Misa en la festividad de San Sebastián
Munilla pide a los cristianos no dejarse arrastrar por el espíritu mundano y la cultura secularizada
Habla sobre las víctimas del terrorismo, los parados, se dirige a los políticos y critica la cultura secularizada que prescinde de Dios.
El obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, ha aprovechado el día de San Sebastián para alertar a los cristianos contra la tentación de ser "arrastrados" por el "espíritu mundano" y la prescindencia de Dios y la de creer que el cristiano "sólo puede ser moderno o progresista cuando ha asumido íntegramente los postulados de la cultura secularizada".
Al presidir esta mañana la Misa Mayor del día del Patrón de la ciudad en la Basílica de Santa María, Munilla ofreció una reflexión sobre el martirio, sobre el que dijo que no es algo "excepcional" sino una "vocación común a todos los cristianos", en la que expuso cómo debe ser la correcta relación del cristiano con el mundo.
Según el obispo, "los cristianos estamos llamados a vivir en este mundo, pero sin ser de este mundo" y alertó de que "la gran tentación que hoy en día podemos sufrir los creyentes es la de ser ‘arrastrados’ y ‘absorbidos’ por el espíritu mundano, de forma que terminemos por pensar, sentir y actuar, como si Dios no existiese".
Cristianos modernos y progresistas
"Es más, -continuó- con frecuencia suele entenderse que un cristiano sólo puede ser moderno o progresista, cuando ha asumido íntegramente los postulados de la cultura secularizada. Ser cristiano así, en la práctica, implicaría perder la identidad que nos es propia, hasta el punto de resultar ‘fagocitados” por el ambiente".
Para el obispo donostiarra, "obviamente, ése no es el verdadero progresismo, ni la auténtica modernidad" puesto que "el sentido religioso de la existencia es perfectamente conciliable con los valores positivos que se derivan de un auténtico progreso". Por ello, el prelado lamenta que "algunos nos han hecho creer que el sentido religioso de la existencia es incompatible con la modernidad".
En este sentido, Munilla advirtió que en medio de un "laicismo que lo va impregnando todo, es importante que sepamos ‘remar contracorriente’, sin perder la alegría ni la esperanza".
Como si Dios no existiera
Más adelante, advirtió que "una cultura que vive como si Dios no existiera... pierde inevitablemente densidad, porque está escamoteando la dimensión trascendente de la vida, que es esencial a la condición humana" y subrayó que "cuando damos la espalda a Dios, nos encontramos con nuestra propia sombra".
Sin Dios el hombre no se comprende a sí mismo
"Es decir, cuando rechazamos a Dios o nos olvidamos de Él, nuestra propia existencia resulta incomprensible. ¡Terminamos por convertirnos en un enigma irresoluble! Y es que, Cristo no sólo es quien revela el misterio de Dios, sino también quien ‘descubre el hombre al propio hombre’", añadió.
Las víctimas, la paz y la reconciiación
En su homilía, el obispo recordó "a los ausentes, a aquellos que fueron asesinados" señalando que "las víctimas deben ocupar un lugar central en el camino hacia la paz y la reconciliación, de forma que no añadamos nuevas injusticias a las ya cometidas".
"Si su presencia nos resultase ahora ‘embarazosa’ y su palabra ‘extemporánea”, o si tuviésemos la tentación de ‘difuminar’ su memoria; entonces habría razones para poner en cuestión la autenticidad de nuestra apuesta por la paz y la reconciliación…"
"Las víctimas han ejercitado una paciencia inmensa hasta el día de hoy. ¡Qué menos cabe esperar de toda la sociedad que, llegados al punto presente, obremos también nosotros sin precipitaciones, con transparencia y con cohesión…!".
Sin amenaza explícita de terrorismo después de 50 años
Al llegar al final de su alocución, Munilla resaltó que "tras más de cincuenta años de terrorismo, este año vivimos la fiesta patronal de San Sebastián sin su amenaza explícita".
