Gil Tamayo explica las reglas de los obispos españoles cuando se denuncian abusos: son de 2010
El secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal Española, José María Gil Tamayo, preguntado por el caso de un religioso detenido en Lugo por presuntos abusos, ha indicado que la respuesta del obispo y de los franciscanos ha sido "exquisita" y ha subrayado que la Iglesia española actúa en las claves marcadas por el Papa Francisco de "tolerancia cero, colaboración absoluta con la justicia y cercanía a las víctimas" y que por tanto las familias pueden estar "muy tranquilas".
Tamayo ha explicado las medidas que la Iglesia española toma en estos casos en su encuentro con la prensa con motivo de la asamblea de los obispos españoles que tiene lugar en la sede de la Conferencia Episcopal.
"Las familias pueden estar muy tranquilas", ha subrayado, al tiempo que ha indicado que la Iglesia "está haciendo todo lo posible para que sus hijos, esos millones de niños en manos de la Iglesia" estén protegidos. Así se ha pronunciado en referencia a la carta del Papa Francisco en la que pedía a los obispos las familias pueden confiar en la Iglesia y estar seguras de que protege a sus hijos.
Secreto de confesión
Además, Gil Tamayo ha dado a conocer un protocolo que la CEE envió a los obispos en 2010 para actuar ante los casos de abusos sexuales.
En este documento se establece que cuando una autoridad eclesiástica tiene conocimiento de un delito contra la integridad sexual bajo secreto de confesión, "no existe encubrimiento ni infracción legal" al no denunciarlo.
En este sentido, el portavoz de la CEE ha precisado a Europa Press que en caso de que un sacerdote revelara el secreto de confesión sería excomulgado.
Lo que sí puede durante la confesión este sacerdote es sugerir a la persona que se está confesando que acuda a la Policía.
"Pese al deber de denunciar los delitos de los que se tenga conocimiento, no existe encubrimiento ni infracción legal alguna al no denunciar un delito del que se ha tenido conocimiento bajo secreto de confesión", ha explicado, para subrayar que si es fuera de la confesión "sí se mantiene la obligación de declarar".
Además, ha precisado que tampoco tienen obligación de declarar como testigos en procesos civiles o penales respecto de hechos de los que hayan tenido conocimiento durante el ejercicio ministerial, un principio de derecho que, según ha añadido, se reconoce a todas las confesiones en España.
En el protocolo, se contemplan también otros dos supuestos, en el caso en que una persona denuncie agresión o abusos sexuales ante la diócesis y el caso en que el denunciante acuda directamente a la Policía. En ambos supuestos, según ha apuntado Gil Tamayo la Iglesia acompaña a las víctimas pero tampoco olvida el derecho de presunción de inocencia del acusado.
Concretamente, en el supuesto de que la víctima acuda a la diócesis a denunciar una agresión, el protocolo establece que se entrevistará al sacerdote denunciado para cerciorarse de la veracidad de la denuncia, se contactará con un abogado y si hay indicios del hecho delictivo se invitará a la víctima a denunciar a la Policía, mientras que si existen dudas de la veracidad de los hechos o se sospecha que se fundan en rumores, se procederá con máxima cautela.
Por otro lado, si la persona acude directamente a la Policía, la Iglesia debe colaborar con las autoridades y en caso de que el sacerdote acusado reconozca los hechos, se tomarán medidas cautelares de apartamiento, se asegurará su defensa jurídica y si queda en libertad provisional, se determinará su lugar de acogida.