Lunes, 23 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

En una entrevista en el diario ABC

Rouco sugiere un órgano de verificación de los supuestos del aborto para que no sea otro coladero

El cardenal Rouco Varela afirma que esta ley mejora la anterior porque parte de un principio ético distinto
El cardenal Rouco Varela afirma que esta ley mejora la anterior porque parte de un principio ético distinto

ABC

El cardenal Rouco Varela sugiere en una entrevista crear un órgano de verificación de los dos supuestos del aborto que recoge la propuesta de ley del ministro Alberto Ruíz-Gallardón, para evitar que exista otro coladero como el que se produjo con la ley de 1985 y sus tres supuestos. 

Apenas dos días después de la presentación de la reforma por parte del ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, ABC ha publicado este domingo una entrevista (realizada por Laura Daniele y Manuel Trillo) al arzobispo de Madrid.

El presidente de la Conferencia Episcopal habla además de Francisco, como Papa y como persona, de su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, de la situación eclesial de los divorciados y de la derogación de la doctrina Parot. También comenta la gran Misa de las Familias en las calles de Madrid del 29 de diciembre, cita a la que acude por 7º año consecutivo.

Estas son las preguntas relativas al aborto:

-¿Qué le parece que la nueva reforma del aborto plantee volver a una ley de supuestos?

-Mejora la anterior porque parte de un principio ético distinto. Es decir, el embrión, el niño que aún no ha nacido, tiene derecho a la vida desde que es concebido. No sé si la ley lo recogerá así de una forma tan clara porque no conozco el texto del anteproyecto.

»El Tribunal Constitucional tras la ley de 1985 calificó al niño recién concebido como un bien jurídico constitucionalmente protegido. No acabó de calificarlo como un sujeto que tenga derecho a la vida, pero sí como un bien jurídico que la Constitución protege.

»Desde el punto de vista cristiano, sin embargo, hay que afirmar y sostener en la teoría y en la práctica que tiene derecho a la vida. Y ese reconocimiento del derecho a la vida no es el resultado ético y jurídico de una teoría que defienden solo los que tienen fe, sino de una tesis que ha sido admitida y defendida por pensadores que se acercan al problema con la sola y pura razón humana.

-¿Teme que una nueva ley de supuestos como la de 1985 pueda volver a convertirse en un coladero como ocurrió con la de 1985?
-No tiene por qué ser así si se toma en serio el procedimiento de comprobación de los supuestos y si se prevé un órgano de verificación de que el supuesto se da conforme a la ley.

-No parece que la nueva ley del aborto no vaya a ser un casus belli por parte de la Iglesia
-La Iglesia nunca tiene casus belli. Actúa en lo que le corresponde: explicar y aclarar el punto de vista de la moral y de la fe cristianas sobre la materia de que se trate. El punto de vista de una fe que dialoga con la razón.

»Es evidente que si en la nueva ley del aborto los plazos desaparecen como fórmula para poder eliminar al recién concebido y ese criterio es sustituido por los supuestos, la concepción del hombre, subyacente a la nueva regulación legal, mejora cualitativamente desde la perspectiva antropológica y ética. Se reconoce por lo menos al recién concebido como un gran bien jurídico que ha de ser custodiado y protegido por la ley.

-Entiendo que la nueva ley del aborto no va a ser motivo de fricción con la Iglesia como lo fue en otras épocas...

-De nuestra parte nunca lo hemos planteado como fricción. Si se entendió así lo lamentamos. Nuestra intención era hacer una aportación de la Iglesia y de los católicos a un debate social, cultural y político general en torno a una cuestión que sobrepasa los límites de la política y que incide claramente en el ámbito de la conciencia y de los aspectos más personales de la existencia.

»Las leyes a veces tocan temas que van más allá de lo que estrictamente pertenece al Estado como garante y servidor del bien común. Aquí nos colocamos en otra gran discusión contemporánea: hasta dónde llegan las competencias del Estado».

A continuación reproducimos las preguntas del resto de la entrevista de ABC:

-¿Qué razones tiene la Iglesia para convocar la Misa de las Familias?
-Se ha hecho una costumbre pastoral como una forma especialmente festiva de la celebración del Domingo de la Sagrada Familia. La razón de fondo que la explica es la de proclamar públicamente la alegría del Evangelio de la familia ante la sociedad en un espacio abierto a todos. Ese fue el motivo pastoral que dio lugar al nacimiento de la iniciativa y es el que la sigue manteniendo actual en España y con una clara proyección europea.

-Por lo que puede apreciar en la diócesis de Madrid, ¿cree necesario abordar la atención pastoral de los divorciados vueltos a casar?
-Claro que hay que tomarla en serio. Aquí intentamos tomarla en serio desde hace años. En nuestras parroquias de Madrid se han abierto fórmulas de encuentro, de acompañamiento, de apoyo espiritual y humano que vienen dando sus frutos. Y que habrán de madurar más y más en el futuro; también a través de los Centros de Orientación Familiar (COF). Desde la perspectiva diocesana de la pastoral familiar y de sus recursos, tratamos de responder a esta problemática con el estilo propio de la caridad cristiana.

