San Mateo 16, 1319
Ningún mortal te ha revelado esto, sino mi Padre que está en el cielo
En aquel tiempo, cuando Jesús llegó a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos:
—¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?
Ellos contestaron:
—Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, que Elías, y otros, que Jeremías o algún otro profeta.
Jesús les preguntó:
—Y vosotros, ¿quién dicen que soy?
Entonces Simón Pedro declaró:
—¡Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo!
Jesús le contestó:
—¡Feliz tú, Simón, hijo de Jonás, porque ningún mortal te ha revelado esto, sino mi Padre que está en los cielos!
Por eso te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra voy a edificar mi Iglesia, y el poder del abismo no la vencerá.
Yo te daré las llaves del reino de los cielos: lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.
Señor Jesús, Hijo del Dios vivo. Tú eres nuestro Dios y Salvador, nuestro dueño y Señor amoroso y providente.
Quiero conocerte más y reconocerte presente en todo momento.
Padre Celestial, revélanos a todos, creyentes y no creyentes, quién es Jesús, tu enviado, para que conociéndole os amemos y glorifiquemos, Santísima Trinidad.
Santo Espíritu, guía a tu Iglesia y sostén en la tierra a quien ahora encargaste las llaves del Reino.