Con un cuento sobre gansos, el obispo Munilla invita a pensar qué nos está pasando con la Navidad
El Diario Vasco publicó este lunes, víspera de la celebración de la Navidad, un artículo del obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, que extrae sus conclusiones de un cuento.
La historia relata los esfuerzos de un granjero por salvar la vida a una banda de gansos que, en medio de una fuerte tormenta de nieve, son incapaces de buscar refugio. El hombre intenta conducirlos a su granero. Es Nochebuena y se encuentra solo en la granja, mientras su mujer y sus hijos han ido a Misa del Gallo. Él considera una "ridiculez" la historia de Belén y se ha quedado en casa.
Justo contra esa indiferencia se rebela monseñor Munilla, porque el nacimiento del Niño Dios es "un misterio de fe ante el cual no cabe mirar para otro lado".
"¿Cómo explicar nuestra indiferencia ante la mejor noticia de todos los tiempos: la encarnación de Dios y su nacimiento en Belén?", continúa: "Más aún, ¿cómo entender que algunos puedan percibirlo como una intromisión en su libertad? ¿Acaso pueda ocurrirnos como al animal herido, que ataca a quien se acerca a socorrerle, porque no es capaz de distinguir entre quien le ha herido y quien quiere curarlo? ¿Acaso la acumulación de decepciones haya podido provocar en nosotros la desconfianza en la gratuidad del amor de Dios?".
"Sí, a buen seguro que hay explicaciones que contextualizan la secularización de nuestra cultura", afirma el prelado donostiarra, "pero esas explicaciones no llegan a la categoría de razones para que permanezcamos indiferentes ante el gran don de Dios al mundo: Jesucristo".
Y concluye su artículo con unas palabras extraídas de un sermón de San Agustín donde calibra la importancia de la Encarnación para cada uno de nosotros: "Hubieses muerto para siempre, si Él no hubiera nacido en el tiempo. Nunca te hubieses visto libre de la carne del pecado, si Él no hubiera aceptado la semejanza de la carne de pecado. Una inacabable miseria se hubiera apoderado de ti, si no se hubiera llevado a cabo esta misericordia. Nunca hubieras vuelto a la vida, si Él no hubiera venido al encuentro de tu muerte. Te hubieras derrumbado, si Él no te hubiera ayudado. Hubieras perecido, si Él no hubiera venido".