Compartirán sus célebres sandwich de pollo
Santorum y Mike Huckabee se vuelcan con el empresario atacado por el lobby gay
Dan Cathy, propietario de la cadena de 1600 restaurantes de Chick-fil-A, que no abre los domingos, defendió el matrimonio tradicional.
Este miércoles, 1 de agosto, a través de las redes sociales se ha convocado en Estados Unidos un Día Nacional de Apoyo a Chick-fil-A, una cadena de más de 1.600 restaurantes en todo el país cuyo fundador y presidente, Dan Cathy, lleva una semana sufriendo un acoso inmisericorde del lobby gay.
La campaña de denigración ha alcanzado incluso a instancias políticas, como el alcalde de Chicago, quien llegó a declarar -en un hecho insólito de acoso a una empresa privada desde una institución pública- que "los valores de Chicago no son los valores de Chick-fil-A"; o el alcalde de Boston, quien escribió una carta a Dan diciéndole: "No hay lugar para su empresa en Boston".
Y todo, ¿por qué? Porque Cathy no tuvo recato en defender la familia de los intentos de socavarla. Los poderes fácticos en Estados Unidos se están encontrando con que pierden sistemáticamente todos los referendos que se convocan para introducir el matrimonio homosexual, así que están recurriendo a una estrategia de acoso y derribo que ha encontrado en el conocido empresario de restauración el último chivo expiatorio. Por supuesto, que Jeff Bezos, fundador de Amazon, haya anunciado que financiará con 2,5 millones de dólares las campañas del lobby gay, no ha suscitado reacciones similares de las mismas personalidades, que pierden así una neutralidad constitucional que puede pasarles factura en un país que intenta seguir manteniendo la distinción entre lo público y lo privado.
Afortunadamente, a Cathy y a sus trabajadores no les faltarán apoyos políticos. Rick Santorum, católico, candidato a la nominación republicana en 2012, y Mike Huckabee, protestante, candidato a la nominación republicana en 2008, ya han anunciado que el miércoles comerán en Chick-fil-A, y han invitado a todos los estadounidenses que quieran solidarizarse con Dan a hacer lo mismo.
No abren los domingos ni se endeudan
Chick-fil-A fue fundada hace treinta años por Truett Cathy, un evangélico de convicciones tan firmes como las que transmitió a su hijo Dan. Su cadena no abre los domingos para santificar el día del Señor. "Chici-fill-A", dice su propia página web, "es un negocio familiar al servicio de las comunidades en las que opera", y desde el primer día su fundador "empezó aplicando principios de gestión basados en la Bibilia": "Por ejemplo, creemos que cerrar los domingos, funcionar sin pedir préstamos y devolver parte de nuestros beneficios a la comunidad nos convierte en una compañía más fuerte, y en una familia".
La cultura y la tradición de servicio de la empresa pasan por atender "con honor, dignidad y respeto a todos los clientes sin distinción de creencias, raza, religión, orientación sexual o género. El debate sobre el matrimonio del mismo sexo lo dejamos al debate político".
"Soy culpable"
Pero que la empresa no entre en esos debates no implica que su presidente no pueda hacerlo. Porque, a todo esto ¿cuál fue la frase de la discordia?
El lunes 23 de julio, Baptist Press le preguntó si defendía la familia tradicional. "Soy culpable", declaró irónicamente Cathy: "Apoyamos firmemente la familia y la definición bíblica de la unidad familiar. Somos un negocio familiar, seguimos casados con nuestras primeras esposas... Y damos gracias a Dios por ello".
¿Qué pasó? Que todos los medios que apoyan la agenda homosexual difundieron la declaración de "culpabilidad" de Dan como si le hubiesen preguntado por el matrimonio homosexual, asunto que no había salido en la entrevista. Una campaña denigratoria en toda regla. "Se desató el infierno contra él", explica significativamente Catholic on Line.
De sus palabras en defensa de la familia tradicional, convertidas en palabras contra el matrimonio homosexual, se pasó a considerarle "alineado con las más repugnantes voces anti-gay del país", según Carlos Maza, de Equality Matters, un grupo activista del lobby rosa. En los últimos diez días la turbulencia en torno a un empresario de éxito que es además fiel a la ley natural y a sus principios religiosos ha sacudido al país.
