El doctor Elard Koch muestra, con las cifras chilenas, que el aborto legal daña más a la mujer
El Director del Instituto de Epidemiología Molecular MELISA y Master en Salud Pública, el chileno Elard Koch, aseguró que la legislación del aborto no guarda relación con la salud materna, y que legalizar esta práctica anti vida solo incrementa el problema del aborto, especialmente en las mujeres más jóvenes.
Durante su exposición en el VI Congreso Internacional Provida Ecuador 2013, Koch señaló que “la legislación del aborto no está asociada a la salud materna. Su legalización sólo logra incrementar el problema del aborto inducido especialmente en las mujeres más jóvenes lo que tiene efectos negativos sobre la salud de la mujer en el mediano y largo plazo, sobre todo cuando es utilizado como método contraceptivo o de control de la fertilidad”.
La evidencia científica reciente, indicó, sugiere que las legislaciones no permisivas disminuyen las tasas de aborto y la morbilidad por aborto, cuando se combinan con políticas públicas a favor de la maternidad. “La clave”, subrayó Koch, “es la prevención del aborto”.
Chile protege siempre al nasciturus
Un ejemplo de esta realidad es Chile. Chile es el segundo país de toda América, después de Canadá, con mejor salud maternal. A la vez, es uno de los únicos países del mundo que protege la vida del nasciturus bajo cualquier circunstancia.
Esta protección total se asienta en la Constitución de 1980. Antes sí que existía en este país el aborto "terapéutico", desde que se legalizó en 1931.
El científico chileno aseguró que con programas preventivos y de salud materna se ha logrado que mujeres con embarazos no deseados y en riesgo de aborto superen su situación de vulnerabilidad.
En una investigación realizada en 3491 mujeres que dijeron tener un embarazo no intencionado, indicó, 507 mostraron una intención abierta de tener un aborto, de las cuales 486 confirmaron el embarazo.
Coerción, temor a los padres o a la pareja...
Entre los factores de vulnerabilidad de estas mujeres, el 44 por ciento mencionó la coerción, obligadas por la pareja, el papá, la mamá o ambos padres, o bien, una tercera persona. En su mayoría sufrían de violencia continua.
Para el 22 por ciento de las mujeres evaluadas el embarazo era un obstáculo para su desarrollo personal. El tercer factor de riesgo fue el temor a los padres o a la pareja, en 20,4 por ciento.
Tras recibir el apoyo de programas que funcionan en Chile, como “Acoge una Vida”, que proveen de previsión de salud, asesoría legal y servicio psicológico, se logró que el 84,3 por ciento de estas mujeres se decidieran a tener el bebé, y que un 5 por ciento opte por darlo en adopción.
“De las que declararon abiertamente no pensar en un aborto, llegaron con embarazos muy adelantados. El 50 por ciento no usaron método anticonceptivo, alrededor del 23 por ciento usó método anticonceptivo hormonal y el uno por ciento empleó algún método de emergencia”, recordó.
Esto, señaló, expone que los programas preventivos, particularmente el fortalecimiento de los programas de salud materna, así como dar un mensaje claro a la población desde el gobierno, ayudará a que se reduzca el número de mujeres que buscan abortar, pues se soluciona su condición de vulnerabilidad.
Prevenir la discriminación
Elard Koch señaló que las leyes no permisivas previenen además “una cosa fundamental, la discriminación”.
“¿Por qué previenen la discriminación? Eso es un derecho humano, no discriminar por condición de vulnerabilidad, por discapacidad”.
Koch indicó que “el aborto de niños con síndrome de Down, el aborto de hijos e hijas en gestación que tienen una anomalía congénita después de las 20 semanas -porque todos estos son abortos que ocurren después de las 20 semanas, porque el diagnóstico no puede ser certero antes de las 20 semanas- están siendo discriminados y me parece que eso no es compatible con la legislación y los derechos humanos”.
“La restricción del aborto es fundamental para no discriminar a quienes están siendo injustamente eliminados por una condición de vulnerabilidad”, aseguró.
Mayor educación de la mujer, mayores cuidados...
El Director del Instituto MELISA recordó además una investigación realizada junto a científicos de Estados Unidos, en la que se encontró que los factores que reducen la mortalidad materna son el incremento de la educación de la mujer, acceso a los servicios de cuidado prenatal, atención profesional del parto, unidades obstétricas de urgencia y cuidados especializados, acceso al agua potable y alcantarillado, alimentación complementaria para madres y sus hijos junto con cambios en la conducta reproductiva.