie de un dictador habría tenido menos problemas. Me trataron como si fuese un peligro público, alguien violento. Fue ridículo y desproporcionado".
A Marie-Capucine, estudiante de 19 años, le pasó algo similar "por molestar a los viandantes haciendo ostentación de elementos de una manifestación prohibida". Fue detenida cuando, al quitarse la sudadera y anudársela a la cintura para empezar a correr, dejó ver la camiseta de Manif pour Tous.
Frédéric, administrativo, fue también detenido el domingo de Resurrección llevando el mismo ropaje. Reconoce que él sí tenía intención de manifestarse, y empezó a gritar "¡Hollande, no queremos tu ley!", pero también dice que si hubiese empezado a gritar "¡Hollande, tu ley se aprobará!" no habría pasado nada.
La policía no quiere que en los Jardines de Luxemburgo, donde se encuentra el Senado -pero también uno de los grandes lugares de encuentro social parisinos-, sea escenario de expresiones del rechazo social a la ley, aunque sean actos meramente privados, como llevar una camiseta o sudadera. La votación en el Senado está en el aire, pues hay miembros de la mayoría de izquierdas que podrían votar en contra de la ley, y miembros de la minoría de derechas que podrían votar a favor. Por eso la movilización social es tan intensa. La partida está aún en el aire.
Ya entonces el español Manuel Valls, ministro del Interior, fue muy criticado porque no previó (o no quiso prever) la magnitud de la concentración y dispuso medios absolutamente insuficientes para su normal desarrollo, dando lugar a incidentes duramente reprimidos.
Esa operación policial contra los ciudadanos disconformes con la destrucción legal del matrimonio ha continuado después. De hecho, hay órdenes de filiar y detener a las personas que lleven la camiseta de Manif pour Tous, que representa una familia con hijos.
Así lleva sucediendo en los últimos días en los Jardines de Luxemburgo. Fue el caso, por ejemplo, de Franck Talleu, padre de familia numerosa, arrestado, llevado a comisaría, interrogado durante una hora y puesto en libertad con cargos por "conducta contra las buenas costumbres" y "organización de una manifestación lúdica sin autorización".
"Si el simple dibujo de una familia en una sudadera es contrario a las buenas costumbres, ¿qué pasará el día de mañana cuando unos padres paseen de la mano con sus hijos por la calle? ¿Los detendrán también?", se preguntaba Franck tras su detención, con tono de broma pero al mismo tiempo transmitiendo una preocupación creciente en la sociedad francesa.
Su caso no fue aislado, y el pasado lunes una docena de personas sufrió el mismo proceso y por las mismas razones. Christophe, joven empresario, fue abordado cuando empezaba su sesión diaria de jogging, y detenido cuando se negó a quitarse la camiseta: "Creyendo ser víctima de un error, les escuché y acepté acompañarles. Me llevaron, bien sujeto como si fuese un ladrón, a un local de cristales tintados donde fui expedientado. Si hubiese llevado en la camiseta la efigie de un dictador habría tenido menos problemas. Me trataron como si fuese un peligro público, alguien violento. Fue ridículo y desproporcionado".
A Marie-Capucine, estudiante de 19 años, le pasó algo similar "por molestar a los viandantes haciendo ostentación de elementos de una manifestación prohibida". Fue detenida cuando, al quitarse la sudadera y anudársela a la cintura para empezar a correr, dejó ver la camiseta de Manif pour Tous.
Frédéric, administrativo, fue también detenido el domingo de Resurrección llevando el mismo ropaje. Reconoce que él sí tenía intención de manifestarse, y empezó a gritar "¡Hollande, no queremos tu ley!", pero también dice que si hubiese empezado a gritar "¡Hollande, tu ley se aprobará!" no habría pasado nada.
La policía no quiere que en los Jardines de Luxemburgo, donde se encuentra el Senado -pero también uno de los grandes lugares de encuentro social parisinos-, sea escenario de expresiones del rechazo social a la ley, aunque sean actos meramente privados, como llevar una camiseta o sudadera. La votación en el Senado está en el aire, pues hay miembros de la mayoría de izquierdas que podrían votar en contra de la ley, y miembros de la minoría de derechas que podrían votar a favor. Por eso la movilización social es tan intensa. La partida está aún en el aire.
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