Lunes, 23 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

En tiempos duros, hay más caridad

A pesar de la crisis, las donaciones privadas a Cáritas han aumentado un 37% desde 2007

Pablo Ginés / La Razón

El año 2011 fue un desastre para los españoles: se cerró con el menor nivel de trabajadores afiliados a la Seguridad Social (17,2 millones) y el mayor número de parados registrados (4,4 millones) de todos los años de esta crisis. Se destruyeron unos 355.000 empleos y el paro aumentó un 7,8%, el doble que en 2010.

Pero, como respuesta, muchos españoles se volvieron más generosos que nunca con las grandes organizaciones católicas de solidaridad: Cáritas, Manos Unidas y Obras Misionales. Manos Unidas, que realiza proyectos de desarrollo en el Tercer Mundo, consiguió recaudar 51,8 millones, un millón menos que el año anterior, pero la bajada se debía al recorte en ayudas públicas, porque su financiación privada creció con la generosidad de los ciudadanos: es un 82% de sus fondos.

Obras Misionales Pontificias (el Domund), que apoya las necesidades pastorales, educativas y sanitarias en países de misión y no recibe nada de dinero público, logró recaudar 15,1 millones, un 4,5% más que el año anterior. Y ayer se difundió la Memoria 2011 de Cáritas.

En ese año nocivo, el brazo caritativo de la Iglesia creció en donaciones privadas (6,2 millones más que en 2010 y 37% más que antes de la crisis) y en número de voluntarios (casi 2.500 más que un año antes, llegando a los 64.251). Cáritas está atendiendo casi al doble de personas que antes de la crisis: en 2007 ayudaba a 994.000 personas en España; en 2011 ya eran 1,8 millones. Pero la situación en España no hace que olvide las necesidades en el Tercer Mundo. En 2011 ayudó en las inundaciones de Colombia, Perú, Brasil y Bolivia, atendió a los refugiados de Sudán del Sur, combatió las hambrunas del Cuerno de África y del Sahel y escolarizó a niños pobres en Ucrania o Bulgaria. En total, fuera de España, en 60 países distintos, Cáritas Española ha ayudado a más de cuatro millones y medio de personas. Apenas son 300.000 personas menos que en 2010, cuando el terremoto de Haití causó un despliegue masivo de apoyo en forma de alimentos y recursos urgentes.

El obispo de Barbastro, Alfonso Milián, responsable de Cáritas Española, alabó la generosidad de los españoles a través del tejido social católico. «Los fieles, al ver al necesitado, a su lado o lejos, deciden dar su ayuda u ofrecerse como voluntarios. Para seguir creciendo es necesario mejorar la organización y preparación del consejo parroquial y de las Cáritas diocesanas», explicó. Porque hay muchos elementos en la red de 20.000 Cáritas parroquiales que no figuran en ningún informe. Ni figuran los roperos ni las despensas parroquiales. Muchas veces, una parroquia se compromete a dar alimentos a 20, 40 ó 60 familias cada mes. Si lo que dan los parroquianos no es bastante, los mismos voluntarios que preparan las bolsas de comida suelen aportar lo que falta, de su bolsillo. Nadie lo contabiliza. Hay parroquias con servicios de orientación y empleo, con un coste importante en teléfono. Las hay que organizan actividades para ancianos, o redes de apoyo de madres y embarazadas, que reutilizan cochecitos, ropa de bebé, etc... Los costes los pagan los voluntarios o amigos suyos. Y todo esto es posible porque los locales que se usan son los parroquiales: la parroquia asume la luz, agua, gas, mantenimiento, limpieza, hipoteca y seguros.
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