Entra vestida de novia y le cortan la melena: nueva hermana para las clarisas de Lorca, tras 18 años
Fátima era solo una niña cuando sus padres la llevaban al monasterio de Santa Ana y Magdalena de clarisas en Lorca.
Tuvo la suerte de recibir los mimos de la fundadora del convento, la Madre Sor Berta de Jesús. Ya entonces sentía interés por ese mundo de clausura que se guardaba con celo detrás de aquellas grandes puertas de madera del monasterio, pero esa inquietud la guardó en su corazón durante años hasta conseguir la fortaleza suficiente para plantearles a sus padres el futuro que deseaba para sí.
Las pruebas no fueron fáciles porque Fátima Martínez Tafalla López era una joven a la que aún le faltaban algunos meses para cumplir la mayoría de edad, uno de los requisitos indispensables para poder acceder a la orden de clarisas, y amigos y familiares le insistieron en que quizás era más factible retrasar lo más posible la decisión.
Pero ella fue tajante y cumplidos los 18 y a pesar de que el monasterio de clarisas sucumbió al terremoto y era una ruina, se sumó a las monjas en aquellos duros momentos compartiendo lo poco que les quedó.
Durante meses vivió junto a ellas en unas dependencias habilitadas, teniendo para dormir unos estrechos camastros.
Las duras pruebas no hicieron nada más que reforzar su interés por consagrarse a la iglesia, a Dios, y comenzó su proceso de aprendizaje y preparación para convertirse en Sor Fátima de Jesús.
En la noche del sábado 28 de junio entró en la capilla del monasterio vestida de blanco, como lo hace cualquier novia que ante el altar, ante Dios, se compromete de por vida.
Le llevó del brazo su orgulloso padre, Manuel Martínez Tafalla, que no pudo evitar emocionarse al contemplar la felicidad de su hija al haber conseguido el propósito de su vida.
Durante la ceremonia se desprendió de su traje de novia, vestimentas seglares, para vestir el hábito de clarisa.
Y su largo pelo fue cortado como símbolo de desprenderse de las galas del mundo, de las vanidades.
La ceremonia fue oficiada por el padre Antonio Puente y concelebrada por ocho sacerdotes de la región. Para la ocasión se creó un coro que estuvo dirigido por el tío de la joven, José Bautista Martínez Tafalla y compuesto por jóvenes del coro de la iglesia de Nuestra Señora del Carmen, de las comunidades y de la Coral Modus Novus.
Testigo del compromiso de Sor Fátima de Jesús fue la abadesa del monasterio, la Madre María Jesús, ante la que realizó sus votos temporales que la consagran a la vida religiosa de clausura. Dentro de tres años deberá realizar sus votos perpetuos.
La Madre María Jesús se mostraba ayer muy feliz porque hacía 18 años que no ingresaba una monja en el monasterio, aunque reconoció que hay varias jóvenes interesadas en seguir los pasos de Sor Fátima de Jesús.
Al acto acudieron, entre otros, el presidente del Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo Segura, José Manuel Claver; el jefe de gabinete del presidente de la Comunidad Autónoma, Pío Pérez Laserna; y el embajador de España, José María Sanz Pastor. Unas quinientas personas siguieron la ceremonia desde el interior del templo y el atrio, donde por expreso deseo de los padres se colocó una pantalla para que familiares y amigos pudieran seguir el acontecimiento. Luego hubo celebración en la que no faltaron las empanadas y bizcochos que se elaboran en el horno del monasterio.
Tuvo la suerte de recibir los mimos de la fundadora del convento, la Madre Sor Berta de Jesús. Ya entonces sentía interés por ese mundo de clausura que se guardaba con celo detrás de aquellas grandes puertas de madera del monasterio, pero esa inquietud la guardó en su corazón durante años hasta conseguir la fortaleza suficiente para plantearles a sus padres el futuro que deseaba para sí.
Las pruebas no fueron fáciles porque Fátima Martínez Tafalla López era una joven a la que aún le faltaban algunos meses para cumplir la mayoría de edad, uno de los requisitos indispensables para poder acceder a la orden de clarisas, y amigos y familiares le insistieron en que quizás era más factible retrasar lo más posible la decisión.
Pero ella fue tajante y cumplidos los 18 y a pesar de que el monasterio de clarisas sucumbió al terremoto y era una ruina, se sumó a las monjas en aquellos duros momentos compartiendo lo poco que les quedó.
Durante meses vivió junto a ellas en unas dependencias habilitadas, teniendo para dormir unos estrechos camastros.
Las duras pruebas no hicieron nada más que reforzar su interés por consagrarse a la iglesia, a Dios, y comenzó su proceso de aprendizaje y preparación para convertirse en Sor Fátima de Jesús.
En la noche del sábado 28 de junio entró en la capilla del monasterio vestida de blanco, como lo hace cualquier novia que ante el altar, ante Dios, se compromete de por vida.
Le llevó del brazo su orgulloso padre, Manuel Martínez Tafalla, que no pudo evitar emocionarse al contemplar la felicidad de su hija al haber conseguido el propósito de su vida.
Durante la ceremonia se desprendió de su traje de novia, vestimentas seglares, para vestir el hábito de clarisa.
Y su largo pelo fue cortado como símbolo de desprenderse de las galas del mundo, de las vanidades.
La ceremonia fue oficiada por el padre Antonio Puente y concelebrada por ocho sacerdotes de la región. Para la ocasión se creó un coro que estuvo dirigido por el tío de la joven, José Bautista Martínez Tafalla y compuesto por jóvenes del coro de la iglesia de Nuestra Señora del Carmen, de las comunidades y de la Coral Modus Novus.
Testigo del compromiso de Sor Fátima de Jesús fue la abadesa del monasterio, la Madre María Jesús, ante la que realizó sus votos temporales que la consagran a la vida religiosa de clausura. Dentro de tres años deberá realizar sus votos perpetuos.
La Madre María Jesús se mostraba ayer muy feliz porque hacía 18 años que no ingresaba una monja en el monasterio, aunque reconoció que hay varias jóvenes interesadas en seguir los pasos de Sor Fátima de Jesús.
Al acto acudieron, entre otros, el presidente del Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo Segura, José Manuel Claver; el jefe de gabinete del presidente de la Comunidad Autónoma, Pío Pérez Laserna; y el embajador de España, José María Sanz Pastor. Unas quinientas personas siguieron la ceremonia desde el interior del templo y el atrio, donde por expreso deseo de los padres se colocó una pantalla para que familiares y amigos pudieran seguir el acontecimiento. Luego hubo celebración en la que no faltaron las empanadas y bizcochos que se elaboran en el horno del monasterio.
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