-¿Y sobre el sacramento de la comunión?
-Es un aspecto doloroso del problema. Cuando el divorciado lo es de un matrimonio válido, contraído sacramentalmente y consumado, al volver a casarse civilmente el impedimiento para comulgar es evidente, si persiste en ese estado. La doctrina de la Iglesia al respecto no ofrece ninguna duda. El Papa en la entrevista al diario «La Stampa» recuerda que el hecho de que la persona no pueda comulgar no es un castigo. Con todo hay que entrar en ese problema para tratarlo no a costa de la verdad del matrimonio sacramental sino a favor de encontrar soluciones cristianas para los que están en esa situación.

-¿Qué le ha parecido la Exhortación Apostólica del Papa Francisco?
-«Evangelii Gaudium» está centrada en la animación pastoral y apostólica de la Nueva Evangelización. Plantea y desarrolla líneas de acción pastoral que la Iglesia debería seguir los años venideros. Desde ese punto de vista, es un texto muy luminoso que anima mucho: ¡extraordinariamente estimulante!

»Aporta lúcidos diagnósticos de problemas de incredulidad en situaciones de dificultades con la práctica y la experiencia de la fe y en las que a la Iglesia le cuesta introducir convincentemente el mensaje del Evangelio con la palabra y con las obras. Son realidades muy actuales y en no pocos casos muy hirientes sobre todo en los casos límites que él llama las «periferias existenciales», tanto las físicas y materiales como las más interiores, morales y espirituales.

»La pobreza, con sus muchos rostros según los distintos escenarios geográficos donde se la encuentra, es su manifestación más a la vista. La crisis no ha perdonado a ningún país del mundo. El Papa está haciendo mucho bien y va a hacer mucho bien.

-¿Cómo ve su Pontificado?
-En continuación creativa con la línea de aplicación del Concilio Vaticano II de una forma muy dinámica y muy viva en la relación con el mundo en general y muy concretamente con los más alejados de la Iglesia. El Papa Francisco es muy pastoral y con una hondura espiritual singular.

»La personalidad pastoral del Papa Francisco revela que ha vivido mucho la experiencia de los ejercicios espirituales. Ha sido toda la vida un gran director de Ejercicios Espirituales, un gran confesor y un excelente guía y apoyo para las almas. Se nota mucho. La verdad es que está poniendo en trance de ejercicios espirituales a la Iglesia en todo el mundo; y los ejercicios espirituales -no hay que olvidarlo- tienen una gran finalidad: ¡la conversión! Hay que pedirle a nuestro Señor que le dé una larga vida.

-Tiene prácticamente la misma edad que usted
-Pues sí. Lo conocí en Madrid y en Buenos Aires el año 2006.

-¿Cómo es el Papa Francisco en las distancias cortas?

-En Buenos Aires apenas estuve una semana. Muy poco tiempo para conocer en detalle a una persona. Previamente había participado como ejercitante en los ejercicios espirituales que nos dirigió a los obispos españoles en Madrid. Siempre ha sido una persona cordial y cercana. Espiritualmente jugosa. Esa capacidad de llegar tan cercana, humana y cariñosamente a inmensas multitudes lo estamos viendo ahora.

»Sin duda, eso es el fruto y el resultado de esa personalidad interiormente tan fina, marcada por ese misterio de relación amorosa con Cristo, a la que llevan al alma «los ejercicios» de San Ignacio de Loyola. Un pontificado al que ha querido darle un sabor franciscano por el nombre que se ha elegido como Sucesor del Apóstol Pedro.

-El Papa Francisco ha sido claro a la hora de «poner deberes» a los sacerdotes, obispos...
-Esos deberes son conocidos. El Concilio Vaticano II los había precisado y actualizado. Los grandes Sínodos sobre la formación sacerdotal y el ministerio de los Obispos en 1990 y 2001 los aplicaron para la Iglesia del Tercer Milenio. El Papa Francisco los urge con insistencia paternal y celo apostólico por la nueva evangelización.

-¿La Iglesia española se da por aludida a la hora de tener que implementar algún cambio en el estilo de su acción pastoral?
-Sí, ciertamente. La conversión es un motivo permanente de renovación personal y pastoral. En ese examen de conciencia que hacemos todos los días, el Papa nos está ayudando y, sin duda, con unas exigencias concretas en relación con el actual momento de la vida de la Iglesia y de la sociedad.

-¿Cree que el Papa Francisco es revolucionario?
-La palabra revolución tiene un significado semántico e históricamente demasiado ambivalente como para usarla indiscriminadamente. En realidad la gran revolución viene de Jesucristo, el Redentor del hombre. «Revolución» que se aprecia tanto más cuanto somos más santos.

