El obispo Vadell, en el hospital con una evolución «muy grave, debilitándose gradualmente su salud»
El obispo auxiliar de Barcelona, monseñor Antoni Vadell, ha empeorado gravemente su estado de salud y tal y como informa en un comunicado el propio Arzobispado el prelado de 49 años “sigue hospitalizado con una evolución progresiva de su enfermedad muy grave, debilitándose gradualmente su salud”.
El obispo mallorquín, uno de los más jóvenes de España, que padece un cáncer de páncreas permanece ingresado desde el pasado 16 de enero. Seis días antes había podido salir del hospital y volver a casa debido a que había mejorado su salud tras haber permanecido en la UCI desde el 18 de diciembre.
El Arzobispado de Barcelona afirma que el “obispo Antoni agradece todas las plegarias por él y las muestras de afecto recibidas” y avanza que seguirá informando sobre el estado de salud de monseñor Vadell.
El pasado día de Reyes el propio Papa Francisco telefoneó a la familia del obispo Vadell. “Puede estar muy orgullosa de su hijo”, le dijo el pontífice a Antonia Ferrer, madre del obispo enfermo de cáncer.
Poco después, Francisco llamó igualmente a Juan Vadell, hermano de Antoni, que es la persona que le está acompañando en el hospital.
Su testimonio ante la enfermedad
Antoni Vadell se enteró de que sufrió un cáncer en una visita rutinaria al médico en Le sorprendió y después le hizo reflexionar. Así lo explicaba en la revista Fons Vitae, de la Hermandad de Hijos de Nuestra Señora del Sagrado Corazón, el pasado mes de noviembre, antes de que empeorase su estado de salud:
"Me ha sorprendido la enfermedad y me ha sorprendido el Señor con su cercanía, con la consolación que siento escuchando la palabra de Dios, con la Eucaristía. En la capilla una paz me invade. Siento como el Señor me cuida y también la cercanía de María. Me conmueve y me sorprende la compañía de la Iglesia y su cuidado".
"Pensaba en una escena de D. Bosco que estuvo muy enfermo. Al lado de su ventana los jóvenes hacían turnos para que se curara. En un momento dado se puso bien y les dice: “Cada momento de mi vida será para vosotros”. La compañía de la Iglesia me provoca esto: deseo cada momento de mi vida hasta que me llame al paraíso que sea para la Iglesia. Veo que este tiempo es para reenamorarme de la Iglesia que ama a su pastor. Me siento tan cuidado y amado que deseo ser para la Iglesia".
Anima a los que sufren a confiarse "en Cristo Resucitado que pasa por la Cruz".
"Ayer, hablando con un señor que tenía un cáncer me comentaba que tenía la fe muy aparcada. Yo le decía que, si pudiera, que rezara, que le contara al Señor lo que le pasaba. Hay gente que dice que “esto es un mal sueño que pasará”. Esto me rebela, porque esto no es un mal sueño, sino que es la experiencia de la realidad de la vida y es un paso del Señor. Se trata de mirarlo desde el Señor. No es fácil, es gracia, pero hay que pedirla", detalla.
"En este momento me siento muy agradecido a la educación que he recibido a lo largo de toda mi vida. En los momentos más difíciles “tiro” de la experiencia de educación del cuidado de tanta gente a lo largo de toda mi vida: catequesis, retiros, ejercicios, colegios, peregrinaciones, profesores…", enumera. "Sembremos… que luego se cosechará".