En el congreso de la UCV sobre Julián Marías
El cardenal Cañizares llama a «fortalecer España» y que «no continúe por esta pendiente a la ruina»
El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, ha hecho hoy un llamamiento a ejercer “una responsabilidad común todos, que es la de salvar, fortalecer y hacer avanzar en todos los órdenes a España” y ha advertido que “España debe cambiar de rumbo, clarísimamente” para evitar “continuar por esta pendiente que nos conduce a la ruina”.
Durante la inauguración del congreso internacional sobre la propuesta filosófica de Julián Marías (Valladolid, 1914, - Madrid, 2005) organizado por la Universidad Católica de Valencia “San Vicente Mártir” (UCV), el purpurado ha animado, cómo hacía Marías, a “ver la España real, desde la perspectiva histórica, y el recorrido de varios siglos para recuperar aquella identidad perdida o robada” con el fín de “iluminar nuestro presente y abrir horizontes para atraer un gran futuro”, ha subrayado.
En este sentido, ha precisado que “ese futuro es posible cambiando de rumbo y España debe cambiar de rumbo, clarísimamente, aunque otros se empeñen en que no cambie y aunque gestores de la cosa pública estén empeñados en continuar por esta pendiente que nos conduce a la ruina”.
El purpurado ha confesado que comparte con Julián Marías su “preocupación por España” y por las “situaciones que parecen desangrarla y destruirla” y ha citado “los asuntos económicos, con las causas que los han originado y con las consecuencias humanas y situaciones familiares tan lacerantes que afligen a nuestra nación”, así como “la secularización y laicismo creciente y radical en nuestro pueblo español, que está siendo sometido a una presión difícilmente soportable para olvidar, y el abandono de lo que le es más propio, su sentido y sus razones de fe cristiana”.
Ante esta situación, el arzobispo de Valencia ha apremiado a “renovar nuestra sociedad, imprimirle nuevo vigor y esperanza de futuro, avivar y vigorizar sus raíces y su identidad, llevar a cabo ese proyecto común que es el de nuestra Historia, que queda tan reflejado en la Constitución de 1978 que salvó a esta nación después de una contienda”, ha dicho.
En su intervención, el purpurado ha felicitado a la UCV por organizar este congreso “en homenaje y memoria agradecida a la figura de Julián Marías, que tanta falta nos hace en los momentos que atravesamos en la realidad de España, a la que tanto amó y tan bien entendió en sus raíces más hondas y en el proyecto y empresa común que la constituye”.
Más adelante, ha expresado que “necesitamos rehacer nuestro camino y reemprenderlo con la esperanza de un proyecto y de una fe en común, la esperanza que ha hecho posible un gran proyecto común de todos y que ha hecho de nuestra nación una pieza básica de la cultura y realidad de Europa”.
“Hora de unidad y responsabilidad, no de lamentos ni condenas”
Además, el Cardenal ha explicado que en estos momentos “no podemos quedarnos en lamentos y condenas, porque hay excesivos lamentos y excesivas condenas, y es hora de unidad y de responsabilidad de todos”, y ha indicado que “España es una realidad histórica, un proyecto común y los españoles compartimos una base de Historia común que, como en todas y no menos que en otras, se encuentran momentos brillantes y zonas de sombra, que no se pueden ocultar y que hay que saber aprenderlas y corregirlas”.
España ha pasado “situaciones muy difíciles en momentos de su Historia, incluso con fracasos muy notables, y ha habido etapas de gloria, y siempre las hemos sabido afrontar, juntos, con generosidad y con gran sentido de la responsabilidad por parte de todos”, ha aseverado.
Igualmente, “la respuesta individualista de `cada uno a la suya y sálvese quién pueda´ no es humana, ni solidaria ni menos aún cristiana, carece de futuro y aboca al fracaso, al caos y a la disgregación” mientras que la respuesta “de culparse unos a otros y buscar chivos expiatorios retarda la respuesta que todos estamos esperando, una respuesta de todos, en unidad, de todas las instituciones, Gobierno, oposición, partidos políticos, fuerzas sociales y económicas, empresariales y sindicales, instituciones universitarias y culturales, Iglesia, etc.”.
La tarea “es de todos” y, por parte de la Iglesia, “evangelizada y evangelizadora, aportando el evangelio de la caridad y de la esperanza, el testimonio de Dios que es amor” y, por su lado, “las fuerzas políticas y sociales, la universidad, la escuela, cada una en su papel y responsabilidad propia”.