»Y en eso es en lo que el Papa Francisco quiere vernos: el empeño diario y calladamente vivido de ser santos, aunque la palabra no se use mucho. En esa dirección nos empuja a todos, porque en la vida de un cristiano, de un obispo, de un consagrado también existe el peligro de caer en la rutina espiritual y eclesial y de cansarnos en el camino de la vida cristiana y del impulso misionero. Su pontificado está siendo un gran estímulo para superar todas la rémoras que puedan amortiguar la necesidad de la conversión misionera de la Iglesia que reclama con tanto vigor en la «Evangelii Gaudium».

-¿Vendrá el Papa a España con motivo del V Centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús en 2015?
-Le hemos invitado con mucho interés. Espero que sí.

-¿Le ha visto receptivo? ¿hay voluntad política?
-Yo creo que sí. Deseos tiene. La invitación se le hizo primero en una audiencia que me concedió en junio pasado y, como resultado de esa conversación larga, afectuosa y fraterna, se le dirigió el escrito con la invitación formal en nombre de la Conferencia Episcopal Española. La contestación que recibimos revela que aprecia mucho y agradece la invitación, y que el motivo que la inspira, es considerado como de un gran valor pastoral y muy actual. Yo espero que venga.

-Ha visto recientemente a Benedicto XVI ¿Cómo lo ha encontrado?

-Sí, lo vi el verano pasado y lo encontré bien físicamente y muy lúcido, espiritual y eclesialmente. Conserva un recuerdo muy vivo de la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid. Me llamó la atención, sobre todo, por las expresiones que usó. Al final resumiendo el recuerdo de cómo había vivido la JMJ madrileña usó un dicho muy popular alemán que se podría traducir: «Fue como el cielo».

-La consulta soberanista de Cataluña tiene fecha y pregunta, ¿debe la Iglesia desarrollar una tarea pastoral específica en Cataluña para fomentar la unidad de España como un bien moral que se debe cuidar?
-Lo que la Conferencia Episcopal piensa al respecto está expresado en tres documentos que contaron con un apoyo casi unánime de los obispos. La Instrucción Pastoral sobre el terrorismo. De sus causas y consecuencias (2002), Orientaciones Morales ante la situación actual de España (2006) y la nota de la Comisión Permanente de 2012, Ante la crisis, solidaridad. Se puede asegurar que esa doctrina es seguida, en general sin problemas, en los ámbitos de enseñanza y catequesis de la Iglesia en España.

-Algunas congregaciones y grupos de católicos han firmado un manifiesto amparándose en la doctrina social de la Iglesia para apoyar el desafío independentista...
-No conozco el texto de esos grupos católicos, pero la opinión de los obispos es que la Doctrina Social de la Iglesia sobre este asunto queda bien reflejada en la Nota de su Comisión Permanente de 2012.

-Muchos piensan que la derogación de la doctrina Parot por parte del Tribunal de Estrasburgo va en contra de lo que el sentido común juzga como justo...
-Es una consecuencia más, muy dolorosa, de cómo se concibe la función del derecho y la ley en la sociedad europea. De una forma eminentemente, por no decir, exclusivamente positivista. Al llegar a situaciones sociales, como las que estamos viviendo, es cuando nos acordamos de que la forma general de concebir el derecho y su aplicación necesita una profunda revisión ética e incluso intelectual.

»Para muchos hablar del derecho natural es como tratar de resucitar una teoría bien muerta y sepultada en la mentalidad jurídica dominante. Por eso cuando la situación se vuelve crítica, la conciencia más o menos espontánea de la sociedad choca con la legalidad entendida, interpretada y aplicada con un rígido formalismo jurídico que excluye de su perspectiva hermenéutica todo lo que se ha conocido como derecho y ley natural.

»Un famoso jurista (Gustav Radbruch), después de terminada la Segunda Guerra Mundial, ante la catástrofe producida por la Nacionalsocialismo, en cuyo sistema jurídico «el no derecho» -la violación brutal de derechos fundamentales primarios- se revestía de ley, es decir, se convertía en «derecho» positivo, y «el derecho» por esencia, anclado en las exigencias fundamentales de la dignidad humana, se le privaba de todo amparo legal, reclamaba una vuelta a una visión «iusnaturalista» del derecho. ¡No hay que olvidar las lecciones de la historia!

-Los últimos datos del INE muestran una tendencia hacia el hijo único, ¿es una consecuencia más de crisis o de un entorno poco favorable a la familia?
-La crisis pudo haberla agravado, pero esa tendencia ya se daba antes. Nos encontramos sumergidos en un ambiente cultural creado para que intencionadamente aparezca el matrimonio con un solo hijo como una fórmula cuasi ideal de familia. Pero los niños necesitan hermanos y el hombre necesita experimentar y practicar la fraternidad en vivo y desde pequeño. Los estamos sometiendo a carencias muy graves a causa de nuestros egoísmos.
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