Muebles y objetos personales en un museo que recuerda a Santa Genoveva Torres: un viaje en el tiempo

Santa Genoveva Torres Morales (1970-1956) fue canonizada por Juan Pablo II en su viaje a Madrid de 2003. Fue la fundadora de las Hermanas del Sagrado Corazón de Jesús y de los Santos Ángeles y , sobre todo, un ejemplo de santidad en el sufrimiento y la enfermedad. Huérfana a los ocho años y “ama de casa” al cuidado de un hermano, a sus trece años le amputaron la pierna "de forma rudimentaria".

Siempre fue con muletas, y asilada en la Casa de la Misericordia de Valencia creció en cultura y vida espiritual. A los veinticuatro años, unida a dos compañeras, fundó la “Sociedad Angélica” para dar amparo a mujeres solas y para la adoración nocturna de la Eucaristía. Desde la Casa Madre de Zaragoza su obra se extendió rápidamente. Era muy devota de la Virgen, especialmente mediante el rezo del Rosario, y tuvo por centro de su espiritualidad el Corazón de Jesús y la Eucaristía. Murió en Zaragoza el 5 de enero de 1956.

El periódico Iglesia en Aragón recuerda ahora que en plena plaza del Pilar de Zaragoza hay "un recoleto museo que muestra la andadura vital de santa Genoveva". Allí se ven sus muletas de distintos tamaños, según su edad. Carlos Parra es el actual capellán de la casa y devoto agradecido de la Santa. Recuerda cómo las religiosas iban sacando muchos objetos normales -tazas, servilletas, rosarios, devocionarios…- y tres que siguen llamando poderosamente la atención: las muletas y un zapato-bota; los cilicios y las disciplinas; una imagen de la Virgen dentro de un curioso estuche.

Como detalle, explica que cuando santa Genoveva fue quedándose sorda, para escuchar a las personas, usaba un remedio piadoso (ponerse en el oído una discreta medalla de santa Teresita) pero también todo tipo de artilugios técnicos -micrófonos, amplificadores-.

En el pequeño museo se puede ver también una imagen de la Virgen, metida en una caja de zapatos: la Santa había hecho en ella como una ventanita para verle la cara a María y así rezarle cuando iba de viaje en tren.

Aunque coja y mutilada, no dejó de viajar por España para apoyar las comunidades que iba fundando.