Cientos de jóvenes acuden a la XI Marcha Misionera de Córdoba con Hakuna, Demetrio y los javerianos
Cientos de jóvenes han vuelto a peregrinar un año más en la Marcha Misionera de las ermitas de Córdoba. Este año, decimoprimero de la marcha, Don Bosco fue el misionero protagonista de la marcha, siguiendo a otros santos y personajes de otros años como Madre Teresa de Calcuta, la santa cordobesa Rafaela María, Carlo Acutis o Santa Josefina Bakhita.
La jornada comenzó a las 10:00 horas del sábado, en las Ermitas de Córdoba, con la acogida de los cientos de participantes y el posterior testimonio de los misioneros javerianos.
Un testimonio de los misioneros javerianos.
Tras sus palabras, cientos de jóvenes comenzaron a recorrer los cerca de 10 kilómetros que les separaba del colegio de La Salle, primera parada del trayecto. Posteriormente siguieron hasta el Colegio Trinitarios y por último a la parroquia de Nuestra Señora de Gracia.
En torno a las 15:30 horas, tras la comida en el colegio, los jóvenes se concentraron en el interior de la parroquia para iniciar una adoración eucarística ambientada por Hakuna.
Los peregrinos procesionaron la imagen de San Juan Bosco.
Por último, procesionaron hacia los Salesianos con la imagen de San Juan Bosco para celebrar la Santa Misa de clausura de la jornada, presidida por el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández.
Demetrio Fernández, obispo de Córdoba, presidió la misa de clausura.
Antes, durante una breve catequesis, se situó al santo fundador de los Salesianos como "gran protagonista de la marcha", remarcando el "carisma y enganche" del santo con los jóvenes que le hicieron ser proclamado por San Juan Pablo II “Padre y Maestro de la Juventud”.
Los peregrinos, antes de su llegada a la parroquia de Nuestra Señora de Gracia.
La “onda de la fuerza de este sí”, el mismo que dio Don Bosco, se sintoniza cuando te dejas “amar por Dios, que te ama así como eres, que te valora y respeta, pero también te ofrece más y más; más de su amistad, más fervor en la oración, más hambre de su Palabra, más deseos de recibir a Cristo en la Eucaristía, más ganas de vivir su Evangelio, más fortaleza interior, más paz y alegría espiritual”, señalaba la catequesis.