El sábado, en Barcelona, los Reyes recogen cartas, dan caramelos ¡y se arrodillan ante el Santísimo!
Los tres Reyes Magos, con "trajes espectaculares", con pajes, entregando caramelos, recogiendo cartas de los niños despistados de última hora... y, luego, se arrodillarán ante el Santísimo, porque "queremos que los niños entiendan que los Reyes vinieron a adorar a Jesús".
Esa es la propuesta para este sábado, víspera de Reyes, a las 12 de la mañana en la iglesia del Real Monasterio de Santa Isabel en Barcelona.
Lo organiza el grupo Cafarnaum, "una comunidad de familias", básicamente un grupo de familias católicas que quieren hacer apostolado y catequesis y, en Navidad, recuperar el sentido de los Reyes Magos que se arrodillan ante el Niño Jesús.
"La cabalgata oficial, del Ayuntamiento, cada vez está más ideologizada y ya está del todo descristianizada, así que queremos hacer nuestra propia actividad, pensando en las familias cristianas. Empezamos con una actividad asequible, y a lo mejor el año que viene crece más, con camellos y otras cosas", explica a ReL Miguel Ángel Maestre, uno de los impulsores de la cita.
Todas las familias cristianas con niños que quieran acudir están invitadas a estar a las 12 en la Iglesia del Real Monasterio de Santa Isabel (Calle Rocabertí, 12, en el barrio de Sarriá, monestir.org).
"Llegarán los Reyes con sus trajes, los pajes entregarán caramelos, y los niños podrán entregar sus cartas a los Reyes Magos. Los Reyes leerán un pregón de Epifanía, explicando el verdadero sentido de la fiesta. Y se arrodillarán. Habrá una adoración eucarística adaptada a la capacidad de aguante de los niños, mínimo media hora. Un sacerdote dirigirá la oración. Los niños que asistan pueden además escribir un mensaje con sus oraciones, deseos y peticiones de oración, por sus amigos o abuelitos, etc... y entregarlas", explica Maestre.
Este sábado probablemente muchas familias acudan a dos actos: el de la mañana, cristiano, aunque más pequeño, y la gran cabalgata municipal de la tarde, espectacular y masiva, aunque ya prácticamente sin alma. Si la actividad cristiana va creciendo en los años que vienen con más elementos y adornos, puede llegar a desplazar a la convocatoria mundana, cada vez más ideologizada.