¡¡Alegres y esperanzados ‘sí’; pero ‘no’ desmemoriados ni insolidarios!!… ¡Que el Señor tenga en su gloria a cuantos fueron arrancados cruelmente de la vida, y alivie el dolor de sus familiares; moviéndonos a todos a la conversión!", concluyó.
Para leer la homilía completa pinche aquí.
Al presidir esta mañana la Misa Mayor del día del Patrón de la ciudad en la Basílica de Santa María, Munilla ofreció una reflexión sobre el martirio, sobre el que dijo que no es algo "excepcional" sino una "vocación común a todos los cristianos", en la que expuso cómo debe ser la correcta relación del cristiano con el mundo.
Según el obispo, "los cristianos estamos llamados a vivir en este mundo, pero sin ser de este mundo" y alertó de que "la gran tentación que hoy en día podemos sufrir los creyentes es la de ser ‘arrastrados’ y ‘absorbidos’ por el espíritu mundano, de forma que terminemos por pensar, sentir y actuar, como si Dios no existiese".
Cristianos modernos y progresistas
"Es más, -continuó- con frecuencia suele entenderse que un cristiano sólo puede ser moderno o progresista, cuando ha asumido íntegramente los postulados de la cultura secularizada. Ser cristiano así, en la práctica, implicaría perder la identidad que nos es propia, hasta el punto de resultar ‘fagocitados” por el ambiente".
Para el obispo donostiarra, "obviamente, ése no es el verdadero progresismo, ni la auténtica modernidad" puesto que "el sentido religioso de la existencia es perfectamente conciliable con los valores positivos que se derivan de un auténtico progreso". Por ello, el prelado lamenta que "algunos nos han hecho creer que el sentido religioso de la existencia es incompatible con la modernidad".
En este sentido, Munilla advirtió que en medio de un "laicismo que lo va impregnando todo, es importante que sepamos ‘remar contracorriente’, sin perder la alegría ni la esperanza".
Como si Dios no existiera
Más adelante, advirtió que "una cultura que vive como si Dios no existiera... pierde inevitablemente densidad, porque está escamoteando la dimensión trascendente de la vida, que es esencial a la condición humana" y subrayó que "cuando damos la espalda a Dios, nos encontramos con nuestra propia sombra".
Sin Dios el hombre no se comprende a sí mismo
"Es decir, cuando rechazamos a Dios o nos olvidamos de Él, nuestra propia existencia resulta incomprensible. ¡Terminamos por convertirnos en un enigma irresoluble! Y es que, Cristo no sólo es quien revela el misterio de Dios, sino también quien ‘descubre el hombre al propio hombre’", añadió.
Las víctimas, la paz y la reconciiación
En su homilía, el obispo recordó "a los ausentes, a aquellos que fueron asesinados" señalando que "las víctimas deben ocupar un lugar central en el camino hacia la paz y la reconciliación, de forma que no añadamos nuevas injusticias a las ya cometidas".
"Si su presencia nos resultase ahora ‘embarazosa’ y su palabra ‘extemporánea”, o si tuviésemos la tentación de ‘difuminar’ su memoria; entonces habría razones para poner en cuestión la autenticidad de nuestra apuesta por la paz y la reconciliación…"
"Las víctimas han ejercitado una paciencia inmensa hasta el día de hoy. ¡Qué menos cabe esperar de toda la sociedad que, llegados al punto presente, obremos también nosotros sin precipitaciones, con transparencia y con cohesión…!".
Sin amenaza explícita de terrorismo después de 50 años
Al llegar al final de su alocución, Munilla resaltó que "tras más de cincuenta años de terrorismo, este año vivimos la fiesta patronal de San Sebastián sin su amenaza explícita".
¡¡Alegres y esperanzados ‘sí’; pero ‘no’ desmemoriados ni insolidarios!!… ¡Que el Señor tenga en su gloria a cuantos fueron arrancados cruelmente de la vida, y alivie el dolor de sus familiares; moviéndonos a todos a la conversión!", concluyó.
Para leer la homilía completa pinche aquí.
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