Osoro: «Cuando quieren aniquilar la religión en el hombre es que buscan instaurar una dictadura»
Me recibe el nuevo arzobispo de Madrid, monseñor Osoro, en el seminario conciliar de Madrid media hora antes de que presente ante los seminaristas su último libro Pasión por evangelizar (Editorial EDICEP).
Es la primera entrevista que concede a un medio digital.
Don Carlos, vicepresidente de la Conferencia Episcopal, un cántabro que fue profesor antes que cura (“entonces económicamente vivía mejor”), llama la atención por dos cosas: sencillez y limpieza argumental. Sin olvidar un rictus perceptible a la hora de posicionarse, sin herir a nadie, y dejando siempre una puerta abierta. Llegará a príncipe de la Iglesia con toda seguridad. Aunque me da la impresión de que le importa tanto como nada.
El hombre de Castañeda (Cantabria, 1945), profesor de Educación Física y licenciado en Ciencias Exactas, pasa por ser la “garganta profunda” del papa Francisco, que no sólo es su jefe, sino también un amigo entrañable al que quiere y admira.
- Dos años de la elección de Francisco. ¿Cómo valora estos 24 meses?
- ¡Magníficos! Una auténtica gracia de Dios, como lo fueron anteriormente Juan Pablo II y Benedicto XVI. Un Papa que ha llegado en un momento histórico. Ha globalizado en poco tiempo la valentía, el optimismo y la capacidad de servicio a todo el mundo.
España y el cristianismo
- ¿Qué es ser cristiano hoy en España?
- Lo mismo que ha sido siempre. Servir a Jesucristo, el Dios que se hizo hombre, y extender su mensaje en toda circunstancia. En España estamos viviendo cambios grandes, enormes y profundos. La Iglesia jugó un papel importante en la Transición; ahora vivimos otra segunda transición que de alguna manera afecta a los fundamentos mismos de la nación. España necesita cristianos con alegría, generosos, que den testimonio en momentos tan especiales. La Iglesia y sus cristianos estamos para servir al hombre con nuestro testimonio de vida. Que ese es, y no otro, el mensaje evangélico.
- Bien, pero algunos de ustedes dicen que España se ha convertido ya en tierra de misión…
- Mire usted, España no se concibe ni se puede concebir desde el punto de vista histórico sin la fe cristiana. Esto es algo que acepta todo el mundo. Pero parece obvio que son momentos para vivir de nuevo una regeneración cristiana y que nos toca anunciar el Evangelio. Hay un rescoldo histórico claro; una tradición de muchísimos siglos. Estoy seguro de que al final nuestro pueblo descubrirá las esencias que están en la vida de España y muy profundamente en el corazón de sus gentes.
- ¿Es usted un anti-Rouco, como dicen algunos?
- Lo dicen los que desconocen. Yo he venido a Madrid con alegría y orgullo como un pastor de la misma Iglesia que el cardenal Rouco Varela. Del mismo ministerio. Cada uno con nuestra particular manera de ser y de entender. Diversos coloridos y distintos puntos de vista, pero el ministerio es exactamente el mismo. Ambos formamos parte de la Iglesia de Cristo, no somos miembros de un partido político.
- ¡Qué mala imagen tiene la Iglesia! ¿No le parece, monseñor?
- ¡No tanto, no tanto! La gente sabe que los 10.000 voluntarios son católicos y que Cáritas es una organización católica, y como ellos hay millones de personas que desde su fe hacen el bien a mucha gente en nuestra sociedad. Hay muchos católicos en nuestro país que extienden su generosidad y contagian su alegría y esperanza a cambio de nada. Hace falta, sin duda, hacer ver estas cosas. Hay mucha gente que estaba de espaldas a la Iglesia y que ahora, con el Papa Francisco, está volviendo a la casa de Cristo. Esto es lo importante. Lo importante es que esta tendencia continúe y que nosotros sepamos comunicar –no por nosotros, sino por nuestra causa– qué es ser religioso y transcendente.
- ¿Ha dejado la Iglesia de estar con los poderosos?
