«La caridad sin inteligencia se convierte en mero sentimentalismo, hace falta caridad inteligente»
Cáritas en Guipúzcoa (www.caritasgipuzkoa.org), en la diócesis de San Sebastián, cumple 50 años y su delegado episcopal en esa diócesis, el sacerdote Vicente Altaba, ha explicado en una entrevista en Noticiasdegipuzkoa.com algunas de las cosas que la entidad ha constatado en medio siglo de experiencia sirviendo a los necesitados.
"Hace falta una caridad inteligente", asegura Altaba. "La buena voluntad, como el valor en el ejército, se supone. La caridad sin inteligencia se convierte en mero sentimentalismo. Hace falta una caridad inteligente para conocer dónde está la raíz de la pobreza. Si uno no sabe analizar sus causas, difícilmente va a encontrar soluciones. No queremos caridad asistencial sino aquella que ayude a las personas a integrarse en la sociedad. Esa caridad debe ser transformadora de la sociedad, inteligente, que recurra a estudios sociales y se deje asesorar por las ciencias".
Los nuevos pobres
Así, los pobres de hoy no son idénticos a los de otras épocas. Hay nuevos rostros de la pobreza: "Los jóvenes sin trabajo, las familias golpeadas por la crisis. También los ancianos, antes ignorados y ahora explotados. Además podemos hablar de las mujeres afectadas por la penuria económica, la explotación sexual, la trata de personas y la violencia doméstica".
Por eso, asegura Altaba, "Cáritas se tiene que resituar, y está claro que no podemos seguir dando las respuestas de siempre. Tenemos que abrir los ojos a todas estas nuevas pobrezas, seguir muy de cerca las nuevas políticas sociales y dejarnos ayudar por las ciencias para conocer la realidad. Necesitamos la mirada profunda del Evangelio".
No está bien separar Cáritas e Iglesia
Altaba insiste en que Cáritas y la Iglesia no son dos entidades distintas.
"Estamos reconocidos como ONG porque necesitamos ese carné para actuar en el ámbito social. Pero Cáritas no solo es una ONG, sino que es la caridad organizada de la Iglesia. Lo que me molesta es que haya personas que digan que la labor de Cáritas es muy interesante pero disociándola de lo que hace la Iglesia. No es cierto. Entiendo que hay gente que lo hace por ignorancia, pero hay otros que lo hacen intencionadamente, los que dicen que a la Iglesia ni agua. La gente que tiene esa mentalidad está muy interesada en que nada de lo que haga Cáritas lo capitalice la Iglesia como propio".
En los años más duros de la crisis económica en España, Cáritas, dice, "ha dado una gran respuesta y por eso tiene tanto reconocimiento social. Muchas personas habrían estado mucho más desamparadas de lo que lo han estado si no llega a ser por la Iglesia y sus instituciones sociales. Es un dato que reconoce cualquier observador neutral".
Dispuestos a atender refugiados
Respecto a la crisis de los refugiados, Altaba explica que desde Cáritas Española "le dijimos al Gobierno que estábamos dispuestos a colaborar, pero nuestro papel era subsidiario. Tenemos un papel subsidiario en muchas cuestiones sociales. En realidad ya estamos trabajando con refugiados, estamos atendiendo a muchos de ellos que han llegado sin tener siquiera el estatuto de refugiado. Pero hay un problema político y jurídico que no podemos afrontar. Los obispos ya han pedido al Gobierno que agilice un corredor humanitario".
"Hace falta una caridad inteligente", asegura Altaba. "La buena voluntad, como el valor en el ejército, se supone. La caridad sin inteligencia se convierte en mero sentimentalismo. Hace falta una caridad inteligente para conocer dónde está la raíz de la pobreza. Si uno no sabe analizar sus causas, difícilmente va a encontrar soluciones. No queremos caridad asistencial sino aquella que ayude a las personas a integrarse en la sociedad. Esa caridad debe ser transformadora de la sociedad, inteligente, que recurra a estudios sociales y se deje asesorar por las ciencias".
Los nuevos pobres
Así, los pobres de hoy no son idénticos a los de otras épocas. Hay nuevos rostros de la pobreza: "Los jóvenes sin trabajo, las familias golpeadas por la crisis. También los ancianos, antes ignorados y ahora explotados. Además podemos hablar de las mujeres afectadas por la penuria económica, la explotación sexual, la trata de personas y la violencia doméstica".
Por eso, asegura Altaba, "Cáritas se tiene que resituar, y está claro que no podemos seguir dando las respuestas de siempre. Tenemos que abrir los ojos a todas estas nuevas pobrezas, seguir muy de cerca las nuevas políticas sociales y dejarnos ayudar por las ciencias para conocer la realidad. Necesitamos la mirada profunda del Evangelio".
No está bien separar Cáritas e Iglesia
Altaba insiste en que Cáritas y la Iglesia no son dos entidades distintas.
"Estamos reconocidos como ONG porque necesitamos ese carné para actuar en el ámbito social. Pero Cáritas no solo es una ONG, sino que es la caridad organizada de la Iglesia. Lo que me molesta es que haya personas que digan que la labor de Cáritas es muy interesante pero disociándola de lo que hace la Iglesia. No es cierto. Entiendo que hay gente que lo hace por ignorancia, pero hay otros que lo hacen intencionadamente, los que dicen que a la Iglesia ni agua. La gente que tiene esa mentalidad está muy interesada en que nada de lo que haga Cáritas lo capitalice la Iglesia como propio".
En los años más duros de la crisis económica en España, Cáritas, dice, "ha dado una gran respuesta y por eso tiene tanto reconocimiento social. Muchas personas habrían estado mucho más desamparadas de lo que lo han estado si no llega a ser por la Iglesia y sus instituciones sociales. Es un dato que reconoce cualquier observador neutral".
Dispuestos a atender refugiados
Respecto a la crisis de los refugiados, Altaba explica que desde Cáritas Española "le dijimos al Gobierno que estábamos dispuestos a colaborar, pero nuestro papel era subsidiario. Tenemos un papel subsidiario en muchas cuestiones sociales. En realidad ya estamos trabajando con refugiados, estamos atendiendo a muchos de ellos que han llegado sin tener siquiera el estatuto de refugiado. Pero hay un problema político y jurídico que no podemos afrontar. Los obispos ya han pedido al Gobierno que agilice un corredor humanitario".
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