Celso Morga ya es arzobispo de Mérida-Badajoz: pobres, evangelización y vocaciones, sus prioridades
Celso Morga Iruzubieta ya es arzobispo de la Diócesis de Mérida-Badajoz. El anuncio fue realizado este jueves por el hasta ahora pastor de la diócesis, Santiago García Aracil, que aprovechó su despedida para pedir disculpas por los errores que haya podido cometer y mostrar su agradecimiento a las personas con las que ha convivido desde que fue nombrado arzobispo hace ahora once años.
La noticia fue comunicada en una sencilla rueda de prensa en la que tomaron la palabra los dos arzobispos. Primero García Aracil, que hizo balance de su gestión, y luego su sucesor, que leyó un breve comunicado en el que apuntó las líneas en las que desea trabajar.
Entre ellas citó tres: la necesidad de fomentar auténticas vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada; la nueva evangelización a través de las familias; y una especial atención «hacia los pobres y quienes estén pasando por particulares problemas humanos debidos a la enfermedad, la marginación social o la crisis económica».
Morga defiende las obras hechas por García Aracil
Ese fue el eje del mensaje que leyó el nuevo arzobispo, que es miembro del Opus Dei. Nacido en Huércanos (La Rioja) en 1948, se licenció en Derecho Canónico por la Universidad de Navarra y obtuvo el doctorado en 1978.
En su primera etapa fue sacerdote en La Rioja, pero en 1980 se marchó a Argentina para impartir Derecho Canónico en el Seminario de Córdoba y ejercer de juez en el tribunal eclesiástico. En 1984 regresó a España y en 1987 fue llamado a Roma para trabajar como subsecretario, y luego como secretario, en la Congregación para el Clero, el dicasterio vaticano que se ocupa de los 400.000 sacerdotes católicos que hay en todo el mundo.
El Papa Benedicto XVI lo nombró obispo en 2011 y después de tres décadas en el Vaticano, el 15 de noviembre del año pasado tomó posesión como arzobispo coadjutor de la diócesis de Mérida-Badajoz con derecho a suceder a Santiago García Aracil cuando cumpliese los 75 años.
El ya arzobispo emérito celebró su cumpleaños el día 8 de mayo y ayer se oficializó el relevo. «Siempre que uno termina el día y hace un examen particular tiene que pedir perdón por las cosas que ha hecho mal, porque esos errores repercuten siempre en los demás, sobre todo cuando uno tiene una responsabilidad. Por eso uno pide disculpas de aquellos errores inconscientes, porque adrede nunca le he pegado en la cresta a nadie», dijo.
La anécdota de ayer se produjo cuando Santiago García Aracil se levantó del sillón central que ocupaba para cedérselo al nuevo arzobispo. «De ningún modo», respondió Celso Morga, que se dirigió a los periodistas desde la silla que había ocupado hasta ese momento.
La noticia fue comunicada en una sencilla rueda de prensa en la que tomaron la palabra los dos arzobispos. Primero García Aracil, que hizo balance de su gestión, y luego su sucesor, que leyó un breve comunicado en el que apuntó las líneas en las que desea trabajar.
Entre ellas citó tres: la necesidad de fomentar auténticas vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada; la nueva evangelización a través de las familias; y una especial atención «hacia los pobres y quienes estén pasando por particulares problemas humanos debidos a la enfermedad, la marginación social o la crisis económica».
Morga defiende las obras hechas por García Aracil
Ese fue el eje del mensaje que leyó el nuevo arzobispo, que es miembro del Opus Dei. Nacido en Huércanos (La Rioja) en 1948, se licenció en Derecho Canónico por la Universidad de Navarra y obtuvo el doctorado en 1978.
En su primera etapa fue sacerdote en La Rioja, pero en 1980 se marchó a Argentina para impartir Derecho Canónico en el Seminario de Córdoba y ejercer de juez en el tribunal eclesiástico. En 1984 regresó a España y en 1987 fue llamado a Roma para trabajar como subsecretario, y luego como secretario, en la Congregación para el Clero, el dicasterio vaticano que se ocupa de los 400.000 sacerdotes católicos que hay en todo el mundo.
El Papa Benedicto XVI lo nombró obispo en 2011 y después de tres décadas en el Vaticano, el 15 de noviembre del año pasado tomó posesión como arzobispo coadjutor de la diócesis de Mérida-Badajoz con derecho a suceder a Santiago García Aracil cuando cumpliese los 75 años.
El ya arzobispo emérito celebró su cumpleaños el día 8 de mayo y ayer se oficializó el relevo. «Siempre que uno termina el día y hace un examen particular tiene que pedir perdón por las cosas que ha hecho mal, porque esos errores repercuten siempre en los demás, sobre todo cuando uno tiene una responsabilidad. Por eso uno pide disculpas de aquellos errores inconscientes, porque adrede nunca le he pegado en la cresta a nadie», dijo.
La anécdota de ayer se produjo cuando Santiago García Aracil se levantó del sillón central que ocupaba para cedérselo al nuevo arzobispo. «De ningún modo», respondió Celso Morga, que se dirigió a los periodistas desde la silla que había ocupado hasta ese momento.
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