Miércoles, 27 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

San Mateo (10,715)

Si no os reciben, al salir de su casa, sacudid el polvo de los pies

ReL

ld ...curad enfermos, resucitad muertos...
ld ...curad enfermos, resucitad muertos...
Génesis (44,18-21.23b-29;45,1-5)

En aquellos días, Judá se acercó a José y le dijo: «Permite a tu siervo hablar en presencia de su señor; no se enfade mi señor conmigo, pues eres como el Faraón. Mi señor interrogó a sus siervos: "¿Tenéis padre o algún hermano?", y respondimos a mi señor: "Tenemos un padre anciano y un hijo pequeño que le ha nacido en la vejez; un hermano suyo murió, y sólo le queda éste de aquella mujer; su padre lo adora." Tú dijiste: "Traédmelo para que lo conozca. Si no baja vuestro hermano menor con vosotros, no volveréis a verme."

Cuando subimos a casa de tu siervo, nuestro padre, le contamos todas las palabras de mi señor; y nuestro padre nos dijo: "Volved a comprar unos pocos víveres." Le dijimos: "No podemos bajar si no viene nuestro hermano menor con nosotros"; él replicó: "Sabéis que mi mujer me dio dos hijos: uno se apartó de mí, y pienso que lo ha despedazado una fiera, pues no he vuelto a verlo; si arrancáis también a éste de mi presencia y le sucede una desgracia, daréis con mis canas, de pena, en el sepulcro."» 

José no pudo contenerse en presencia de su corte y ordenó: «Salid todos de mi presencia.» 
Y no había nadie cuando se dio a conocer a sus hermanos. Rompió a llorar fuerte, de modo que los egipcios lo oyeron, y la noticia llegó a casa del Faraón. 

José dijo a sus hermanos: «Yo soy José; ¿vive todavía mi padre?» 
Sus hermanos se quedaron sin respuesta del espanto.
José dijo a sus hermanos: «Acercaos a mí.» 
Se acercaron, y les repitió: «Yo soy José, vuestro hermano, el que vendisteis a los egipcios. Pero ahora no os preocupéis, ni os pese el haberme vendido aquí; para salvación me envió Dios delante de vosotros.»

Salmo 104,1617.1819.20-21

Recordad las maravillas que hizo el Señor

Llamó al hambre sobre aquella tierra: 
cortando el sustento de pan; 
por delante había enviado a un hombre, 
a José, vendido como esclavo. 

Le trabaron los pies con grillos, 
le metieron el cuello en la argolla, 
hasta que se cumplió su predicción, 
y la palabra del Señor lo acreditó. 

El rey lo mandó desatar, 
el Señor de pueblos le abrió la prisión, 
lo nombró administrador de su casa, 
señor de todas sus posesiones. 

Evangelio según san Mateo (10,715)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «ld y proclamad que el reino de los cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios. Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis. No llevéis en la faja oro, plata ni calderilla; ni tampoco alforja para el camino, ni túnica de repuesto, ni sandalias, ni bastón; bien merece el obrero su sustento.

Cuando entréis en un pueblo o aldea, averiguad quién hay allí de confianza y quedaos en su casa hasta que os vayáis. Al entrar en una casa, saludad; si la casa se lo merece, la paz que le deseáis vendrá a ella. Si no se lo merece, la paz volverá a vosotros. Si alguno no os recibe o no os escucha, al salir de su casa o del pueblo, sacudid el polvo de los pies.

Os aseguro que el día del juicio les será más llevadero a Sodoma y Gomorra que a aquel pueblo.»
 
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