Jueves, 21 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

Los agresores llaman a la «guerra sin límites»

«¡Viva la anarquía!», proclama un «comando» que reivindica la bomba de la catedral de Madrid

Se remiten a Mateo Morral, anarquista catalán, bibliotecario de Ferrer i Guardia, que mató a 30 madrileños con una bomba. Tres décadas después, ¡el Madrid republicano le dedicaba una calle a este terrorista!

P. J. G. /ReL

Mateo Morral, terrorista y suicida
Mateo Morral, terrorista y suicida

Un grupo llamado ´Comando Insurreccionalista Mateo Morral´ ha reivindicado en internet la colocación del artefacto explosivo de pólvora y clavos en un confesionario de la catedral de La Almudena, de Madrid, que los técnicos de la Policía desmantelaron el jueves sin que causara daños.

Mató madrileños y Madrid le homenajeó
El nombre "Mateo Morral" se refiere al terrorista anarquista de Sabadell que mató a casi 30 madrileños tirando una bomba contra la carroza real en la que iban el rey Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia el día de su boda, el 31 de mayo de 1906. Los reyes quedaron indemnes. El terrorista se suicidó pocos días después.

Mateo Morral Roca había sido bibliotecario de Francesc Ferrer i Guardia, masón y pedagogo libertario (en Cataluña es muy activa y fue muy subvencionada por el tripartito la Fundación Ferrer i Guardia, laicista radical).

Durante la Guerra Civil española la ciudad de Madrid puso el nombre de "Mateo Morral" a la Calle Mayor, homenajeando a quien matara a tres decenas de sus vecinos

El comunicado que reivindica la colocación del peligroso artefacto lo justifica como parte de su lucha contra "la monarquía".

Texto íntegro del comunicado reivindicativo


»Demostramos que vuestras guaridas santificadas son vulnerables. Los cimientos de vuestro poder han temblado por los kilos de nuestra pólvora sacrílega que busca romper con vuestra paz cívica basada en muertos y personas encerradas por años en el talego. Esto es la venganza. Superamos la barrera del miedo.

»El objetivo del ataque explosivo es claro; dar caña a la monarquía borbónica en sus lugares sagrados. Toda su majestuosidad es fruto de la opresión y seremos los oprimidos quienes acabaremos con ella mediante la violencia revolucionaria insurreccional. No caemos en la trampa de esperar que se den las condiciones históricas. Creemos que las condiciones para el ataque son propicias siempre que exista Estado, capital y más aún una podrida familia real fascista. Estamos decididos. No esperamos. Actuamos.

»No tenemos la idea equivocada de que solo mediante este tipo de acciones lograremos la destrucción de todo lo que nos oprime. Nos no engañamos. No nos autocomplacemos. Esto es propaganda por la acción existente hace más de un siglo entre los sediciosos y conspiradores contra el poder. Es un llamamiento a la guerra sin límites utilizando toda nuestra imaginación y energía para acabar con este mundo podrido.

»Fuego al talego. Viva la Anarquía!!!
Comando Insurreccionalista Mateo Morral

Un artefacto que buscaba matar
En el diario La Razón explican que el artefacto no era ninguna broma y podía haber causado muertes y muchos heridos.

»Ricardo Magaz, presidente de la Sociedad Científica Española de Criminología –también fue policía durante 30 años–, aseguró que «a pesar de que el artefacto fuera rudimentario o casero, quien fabrica un explosivo de esta magnitud y con metralla, como son los tornillos, lo que pretende es causar un mal, e incluso matar».

»En este sentido, insistió en que «la onda expansiva, si llega a explosionar, hubiera alcanzado los ocho metros y podría haber registrado varias víctimas mortales». Además, continuó Magaz, la metralla podría haber afectado a muchas más personas. «Yo conozco la catedral y los tornillos, que en esa situación son como balas, habrían alcanzado el otro lado de la iglesia, por lo que los daños podrían haber sido mucho mayores».

»Si llega a explosionar en el momento que había personas alrededor, el porcentaje de víctimas mortales hubiera sido muy alto

Un cura lo encontró
La Razón también describe cómo se encontró el objeto.

»El padre Jesús Junquera terminaba su turno de confesiones a la una de la tarde. Como es habitual, al terminar de administrar el sacramento del perdón salió del confesionario que se encuentra en una capilla a la izquierda de la nave central.

»Entonces observó que había una bolsa de basura en el suelo. No suele ser extraño, dado el trasiego propio de la catedral de La Almudena, ya que a menudo se topa con alguna bufanda, unos guantes....

»Por ello, no dudó en avisar al conserje del templo sobre el hallazgo. Juntos intentaron coger la bolsa y, al ver que pesaba mucho, miraron en su interior. Fue entonces cuando decidieron llamar a la Policía, puesto que lo que había en el interior era una bomba casera. «Si ves algo tirado en la catedral no lo vas a dejar allí», se justificó el canónigo de la catedral para explicar por qué había cogido la bolsa.

»Apenas pasaban diez minutos de la una de la tarde, cuando por la megafonía se solicitó a los feligreses y turistas que se encontraban en la catedral que la abandonaran. Poco después llegaron los especialistas en desactivación de explosivos (Tedax) del Cuerpo Nacional de Policía y certificaron las primeras sospechas del sacerdote y el conserje: un artefacto explosivo compuesto por 1.200 gramos de pólvora, 600 gramos de tornillos, una bombona de camping-gas y un reloj despertador, además de un detonador. El artefacto «no era de broma», dejaron caer los agentes al padre Juan.


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