Aumenta, aunque ligeramente, el número de adultos que se bautizan cada año en España
El número de adultos no bautizados que pide entrar a formar parte de la Iglesia Católica en España está aumentando, si bien todavía representa una pequeña proporción, siendo unos 3.000 los adultos que se bautizan cada año.
Así lo ha explicado el obispo de Huesca y Jaca, monseñor Julián Ruiz, miembro de la Subcomisión de Catequesis de la Conferencia Episcopal Española (CEE), que ha pronunciado la ponencia ‘La situación actual de la catequesis en España’.
Una tendencia similar a la que sigue Francia
Según explicó el miembro de la Subcomisión de Catequesis de la CEE en declaraciones a Europa Press, “en nuestro contexto es cada vez más frecuente” que haya adultos, tanto españoles, como emigrantes, que se preparan para recibir el sacramento del bautismo.
Julián Ruiz es obispo de Huesca y Jaca y es miembro de la Subcomisión de Catequesis de la Conferencia Episcopal
Monseñor Ruiz subrayó que “la catequesis primera tiene que ser la de adultos, en general” ya que si bien “invertimos tiempo y energía para niños, adolescentes y jóvenes” y el destinatario de esta actividad es el adulto, quien ha de seguir su proceso de “crecimiento y maduración de la fe” que le permita “dar respuesta a sus problemas y a los de la sociedad”.
De catequesis de mantenimiento a la evangelización
En este mismo sentido se ha pronunciado el arzobispo de Zaragoza, monseñor Vicente Jiménez, que inauguró las jornadas y señaló que “hay que pasar de una catequesis de mantenimiento y para recibir unos sacramentos en unos momentos puntuales a una catequesis al servicio de la evangelización, que es la misión de la Iglesia, para la transformación de la persona, de la sociedad y del mundo”.
Se trata “de un proceso, un camino” mediante una formación permanente, “orgánica, sistemática, que no solo vaya a la cabeza, sino al corazón y a todo lo que hacemos”, ha comentado el prelado.
Por su parte, el obispo de Huesca y Jaca fijó como uno de los retos de esta tarea la catequesis familiar, “que no es simplemente la ayuda que los padres puedan presta en los sacramentos de iniciación cristiana, sino una catequesis dirigida a las familias como objetivo fundamental“.
Conseguir comunidades vivas
En este punto, ha manifestado que “la importancia no está en el número de asistentes” a la catequesis, sino en que “haya comunidades vivas“. Otro de los retos es revertir la falta de relevo generacional ya que “nuestros catequistas se van haciendo mayores” y si en 2014 hubo en España 104.995, al año siguiente fueron 101.751.
Según apuntó, el perfil es mayoritariamente femenino, de personas vinculadas a la enseñanza o con otro tipo de estudios, así como padres y madres de familia y también “se van incorporando personas jóvenes que brotan de las comunidades cristianas, donde viven y celebran su fe con entusiasmo”.
Monseñor Ruiz comentó que “no se hace catequesis, sino que se es catequista”, “se comunica la experiencia propia” por lo que se ha de “acompañar y estar cerca” de estas personas porque “son el rostro de la Iglesia”, ha recalcado.
Por otra parte, ha estimado que hay materiales adecuados, pero “tenemos el desafío de que lleguen a insertarse en la vida y en el proceso de educación en la fe”, también a través de las nuevas tecnologías “porque estamos inmersos en el siglo XXI“.
Así lo ha explicado el obispo de Huesca y Jaca, monseñor Julián Ruiz, miembro de la Subcomisión de Catequesis de la Conferencia Episcopal Española (CEE), que ha pronunciado la ponencia ‘La situación actual de la catequesis en España’.
Una tendencia similar a la que sigue Francia
Según explicó el miembro de la Subcomisión de Catequesis de la CEE en declaraciones a Europa Press, “en nuestro contexto es cada vez más frecuente” que haya adultos, tanto españoles, como emigrantes, que se preparan para recibir el sacramento del bautismo.
Julián Ruiz es obispo de Huesca y Jaca y es miembro de la Subcomisión de Catequesis de la Conferencia Episcopal
Monseñor Ruiz subrayó que “la catequesis primera tiene que ser la de adultos, en general” ya que si bien “invertimos tiempo y energía para niños, adolescentes y jóvenes” y el destinatario de esta actividad es el adulto, quien ha de seguir su proceso de “crecimiento y maduración de la fe” que le permita “dar respuesta a sus problemas y a los de la sociedad”.
De catequesis de mantenimiento a la evangelización
En este mismo sentido se ha pronunciado el arzobispo de Zaragoza, monseñor Vicente Jiménez, que inauguró las jornadas y señaló que “hay que pasar de una catequesis de mantenimiento y para recibir unos sacramentos en unos momentos puntuales a una catequesis al servicio de la evangelización, que es la misión de la Iglesia, para la transformación de la persona, de la sociedad y del mundo”.
Se trata “de un proceso, un camino” mediante una formación permanente, “orgánica, sistemática, que no solo vaya a la cabeza, sino al corazón y a todo lo que hacemos”, ha comentado el prelado.
Por su parte, el obispo de Huesca y Jaca fijó como uno de los retos de esta tarea la catequesis familiar, “que no es simplemente la ayuda que los padres puedan presta en los sacramentos de iniciación cristiana, sino una catequesis dirigida a las familias como objetivo fundamental“.
Conseguir comunidades vivas
En este punto, ha manifestado que “la importancia no está en el número de asistentes” a la catequesis, sino en que “haya comunidades vivas“. Otro de los retos es revertir la falta de relevo generacional ya que “nuestros catequistas se van haciendo mayores” y si en 2014 hubo en España 104.995, al año siguiente fueron 101.751.
Según apuntó, el perfil es mayoritariamente femenino, de personas vinculadas a la enseñanza o con otro tipo de estudios, así como padres y madres de familia y también “se van incorporando personas jóvenes que brotan de las comunidades cristianas, donde viven y celebran su fe con entusiasmo”.
Monseñor Ruiz comentó que “no se hace catequesis, sino que se es catequista”, “se comunica la experiencia propia” por lo que se ha de “acompañar y estar cerca” de estas personas porque “son el rostro de la Iglesia”, ha recalcado.
Por otra parte, ha estimado que hay materiales adecuados, pero “tenemos el desafío de que lleguen a insertarse en la vida y en el proceso de educación en la fe”, también a través de las nuevas tecnologías “porque estamos inmersos en el siglo XXI“.
Comentarios