Amaya Azcona en vísperas de Cada Vida Importa: «Si España es una democracia, Rajoy debería escuchar»

«Decepcionada» y «desolada» todavía por la retirada de la reforma de la ley del aborto, a Amaya Azcona, directora de la Fundación RedMadre (www.redmadre.es), aún le quedan esperanzas de que el Gobierno dé marcha atrás en este asunto.

Cuando ultima los preparativos de la manifestación que tendrá lugar en Madrid el próximo sábado en favor de la vida, la mujer y la maternidad [toda la información en www.cadavidaimporta.es], confiesa que no sólo los políticos sino también el sector privado y toda la sociedad civil deben implicarse para reducir los más de cien mil abortos que se producen cada año en España.

Y el asunto lo conoce de muy primera mano, pues más de ocho mil mujeres han acudido a la Fundación RedMadre el pasado año para pedir ayuda porque se han quedado embarazadas de forma imprevista y sufrían «situaciones muy compejas. Abandonadas por su pareja, despedidas del trabajo precisamente por su gestación, sin un techo a veces donde vivir... El acompañamiento de la fundación durante esos nueve meses y los dos primeros años del bebé hizo que ocho de cada diez no abortasen», se alegra Azcona.

—¿Cree que la manifestación del sábado conseguirá que el Gobierno retome la reforma de la ley del aborto?
—Parte fundamental de la democracia es la expresión pública de desacuerdo con los gobernantes. Cuando los ciudadanos consideran que el partido en el Gobierno no está actuando correctamente, estamos legitimados a manifestar nuestro descontento y a pedir un cambio de legislación o de medidas. En las democracias consolidadas las grandes manifestaciones de ciudadanos consiguen cambiar el rumbo de los gobernantes. Si España es una democracia, nuestros gobernantes y, en especial, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, debería escuchar a los miles de manifestantes que esperamos reunir en Madrid.

—¿Puede resumir en una frase el espíritu de la manifestación?
—Por la vida, la mujer y la maternidad.

—¿Cree que convendría volver a la ley de 1985 que recoge los tres supuestos para abortar y está avalada por el Tribunal Constitucional?
—Desde la Fundación RedMadre trabajamos para que ninguna mujer se plantee el aborto. Nuestro objetivo es que no haya ningún aborto en España, por tanto, cualquier regulación que implique un solo aborto no es de nuestro gusto. Eso no quiere decir que todas las regulaciones nos parezcan igual. La ley 2/2010, ley Aído, es nefasta por reconocer un supuesto derecho al aborto, y siguiendo la doctrina del Tribunal Constitucional, a nuestro juicio es inconstitucional. Pedimos pues que se dicte sentencia cuanto antes.

—¿Sólo la ley puede reducir el número de abortos que se producen cada año en nuestro país?
—La reducción del número de abortos, e incluso su eliminación, es un tema muy complejo donde intervienen factores muy variados como son los éticos, legales, culturales, ideológicos, económicos, demográficos, y algunos más. Es necesario trabajar en todos ellos para transformar la «cultura de la muerte» que ha impregnado nuestra sociedad postmoderna en una «cultura de la vida».

»Las leyes tienen un efecto pedagógico y los ciudadanos asimilan que puesto que la ley lo permite es que es bueno. En el caso del aborto la ley en vigor no sólo no disuade, sino que reconoce el aborto como un derecho y, entonces, muchas mujeres que con otra regulación se lo pensarían dos veces recurren al aborto porque ha dejado de ser malo.

»La reducción del número de abortos tiene mucho que ver con la educación de las personas en dos áreas muy estratégicas: La primera es el área educativa. Es necesario ayudar a los ciudadanos a visualizar al embrión como el ser humano que es con los derechos fundamentales que le son inherentes y trabajar por defender estos derechos en el caso de que sean conculcados. La segunda área es mostrar la maternidad como un derecho fundamental, reconocido en las grandes cartas internacionales, y trabajar para que las mujeres embarazadas con dificultades sean apoyadas por la sociedad tanto desde los poderes públicos como desde la sociedad civil y la empresa.

