Cáritas en zonas rurales de Salamanca: da vergüenza pedir ayuda y los voluntarios a veces lloran

Desde el año 2011 funciona un grupo parroquial de Cáritas que atiende a las zonas rurales en Guijuelo (Salamanca, España) y pueblos aledaños.

Este en concreto es un proyecto que pertenece al Arciprestazgo de Guijuelo, cuyos sacerdotes son Amable García, Andrés González y Gregorio Ramos. Sus principales preocupaciones son la pobreza, así como otras situaciones de vulnerabilidad y las personas que viven solas.

La necesidad de Cáritas en las zonas rurales
Mamen Benito es la trabajadora social de esta zona, quien también coordina los grupos del pueblo de Peñaranda de Bracamonte, en Salamanca (España). Explica que gracias a los grupos parroquiales de Cáritas en los pueblos, dan la posibilidad a las personas de la zona rural de que tengan unas atenciones en sus pueblos que de otro modo tendrían que recibir en la ciudad o cabecera de comarca, a donde tendrían que desplazarse.

Los grupos de la zona rural funcionan igual que los de la ciudad pero tienen algunas diferencias. Por ejemplo, al tratarse de núcleos de población más pequeños y en los que normalmente todos se conocen, las personas que necesitan ayuda suelen tener algo más de reparo a la hora de acudir.

En este sentido los voluntarios son plenamente conscientes de la necesidad de discreción. Doble responsabilidad de la que son conocedores pues previamente reciben la formación apropiada para poder ayudar a quienes acuden a su auxilio en busca de amparo.

Un gesto de amor recíproco
Las actividades que se desarrollan desde el grupo de Guijuelo son:acogida y atención primaria, apoyo al estudio en primaria y secundaria, alfabetización, oficina de información laboral, taller de cocina, formación con los voluntarios y coordinación con otras instituciones.

En palabras del sacerdote Andrés García, "Cáritas es la presencia de la gratuidad en medio de una sociedad tan materialista, donde se trata de hacer realidad el gesto del lavatorio de los pies de Jesús con la gente más vulnerable, esclavizada y frágil de nuestro entorno".

En conclusión dice que en esta labor es "donde el poder se entiende como el amor que sirve". Cáritas posibilita el ejercicio de la caridad, necesaria para que se pivote junto con la "evangelización y los sacramentos y liturgia", y así completar las ramas de acción de la parroquia, todas ellas necesarias.

Una voluntaria que a veces llora
La voluntaria Esperanza Bueno, que forma parte del grupo de Guijuelo manifiesta estar "contentísima de hacer esta labor". Esta voluntaria da ánimos "que relativamente necesitan -quienes acuden- para que por lo menos se vayan tranquilos". Las experiencias vividas son a veces tan duras que "incluso algún día te vas llorando porque ves tanto...", manifiesta.

Por otro lado destaca que "otros días te vas muy satisfecha". De la oficina de información laboral se encarga Joaquín Caballero, quien con su apoyo contribuye a que las búsquedas de empleo sean más efectivas. 

[Es destacable el crecimiento de Cáritas en plena crisis económica española; en 2007 tenía 56.470 voluntarios; ahora 82.000; en 2007 invirtió 200,3 millones de euros; en 2014 invirtió 305,7 millones; es un crecimiento del 50% en esfuerzo económico y en voluntarios. Nota de ReL].