Campaña de solidaridad con Dan y su empresa
Gracias a eso, y aunque allí no necesita publicidad porque es una de las cadenas de referencia de comida rápida, este miércoles llenará a rebosar en todos los turnos los 1600 establecimientos de la franquicia. Y ha unido a católicos y protestantes, que está corriendo la voz para que no quede una sola mesa libre... salvo la que se reserva para dos personas como Santorum y Huckabee, que comparten con Cathy no tener complejos ante las jugadas sucias del adversario.
La campaña de denigración ha alcanzado incluso a instancias políticas, como el alcalde de Chicago, quien llegó a declarar -en un hecho insólito de acoso a una empresa privada desde una institución pública- que "los valores de Chicago no son los valores de Chick-fil-A"; o el alcalde de Boston, quien escribió una carta a Dan diciéndole: "No hay lugar para su empresa en Boston".
Y todo, ¿por qué? Porque Cathy no tuvo recato en defender la familia de los intentos de socavarla. Los poderes fácticos en Estados Unidos se están encontrando con que pierden sistemáticamente todos los referendos que se convocan para introducir el matrimonio homosexual, así que están recurriendo a una estrategia de acoso y derribo que ha encontrado en el conocido empresario de restauración el último chivo expiatorio. Por supuesto, que Jeff Bezos, fundador de Amazon, haya anunciado que financiará con 2,5 millones de dólares las campañas del lobby gay, no ha suscitado reacciones similares de las mismas personalidades, que pierden así una neutralidad constitucional que puede pasarles factura en un país que intenta seguir manteniendo la distinción entre lo público y lo privado.
Afortunadamente, a Cathy y a sus trabajadores no les faltarán apoyos políticos. Rick Santorum, católico, candidato a la nominación republicana en 2012, y Mike Huckabee, protestante, candidato a la nominación republicana en 2008, ya han anunciado que el miércoles comerán en Chick-fil-A, y han invitado a todos los estadounidenses que quieran solidarizarse con Dan a hacer lo mismo.
No abren los domingos ni se endeudan
Chick-fil-A fue fundada hace treinta años por Truett Cathy, un evangélico de convicciones tan firmes como las que transmitió a su hijo Dan. Su cadena no abre los domingos para santificar el día del Señor. "Chici-fill-A", dice su propia página web, "es un negocio familiar al servicio de las comunidades en las que opera", y desde el primer día su fundador "empezó aplicando principios de gestión basados en la Bibilia": "Por ejemplo, creemos que cerrar los domingos, funcionar sin pedir préstamos y devolver parte de nuestros beneficios a la comunidad nos convierte en una compañía más fuerte, y en una familia".
La cultura y la tradición de servicio de la empresa pasan por atender "con honor, dignidad y respeto a todos los clientes sin distinción de creencias, raza, religión, orientación sexual o género. El debate sobre el matrimonio del mismo sexo lo dejamos al debate político".
"Soy culpable"
Pero que la empresa no entre en esos debates no implica que su presidente no pueda hacerlo. Porque, a todo esto ¿cuál fue la frase de la discordia?
El lunes 23 de julio, Baptist Press le preguntó si defendía la familia tradicional. "Soy culpable", declaró irónicamente Cathy: "Apoyamos firmemente la familia y la definición bíblica de la unidad familiar. Somos un negocio familiar, seguimos casados con nuestras primeras esposas... Y damos gracias a Dios por ello".
¿Qué pasó? Que todos los medios que apoyan la agenda homosexual difundieron la declaración de "culpabilidad" de Dan como si le hubiesen preguntado por el matrimonio homosexual, asunto que no había salido en la entrevista. Una campaña denigratoria en toda regla. "Se desató el infierno contra él", explica significativamente Catholic on Line.
De sus palabras en defensa de la familia tradicional, convertidas en palabras contra el matrimonio homosexual, se pasó a considerarle "alineado con las más repugnantes voces anti-gay del país", según Carlos Maza, de Equality Matters, un grupo activista del lobby rosa. En los últimos diez días la turbulencia en torno a un empresario de éxito que es además fiel a la ley natural y a sus principios religiosos ha sacudido al país.
Campaña de solidaridad con Dan y su empresa
Gracias a eso, y aunque allí no necesita publicidad porque es una de las cadenas de referencia de comida rápida, este miércoles llenará a rebosar en todos los turnos los 1600 establecimientos de la franquicia. Y ha unido a católicos y protestantes, que está corriendo la voz para que no quede una sola mesa libre... salvo la que se reserva para dos personas como Santorum y Huckabee, que comparten con Cathy no tener complejos ante las jugadas sucias del adversario.
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