Lunes, 23 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

Así funciona Cáritas en una pequeña ciudad española

«Hay familias que les da vergüenza venir al local de Cáritas; tratamos de ayudarlas con discreción»

Estanterías de comida en el economato de Cáritas de Valladolid... muchas diócesis han puesto en marcha este sistema u otros similares
Estanterías de comida en el economato de Cáritas de Valladolid... muchas diócesis han puesto en marcha este sistema u otros similares
Cuando se acercan las fechas navideñas proliferan las campañas de sensibilización para compartir y hacer que la Navidad sea una época entrañable para todos, fundamentalmente para los que sufren los efectos de la crisis.

El sacerdote Roberto Castaño es el coordinador de Cáritas Diocesana en la comarca de Toro (Zamora, España) en la que durante todo el año llevan a cabo distintas campañas para hacer más fácil la vida de quienes cuentan con pocos recursos para el día a día.

-¿Cuál es la principal labor de Cáritas en estas fechas?
-De cara a la Navidad, desde Cáritas intentamos intensificar la campaña de concienciación que realizamos a lo largo de todo el año. Queremos hacer mayor hincapié en lo que significa compartir con los demás, algo que normalmente vemos más en estos días en los que todos queremos estar en casa. La Navidad se suele vivir de forma más entrañable en un tiempo en que no queremos que a nadie le falte nada y aportamos lo que sea necesario. Nosotros pedimos que se comparta a través de la aportación de alimentos, ya que durante todo el mes de diciembre estamos realizando la tradicional operación kilo en la que recogemos productos no perecederos en todas las parroquias. También colabora con nosotros el colegio del Amor de Dios, que recaudan alimentos de los niños y familiares, y nosotros los llevamos a Cáritas y los distribuimos entre las familias necesitadas. No solo actuamos en el municipio de Toro sino en todas las localidades que forman parte del arciprestazgo hasta Fuentesaúco.

-También se intensifican en estas fechas los actos benéficos.
-Intentamos fomentar la colaboración con otras entidades sean o no religiosas que suelen organizar festivales u otros actos cuya recaudación se destina a Cáritas. En esta campaña hay dos actos, el de hoy en el teatro Latorre en el que participará el grupo Aires Rocieros de Zamora, que estrenará un espectáculo de flamenco. La entrada tiene un precio simbólico de tres euros y lo que se recaude se destinará a la compra de alimentos perecederos que no se pueden recoger en la operación kilo pero que también son necesarios, como leche, huevos, aceite o leche infantil. Además, el día 3 de enero, la cofradía de Jesús Nazareno y las Ánimas de la Campanilla organizan un concierto benéfico en el que actuará la Banda de Música Municipal de Tordesillas en el que se recogerán más alimentos y donativos para Cáritas interparroquial.



El padre Roberto Castaño en la colegiata de Toro

-¿Es realista la percepción que tiene la gente de a pie de cómo es la organización?
-Hay que realizar una labor importante para concienciar a la gente de que Cáritas no reparte solamente ropa y alimentos sino que también interviene en situaciones conflictivas donde lo que verdaderamente se necesita es dinero. Cáritas no vive solo del kilo de arroz o del litro de leche, que lo necesitamos y está muy bien que se done, pero sobre todo necesitamos aportaciones económicas y personales a través del voluntariado. Por eso, en estas fechas hacemos una colecta extraordinaria en la primera semana de enero para intentar ayudar a los más necesitados y continuamos la campaña de captación de voluntarios que puedan ayudar a la entidad a desarrollar su labor con los demás.

-¿Cómo es la situación social en Toro?
-Es muy compleja ya que es muy diferente lo que ocurre en la ciudad de Toro [9.600 habitantes, nota de ReL] de lo que pasa en los pueblos del resto del arciprestazgo. En este momento, el número de usuarios que han recurrido a Cáritas calculamos que ha crecido un 10% con respecto a otras ocasiones. Cada vez son más las personas y, sobre todo, las familias que se ven en situación de dificultad, aunque es cierto que hay un porcentaje muy importante de familias que sabemos que lo están pasando mal pero que por vergüenza y otros reparos no vienen a comunicarlo a la entidad. En esos casos, intentamos ponernos en contacto con ellos y, sin hacerles pasar el mal trago de venir a Cáritas y que alguien los vea. Tratamos de ayudarlos de forma más solapada para que intenten descubrir en definitiva la solidaridad de la comunidad cristiana que también se preocupa por ellos sin obligarlos a exponerse.

-¿Hay mejoras que indiquen que ha pasado ya lo peor de la crisis?
-Dicen que los datos macroeconómicos están empezando a mejorar y yo no lo pongo en duda porque tampoco soy un experto en la materia. Bien es cierto que desde que lo macroeconómico llega a notarse en lo microeconómico pasa un periodo de tiempo en el que la gente no nota la mejoría. A lo mejor estamos ahora en ese "impasse" en el que los datos van mejorando, pero al menos tardaremos un par de años en notarlo en los hogares. Al problema de la crisis, la precariedad en el empleo y el gran problema de paro de esta zona se suma la gran presencia de colectivos de inmigrantes que tienen problemas para obtener un puesto de trabajo que les permita regularizar su situación. Nosotros intentamos ofrecer nuestra ayuda en la medida de lo que podemos.

-¿Los toresanos se implican en el voluntariado y las donaciones?
-En Cáritas interparroquial contamos con un equipo permanente de doce voluntarios que diariamente dedican toda la mañana e incluso parte de la tarde a ayudar a las personas en el ropero, en el reparto de alimentos y en otras tareas que necesitamos en la sede. Además, hay otros ocho o diez voluntarios itinerantes que colaboran con nosotros en campañas concretas. La gente de Toro es generosa y siempre está dispuesta a arrimar el hombro allí donde se les necesita. Cáritas tiene peso y nombre dentro de la sociedad toresana y la propia realidad, por lo que en el momento en el que la entidad comunica una petición de ayuda o de voluntarios, se movilizan y se ofrecen.

-¿Están satisfechos con la respuesta de la gente o podría ser mejor?
-Hay que ser agradecidos con todo lo que recibimos, que no es poco. Estamos satisfechos, sí, pero siempre se puede ayudar un poco más. Tenemos muy claro lo que hacemos, aunque muchos piensen que nuestra única tarea es pedir. Nosotros tratamos de concienciar y la respuesta a eso siempre es la aportación económica, personal o de cualquier tipo. Nunca es suficiente, porque cada vez aparecen nuevos campos y nuevas dificultades en todos los ámbitos. Si ahora ofrecemos ayuda a una cantidad importante de gente, hay muchos más que la necesitarían.

-¿Es difícil luchar contra la pobreza que tenemos al lado y que, muchas veces, no vemos?
-Aquí hay gente que lo está pasando mal y es complicado verlo. Tenemos que darnos cuenta de que, para ayudar a los pobres como lo hacen los misioneros, no es necesario que nos vayamos a África o a Latinoamérica, hay que empezar ayudando a los necesitados que tenemos al lado. El que tiene sensibilidad hacia el pobre no la tiene solo hacia afuera sino que se da cuenta de que el prójimo es el más próximo, las personas con las que compartimos la vida.
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