Finalmente, ha señalado que la figura de Julián Marías “es una figura emblemática que arroja una luz enorme en estos momentos”. Por ello, es necesario que esta luz se difunda y que haya muchos `Julián Marías´ que continúen esta tarea por el proyecto común por el que tanto luchó él desde su pensamiento bien fundado y sólido que es el futuro”.
Durante la inauguración del congreso internacional sobre la propuesta filosófica de Julián Marías (Valladolid, 1914, - Madrid, 2005) organizado por la Universidad Católica de Valencia “San Vicente Mártir” (UCV), el purpurado ha animado, cómo hacía Marías, a “ver la España real, desde la perspectiva histórica, y el recorrido de varios siglos para recuperar aquella identidad perdida o robada” con el fín de “iluminar nuestro presente y abrir horizontes para atraer un gran futuro”, ha subrayado.
En este sentido, ha precisado que “ese futuro es posible cambiando de rumbo y España debe cambiar de rumbo, clarísimamente, aunque otros se empeñen en que no cambie y aunque gestores de la cosa pública estén empeñados en continuar por esta pendiente que nos conduce a la ruina”.
El purpurado ha confesado que comparte con Julián Marías su “preocupación por España” y por las “situaciones que parecen desangrarla y destruirla” y ha citado “los asuntos económicos, con las causas que los han originado y con las consecuencias humanas y situaciones familiares tan lacerantes que afligen a nuestra nación”, así como “la secularización y laicismo creciente y radical en nuestro pueblo español, que está siendo sometido a una presión difícilmente soportable para olvidar, y el abandono de lo que le es más propio, su sentido y sus razones de fe cristiana”.
Ante esta situación, el arzobispo de Valencia ha apremiado a “renovar nuestra sociedad, imprimirle nuevo vigor y esperanza de futuro, avivar y vigorizar sus raíces y su identidad, llevar a cabo ese proyecto común que es el de nuestra Historia, que queda tan reflejado en la Constitución de 1978 que salvó a esta nación después de una contienda”, ha dicho.
En su intervención, el purpurado ha felicitado a la UCV por organizar este congreso “en homenaje y memoria agradecida a la figura de Julián Marías, que tanta falta nos hace en los momentos que atravesamos en la realidad de España, a la que tanto amó y tan bien entendió en sus raíces más hondas y en el proyecto y empresa común que la constituye”.
Más adelante, ha expresado que “necesitamos rehacer nuestro camino y reemprenderlo con la esperanza de un proyecto y de una fe en común, la esperanza que ha hecho posible un gran proyecto común de todos y que ha hecho de nuestra nación una pieza básica de la cultura y realidad de Europa”.
“Hora de unidad y responsabilidad, no de lamentos ni condenas”
Además, el Cardenal ha explicado que en estos momentos “no podemos quedarnos en lamentos y condenas, porque hay excesivos lamentos y excesivas condenas, y es hora de unidad y de responsabilidad de todos”, y ha indicado que “España es una realidad histórica, un proyecto común y los españoles compartimos una base de Historia común que, como en todas y no menos que en otras, se encuentran momentos brillantes y zonas de sombra, que no se pueden ocultar y que hay que saber aprenderlas y corregirlas”.
España ha pasado “situaciones muy difíciles en momentos de su Historia, incluso con fracasos muy notables, y ha habido etapas de gloria, y siempre las hemos sabido afrontar, juntos, con generosidad y con gran sentido de la responsabilidad por parte de todos”, ha aseverado.
Igualmente, “la respuesta individualista de `cada uno a la suya y sálvese quién pueda´ no es humana, ni solidaria ni menos aún cristiana, carece de futuro y aboca al fracaso, al caos y a la disgregación” mientras que la respuesta “de culparse unos a otros y buscar chivos expiatorios retarda la respuesta que todos estamos esperando, una respuesta de todos, en unidad, de todas las instituciones, Gobierno, oposición, partidos políticos, fuerzas sociales y económicas, empresariales y sindicales, instituciones universitarias y culturales, Iglesia, etc.”.
La tarea “es de todos” y, por parte de la Iglesia, “evangelizada y evangelizadora, aportando el evangelio de la caridad y de la esperanza, el testimonio de Dios que es amor” y, por su lado, “las fuerzas políticas y sociales, la universidad, la escuela, cada una en su papel y responsabilidad propia”.
Finalmente, ha señalado que la figura de Julián Marías “es una figura emblemática que arroja una luz enorme en estos momentos”. Por ello, es necesario que esta luz se difunda y que haya muchos `Julián Marías´ que continúen esta tarea por el proyecto común por el que tanto luchó él desde su pensamiento bien fundado y sólido que es el futuro”.
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