—¿Qué fórmulas plantea RedMadre para reducir los más de cien mil abortos que se practican anualmente en España?
-Siguiendo la respuesta anterior desde la Fundación RedMadre trabajamos en dos áreas principales: pedagógica y asistencial. Desde la pedagógica a través de charlas, conferencias, debates, y nuestra presencia en los medios de comunicación, mostramos al no nacido como el ser humano que es; explicamos las consecuencias terribles que tiene el aborto tanto para la madre como para todos los demás que intervienen en él.

»Tratamos de cambiar la visión negativa de la maternidad que nos rodea para dar una visión positiva. Ser madre y padre es una buena noticia. De lo que se trata es de ayudar a la madre y en su caso al padre a remover los impedimentos para seguir adelante.

»En el área asistencial, la Fundación RedMadre y sus 40 asociaciones extendidas por toda la geografía española apoya a todas aquellas mujeres que tras un embarazo imprevisto tienen dificultades de tipo emocional, económico, psicológico o laboral. Acompañándolas y buscando los recursos que otras instituciones ofrecen para que esas dificultades sean superadas y sigan adelante con su embarazo.

»Pero, a pesar de todos nuestros esfuerzos, entendemos que no es solamente la sociedad civil la que debe asumir el reto de reducir la cifra de 120.000 abortos. Es necesario un entramado público privado y que los poderes públicos se impliquen aportando recursos.

—Uno de los puntos más controvertidos de la legislación que hoy regula el aborto es que las menores de 18 años puedan abortar sin el consentimiento paterno y el Gobierno ya ha dicho que regulará esta cuestión. Les parece insuficiente ¿verdad?
—A mi juicio este no es uno de los puntos más controvertidos. El punto más controvertido es que se reconozca el aborto como un derecho. A partir de ahí cualquier punto de la ley es controvertido. Trabajamos para que ninguna mujer se plantee abortar.

—¿Cómo plantea usted reducir la tasa de abortos entre adolescentes?
—En los países como Estados Unidos, donde se han planteado esta reducción de forma muy seria (llevan más de 20 años con campañas en este terreno), han llegado a la conclusión que la mejor manera es a través de una buena educación afectivo/sexual donde se hable a los jóvenes de madurez emocional, de relaciones afectivas entre personas maduras y no de sexo impersonal, donde se dan cifras verdaderas de la eficacia de los anticonceptivos y no se les lleva a engaño y donde se habla sin ningún reparo de castidad. De la importancia de no mantener relaciones sexuales de una forma imprudente sin saber bien para qué lo hacen.
En estas campañas tiene mucha importancia la visión de los padres en estas cuestiones. Si los padres expresan claramente su pensamiento en contra de las relaciones sexuales prematuras y banales, los jóvenes tardan más tiempo en iniciarse; si, por el contrario, los padres son ambiguos los jóvenes se inician antes

—Según el Instituto de Política Familiar (IPF), España es el tercer país de la Unión Europea donde más adolescentes abortan (13.658 el pasado año), ¿Cómo hemos llegado a esta situación?
—Hay muchas razones pero una muy importante es la estrategia, que desde hace treinta años, se ha llevado en España con las campañas del uso del preservativo que comenzó con el «póntelo-pónselo». Estas campañas han llevado a nuestros jóvenes a creerse que se pueden mantener relaciones sexuales sin problemas y ha aumentado el número de jóvenes que mantienen relaciones aumentando, por tanto, el número de embarazos imprevistos. ¿Qué solución dan nuestras autoridades a aquellas jóvenes que se quedan embarazadas?

—El borrador del Plan Integral de Apoyo a la Familia (PIAF) del Gobierno tiene un apartado de medidas de apoyo a la maternidad, ¿lo considera suficiente?
—Un Plan (en fase de borrador) no puede asemejarse a una Ley. Desde RedMadre pedimos al Gobierno que elabore una Ley de Apoyo a la Maternidad donde se recojan medidas concretas y dotación económica suficiente para que ninguna mujer se vea abocada al aborto por carecer de información o alternativas viables.