- Nosotros los cristianos y la jerarquía tenemos que estar con todos. Con todos los hombres. Todos están llamados a responder a Jesucristo. Los poderosos tienen que poner a disposición de los demás lo que tienen, y los que no tienen gozan de todo el derecho a tener para poder vivir dignamente. Esa dicotomía de pobres y ricos es una expresión más propia de un partido político. La Iglesia de Jesucristo es una comunidad de hermanos y en una familia todos se ayudan entre sí. Unos y otros deben buscarse y auxiliarse.
- Los curas de hoy ya no viven como curas.
- Los sacerdotes y los obispos vivimos bastante austeramente. Otra cosa es que no sepan cómo vivimos. Yo, por ejemplo, vivía mejor desde el punto de vista económico antes de ser sacerdote como profesional de la enseñanza.
- Curiosamente, usted todavía no es cardenal…
- Ser arzobispo de Madrid no va necesariamente unido a la dignidad cardenalicia. Yo lo que deseo aquí es sentir el afecto sincero de mis conciudadanos. Vivir cerca de ellos y vivir el Evangelio.
- ¿Cómo gestionaría el arzobispo Osoro un caso de pederastia como el presuntamente ocurrido en Granada?
- Primero, suspendería ipso facto en su ministerio pastoral a los denunciados. Les impediría poder actuar bajo su ministerio. Inmediatamente daría cuenta a la Santa Sede y al mismo tiempo pondría en conocimiento de las instancias judiciales y policiales el asunto. Resumiendo: tolerancia cero con estas prácticas intolerables.
- Han hecho mucho daño a la Iglesia, monseñor…
- ¡Claro! Para mí es tremendamente doloroso y terrible, como para cualquier pastor religioso. Hemos experimentado la pobreza y el pecado por parte de aquellos que han robado la dignidad de un ser humano que se inicia en la vida…¡Tremendo! ¡Muy dolorosos los casos que hemos conocido!
- Don Carlos, ¿qué es más importante para usted: ir a misa o no esquilmar a los semejantes?
- Las dos cosas son importantes. Es más, si uno esquilma a sus semejantes es mejor que no vaya a misa, y si vas a misa no puedes esquilmar a nadie. Es impensable en el código de un buen cristiano que este pueda robar a los demás. Nosotros estamos para enriquecer al ser humano y ayudarle, no para esquilmarle.
- Habrá visto las últimas noticias, monseñor. Hay movimientos políticos de nuevo cuño que insisten en querer diferenciarse arremetiendo contra la Iglesia. Me gustaría un comentario del vicepresidente de la Conferencia Episcopal.
- Hay que decir una cosa clara, muy clara: para que haya libertad es necesaria la religión. Sin transcendencia no hay corazón. Cuando quieren romper, aniquilar la religión en el ser humano, están diciendo claramente que buscan instaurar una dictadura. Es algo consustancial al ser humano la búsqueda de la transcendencia. Mire, en este asunto hay dos cosas graves. La primera es la negociación de Dios, el nihilismo. Y el segundo es el fundamentalismo que utiliza el hecho religioso como arma arrojadiza contra los demás. Dios es vida, no muerte. Sinceramente, me da mucha pena cuando se habla de libertad y se niega la religión. Es algo incoherente.
- Usted es un declarado entusiasta de los medios de comunicación: COPE, 13TV, la Iglesia en los medios…
- Sí, en efecto. Los medios de comunicación están para servir a la sociedad. La Iglesia no puede anunciar hoy el Evangelio sin estos medios que ha creado la inteligencia. Si la Iglesia tiene medios, que nadie se engañe, son para servir y dar la gran Noticia, la verdad de Dios a los hombres. Nosotros entendemos estos instrumentos como una gracia de Dios para hacer el bien. Pero claro, también se pueden utilizar para hacer el mal. Esta es la cuestión. Nosotros queremos utilizar los medios para anunciar el Evangelio, recordar constantemente el mensaje que nos concentra y que nos da sentido.
Escoltado por su secretario y la eficaz Dolores Gamazo, el jefe de la Iglesia Católica en Madrid se pierde entre más de 200 seminaristas o aspirantes. ¡Dios nunca abandona a un buen cántabro!