Beatificadas las tres religiosas del Instituto de San José de Gerona mártires del Frente Popular
Este sábado fueron beatificadas en la catedral de Gerona tres religiosas del Instituto de San José de Gerona: Sor Fidela Oller (Bañolas, 1869), Sor Facunda Margenat (Gerona, 1876) y Sor Josefa Monrabal (Gandía, 1901), asesinadas en odio a la fe por milicianos del Frente Popular en agosto de 1936.
Presidió la ceremonia el cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, quien concelebró, entre otros, con el cardenal Antonio Cañizares, arzobispo de Valencia, y el obispo de Gerona, Francesc Pardo i Artigas.
Entre los asistentes figuraba una importante representación política, encabezada por el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, acompañado por la presidente del Parlament de Cataluña, Núria de Gispert, el conseller de Territorio y Sostenibilidad de la Generalitat, Santi Vila, y el alcalde de Gerona, Carles Puigdemont, entre otros.
El acto religioso abarrotó el templo y su exterior, congregando a más de dos mil personas que siguieron la misa a través de una pantalla gigante. Entre los presentes había numerosas religiosas de distintas órdenes y congregaciones, además de familiares de las beatificadas, que depositaron en el altar rosas rojas y blancas, representando el martirio y la consagración de las tres religiosas.
En su homilía, el cardenal Amato habló del testimonio de vida que habían dado Sor Fidela, Sor Facunda y Sor Josefa antes de morir: "El martirio no se improvisa", dijo, destacando que antes de llegar el momento de su muerte las tres se habían entregado sin descanso a los enfermos como "siervas de la caridad de Dios" según la peculiar vocación del instituto fundado por la Madre María Gay Tibau (18131884).
El cardenal Amato (izquierda) y monseñor Pardo (derecha).
El cardenal Amato aprovechó también para recordar la persecución que los cristianos continúan padeciendo en todo el mundo, donde cada año cien mil mueren de forma directa o indirecta por su fe.
Monseñor Pardo destacó que la beatificación es "un gozo y un hecho histórico" para la diócesis, dado el arraigo en ella del instituto. Por su parte, la Madre Carmen García, su superiora general, mostró su alegría por "el reconocimiento a la honorable tarea de nuestras hermanas”.
Todo el dinero que se ha recogido durante los actos de la beatificación, que continuarán este domingo en Gandía, se destinará a entidades que trabajan con los cristianos perseguidos en Siria y con los refugiados consecuencia de la crisis migratoria en el Mediterráneo.
Presidió la ceremonia el cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, quien concelebró, entre otros, con el cardenal Antonio Cañizares, arzobispo de Valencia, y el obispo de Gerona, Francesc Pardo i Artigas.
Entre los asistentes figuraba una importante representación política, encabezada por el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, acompañado por la presidente del Parlament de Cataluña, Núria de Gispert, el conseller de Territorio y Sostenibilidad de la Generalitat, Santi Vila, y el alcalde de Gerona, Carles Puigdemont, entre otros.
El acto religioso abarrotó el templo y su exterior, congregando a más de dos mil personas que siguieron la misa a través de una pantalla gigante. Entre los presentes había numerosas religiosas de distintas órdenes y congregaciones, además de familiares de las beatificadas, que depositaron en el altar rosas rojas y blancas, representando el martirio y la consagración de las tres religiosas.
En su homilía, el cardenal Amato habló del testimonio de vida que habían dado Sor Fidela, Sor Facunda y Sor Josefa antes de morir: "El martirio no se improvisa", dijo, destacando que antes de llegar el momento de su muerte las tres se habían entregado sin descanso a los enfermos como "siervas de la caridad de Dios" según la peculiar vocación del instituto fundado por la Madre María Gay Tibau (18131884).
El cardenal Amato (izquierda) y monseñor Pardo (derecha).
El cardenal Amato aprovechó también para recordar la persecución que los cristianos continúan padeciendo en todo el mundo, donde cada año cien mil mueren de forma directa o indirecta por su fe.
Monseñor Pardo destacó que la beatificación es "un gozo y un hecho histórico" para la diócesis, dado el arraigo en ella del instituto. Por su parte, la Madre Carmen García, su superiora general, mostró su alegría por "el reconocimiento a la honorable tarea de nuestras hermanas”.
Todo el dinero que se ha recogido durante los actos de la beatificación, que continuarán este domingo en Gandía, se destinará a entidades que trabajan con los cristianos perseguidos en Siria y con los refugiados consecuencia de la crisis migratoria en el Mediterráneo.
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